martes, 4 de octubre de 2022

Nuestra historia de amor: Capítulo 6: The aftermath


 El título de este capítulo está en inglés porque es la mejor palabra para describir lo que pasa después de un evento telúrico, que cambia todo el escenario por completo, y que la palabra secuela, su traducción aproximada al español, no puede describir adecuadamente. En nuestro caso, lo que ocurrió después de nuestra primera experiencia sexual fue así, algo que nos cambió por completo.

De mi parte, me impuse un deber moral, si había llegado hasta ese punto con ella, no era para desecharla como una mera diversión, sino para convertirla en mi esposa y demostrarle mi amor, devoción, compromiso y deber todos los días que estuviera con ella; de su parte, creció la necesidad de saber que yo la amaba de verdad y no la veía como un pasatiempo. A partir del día siguiente me convertí en su sombra, si antes era cariñoso, a partir de ese día multipliqué el amor que le daba por 10, siempre que estaba con ella la abrazaba y besaba constantemente. Luego ella me confesaría que toda esa etapa del noviazgo la consideró la mas maravillosa de su vida, porque se sentía como una reina, por la forma como la trataba, a lo que yo le respondía:

- Es que así es como quería que te sintieras, eras el centro de mi vida, y sigues siéndolo.

También pudimos organizar mejor las cosas y establecimos una nueva rutina en la que incluíamos estas nuevas actividades. Así, los domingos a las 3 de la tarde, la buscaba para salir y casi siempre terminábamos la jornada en un hotel; ya nuestras conversaciones se habían hecho mas profundas y hablábamos de nuestra futura vida en común, nuestros sueños y planes para formar una familia y ser exitosos en nuestras profesiones. Durante ese tiempo recuerdo especialmente un momento mágico que nos ocurrió un día mientras la estaba llevando a la universidad; el campus quedaba al extremo este de la ciudad, casi al frente de otra casa de estudios, la Universidad Metropolitana, y para llegar había que manejar por la llamada "recta de La Urbina" en la autopista del este, que al lado izquierdo tenía a la urbanización de ese nombre y al derecho estaban las barriadas de Petare, pero al frente estaba la montaña del Parque El Ávila y en esos tiempos había llovido bastante; cuando íbamos por esa recta ella me llamó la atención porque se había formado una cascada en la montaña y que se veía muy bella, teníamos sintonizada la única emisora FM existente en la ciudad para ese momento, la Emisora cultural de Caracas 97.7 y en ese preciso momento arrancó esta canción:

Hay momentos en los que parece que el universo entero se detiene y solamente existen dos personas y sus sentimientos, y eso fue lo que pasó en esos pocos minutos, la cascada, la canción y nosotros dos; fue algo tan hermoso lo que nos sucedió allí que no se puede describir con palabras, recuerdo que le puse mi mano derecha en su pierna izquierda, ella puso su mano izquierda encima de la mía y no volvimos a hablar hasta que la canción terminó y dejamos de ver la cascada, cuando me dijo:

- Es el momento mas bello que he vivido.

A lo que le respondí,

- Porque no sea el último y porque vengan muchos otros igual de bellos o mas en el transcurso de nuestras vidas.

Cuando se hace el amor con una persona a la que se ama profundamente, la experiencia siempre es extraordinaria, es como una droga que se riega por todo el cuerpo y permanece allí, es un engrudo que pega a la pareja mas y mas cada vez que se practica, pero también es peligroso, es la trampa que nos pone la naturaleza para perpetuar la especie, y siempre está el riesgo de un potencial embarazo, aunque nos neguemos a pensar en eso ese riesgo siempre va a estar allí, y a pesar de ser muy jóvenes cuando empezamos nuestra experiencia, al menos ya no eramos adolescentes. Gitty me había mostrado su sensualidad innata y la había ido refinando con el tiempo, y de hecho siempre fue así hasta pocas semanas antes de su fallecimiento, tenía esa capacidad para erotizar el ambiente aun antes de quitarse la primera prenda de ropa, era una mujer con la que cualquier hombre habría estado satisfecho, porque era siempre cambiante, siempre tenía sorpresas para mostrar en el momento del amor.

Pero como dije, ese riesgo siempre está allí y es como jugar a la ruleta rusa, en algún momento se va a apretar el gatillo y va a dispararse la bala.

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