jueves, 6 de octubre de 2022

Nuestra historia de amor: Capítulo 9: Como Romeo y Julieta (2da parte)

 


En la jefatura civil estaba un fotógrafo que hacía su trabajo con las parejas que iban a casarse, desde luego, lo hizo con nosotros también, le compramos dos fotografías que se quedaron en Venezuela e ignoro su paradero; en cuanto a la canción "Lluvia", era la que sonaba en la radio mientras íbamos para allá y se convirtió en el himno de nuestra boda.

Llegamos 10 minutos antes de las 2 de la tarde y esperamos en la antesala del despacho del jefe civil hasta que llegara nuestro turno, cuando su asistente nos llamó entramos los cuatro a la oficina y entregamos nuestras cédulas para verificar identidades y edad; pocos minutos después la autoridad competente ofició la ceremonia y como representante de la República de Venezuela nos declaró marido y mujer quedando registrado nuestro cambio de estado civil en el acta correspondiente, el jefe civil nos felicitó, nos dio la mano y el fotógrafo tomó sus instantáneas. Así entramos a la jefatura civil de la parroquia Santa Rosalía como solteros y salimos como casados.

Luego los cuatro fuimos a una fuente de sodas de las cercanías a brindar por la nueva pareja y luego llevamos a los testigos a sus hogares y los flamantes esposos se fueron a un hotel de la carretera panamericana para tener su propia celebración privada. Cuando llegamos al hotel, la señora de Ramón Núñez le dio su primera orden como esposa:

- Ve a bañarte que estás fétido.

Lo simpático del asunto es que me había bañado muy bien en la mañana, pero para ella era tiempo de que yo lo hiciera otra vez: mi mamá, siendo enfermera, era una persona muy pulcra, pero Gitty estaba en otra dimensión. No sabía que iba a pasar del baño diario a varios baños al día, porque mi señora era muy estricta con eso del aseo personal.

Pasamos como cuatro horas en el hotel, de allí la llevé a casa de su familia y luego me fui a la mía, como al irnos nos pusimos la ropa con la que salimos de nuestros hogares, no había sospecha alguna; luego con el transcurrir de los días nos desharíamos de la de gala que estaba en la maleta del carro. Sin embargo, en mi caso la cosa fue un poco diferente.

Luego de dejar el carro en el estacionamiento, al llegar al apartamento, poco después de las 10 de la noche -en aquellos tiempos ya estaba estudiando en el turno de clases de noche- mi madre me estaba esperando para increparme respecto a la boda, fue la primera vez en mi vida que tuve que usar eso que se llama "cara de póquer" y negar la acusación de plano. Aparentemente, Manuel, mi amigo, le comentó a su hermano menor (QEPD) lo que iba a hacer esa tarde y el otro lo cogió para hacer burlas y chascarrillos, la mamá de ellos oyó el alboroto y procedió a llamar a la mía para contarle; como la información no era fidedigna porque al menos Manuel no echó el cuento completo al ver como se puso su hermano, pude esquivar la acusación.

Le expliqué a mi mamá que le había comentado a Manuel que me iba a casar con Gitty en el futuro y el hermano, como buen mente de pollo, se puso a montar toda una comedia. De una forma u otra, logré capear el temporal y terminé el día en una nota positiva, ahora era un señor casado con una esposa quien era mi responsabilidad; ahora mi amor era también un deber, había formado mi propia familia, era tiempo de empezar a madurar.

Ese día dejé de ser un muchacho y me convertí en un hombre, mal preparado y buscando morder mucho mas de lo que podía masticar, pero ya era un hombre y tenía que asumir mi responsabilidad. Se iniciaba una etapa completamente nueva en nuestras vidas, una etapa que se extendería por los próximos 34 años y 8 meses.

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