Para diciembre de 1987 decidí proponerle a Gitty matrimonio, era algo que ella esperaba porque desde hacía mas de un año hablábamos de la formalización de nuestra relación de una manera muy natural, conversábamos acerca de nuestro hogar, todo lo que íbamos a hacer y nuestros sueños como pareja; de hecho, para esos tiempos una de nuestras distracciones favoritas era ir a visitar apartamentos en venta por simple curiosidad para tener una idea acerca de precios y posibilidades de financiamiento inmobiliario.
La propuesta se la hice mientras estábamos sentados en una de las banquetas blancas triples de plástico del CCCT (estoy casi 100% seguro que fue en el lugar donde fue tomada esta foto, pero tantos años después ya no hay banquetas), si la memoria no me falla, el 28 de diciembre de 1987, y ella me dijo que sí de inmediato, luego nos pusimos a planificar como sería el proceso, puesto que ninguno de nuestros padres estaría de acuerdo con lo que íbamos a hacer, así que se nos ocurrió una idea genial, hacerlo todo en secreto y así no tendríamos problema (o eso era lo que creíamos).
Empezamos a trabajar en nuestro matrimonio el 2 de enero de 1988 y recolectamos toda la información necesaria para recaudar los documentos a presentar en la jefatura civil. Decidimos que como fuimos presentados al nacer en la parroquia Santa Rosalía de Caracas esa sería la correcta para casarnos; presentamos toda la documentación requerida el miércoles 13 de enero y así nos fijaron día y hora para la ceremonia: el jueves 28 de enero a las 2 de la tarde, debíamos llevar dos testigos.
El punto débil eran los testigos, se requería buscar dos personas de absoluta confianza para evitar filtraciones y así ambos buscamos uno cada uno; Gitty contactó a una amiga llamada Olga quien estuvo dispuesta a ser testigo sin decirle nada a nadie. De mi parte, contacté a uno de mis mejores amigos, Manuel el músico, quien también aceptó pero no fue tan hermético como Olga, lo que casi causa un desastre el mismo día de la boda.
Para hacer las cosas bien, Gitty se llevó la ropa que se iba a poner a casa de Olga mientras que yo hice lo propio con la casa de Manuel, ese jueves salimos de nuestros hogares muy normalmente, pero en vez de ir a clases nos fuimos a vestir a casa de nuestros amigos y de allí a la jefatura civil, los cuatro en el mismo carro.
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