miércoles, 19 de octubre de 2022

Nuestra historia de amor: Capítulo 22: Graduados y sin "rial"

 

Ese sábado, 6 de octubre, mientras paseábamos, decidimos comprar tres cosas que necesitábamos con urgencia, un televisor, una plancha y una mesa para planchar; el primero lo consideraba vital, porque solamente teníamos un radio reloj despertador, mas nada. Si no se puede ir a ningún espectáculo, teatro o cine porque se es demasiado pobre para gastar dinero en diversiones, por lo menos queda la posibilidad de ver la televisión.

En cuanto a la plancha y la mesa, yo no lo consideraba como prioridad, en cambio para Gitty era  mas que vital y las deseaba comprar de inmediato, así que nos las llevamos también; ese sábado en la tarde llegamos muy contentos al tener por fin un televisor, el primero que poseíamos, era pequeño, de 13 pulgadas, de color rojo y su imagen era en blanco y negro, pero para nosotros ese día era un tesoro equivalente a un aparato Samsung moderno de esos QLED de 65 pulgadas. Gitty siempre lo recordaba. Aun viviendo aquí en Seattle, con tres televisores inteligentes en el apartamento.

 
Y sí, nuestro programa favorito era una comiquita de muñequitos de plastilina que pasaba el canal 10 por las mañanas, Gomosito o Gumby.


Gitty era una mujer de múltiples facetas. A pesar de ser profesional y alguien de pensamiento de vanguardia, le gustaban mucho las tareas domésticas, limpiar, lavar, planchar y cocinar. Como cosa loca, teníamos discusiones porque yo quería lavar la ropa blanca y ella me decía que no, y otras veces iba a planchar y ella no me dejaba hacerlo, como la plancha era de ella, pues ni modo.

Con el televisor, la plancha y la mesa de planchar Gitty estaba absolutamente feliz, a pesar de ser nosotros tan pobres en esos tiempos. El día lunes empecé a buscar empleo, meter currícula y llenar planillas en todas partes, mientras tanto ella iba a ir donde un profesor que supuestamente se iba a ofrecer a ayudarla a conseguir algo en los tribunales.

Es difícil encontrar a una mujer que no haya sido víctima de acoso de cualquier tipo, pero el caso de Gitty era increíble, como ella misma me decía cuando comentábamos ese problema:

- Es que hay tipos que me ven como si tuviera la cu****a en la frente.

Casi desde que la conocí supe de acosadores, de hecho un sujeto no la dejaba tranquila en la universidad, cuando ella me lo comentó por primera vez le dije que por qué no se lo decía a su papá que siempre andaba con una pistola al cinto para ver si el tipo se asustaba y la dejaba tranquila; Gitty se negó porque me manifestó que era difícil que su papá le hiciera caso y que al final no quería problemas si mi futuro suegro se molestaba y le caía a coñazos o a plomo al sujeto.

El conflicto con el espécimen seguía creciendo y la seguía a todas partes cuando ella salía de la universidad, así que no me quedó mas que preguntarle como era el individuo para saber si podía hacer algo con él. Por suerte la descripción que me dio era la de un tipo mas chiquito, así que pensé que podría defenderme si las cosas se salían de control, algo que no deseaba. Una tarde Gitty salió de clases y se fue a casa de mi mamá, quedamos en que la esperaría en la parada de autobús; cuando ella se bajó también lo hizo el otro sujeto, y mientras ella me abrazaba y besaba me dijo: ese es.

Fue la primera vez en mi vida que me tocó, como dice el viejo lugar común, hablar de hombre a hombre con otro tipo sin saber que pasaría después mientras trataba de recordar las lecciones de boxeo que me dio mi papá y otras  de pelea callejera que me dio un amigo para usarlas en un por si acaso. Al individuo le dije algo así, palabras mas, palabras menos:

- Por favor, deje tranquila a mi novia, no quiero hacer un drama de esto, así que deje de acosarla. Ya ella está conmigo y no quiere nada con usted, y con ese comportamiento que usted tiene dudo mucho que alguna vez en la vida llegue a tener el mas mínimo interés en usted. Así que, por favor, váyase de su presencia y espero que no volvamos a saber de usted.

No dejé ni que el tipo me respondiera, me dí media vuelta, tomé a Gitty por la cintura, le di un beso y nos fuimos. No volvió a meterse con ella. Años después, cuando vivíamos en Cúa, Gitty me comentó que lo vio por el centro de Caracas con una mujer y uno o dos niños, no recuerdo bien; aunque sí recuerdo que le dije que tomando en cuenta los antecedentes del sujeto me daba lástima por la mujer.

Luego de este interregno, volvemos al caso de mi señora buscando empleo con un profesor que supuestamente la iba a ayudar. Durante varios días ella salía temprano, muy bien vestida, porque iban a ir a bufetes y tribunales, así que tenía que aprovechar. Nos despedíamos en la estación del metro y cada quien se iba a lo suyo, porque buscar trabajo es un trabajo.


Luego de dos semanas, cuando regreso una tarde de mis diligencias en busca de empleo, me la encuentro en el cuarto llorando y le pregunto:

- ¿Qué te pasó?

- Que el fulano profesor me quería coger.

- Ya va, ya va, barajéamelo un poquitico mas despacio, ¿cómo es la vaina?

- Eso, QUE ME QUERÍA COGER; ¿NO ENTIENDES?

- Ok, pero ¿cómo te diste cuenta? ¿cómo llegaste a esa conclusión? ¿te lo dijo de frente? ¿qué pasó?

- Habíamos quedado ayer en que yo pasaría hoy por su casa para revisar un material y de allí ir a su bufete para terminar de armar un expediente e ir donde un juez. Cuando llegué, el tipo estaba en bata y yo de pendeja pensé que se había levantado tarde y le dije que podía salir y esperar a que se acomodara y lo que me dijo fue que no, que me estaba esperando para hacerme una propuesta, que me fuera a vivir con él y que así no tenía que preocuparme en trabajar ni nada de eso porque él me daba todo lo que yo quisiera.

- Y él ¿es casado?

- Divorciado, entonces para ayudarme pretendía que yo le diera culo, le dije que yo era una señora casada, que quería mucho a mi marido y que no tenía por qué estarme acostando con nadie como si fuera una puta, que yo creía que me estaba ayudando desinteresadamente y todo terminó en esto, me dí la vuelta y me fui.

- Bueno, ni modo, es que como eres tan bonita todos los tipos te buscan es para eso, es como si fueras un fly de foul por tercera. Quédate tranquila, relájate, vamos a hacer algo para comer y mañana será otro dia.

Siempre que ella tenía un problema, al final le tomaba la mano, le acariciaba una mejilla, la abrazaba y le daba un beso, siempre fue así.

Luego de este desastre, me dijo que iba a buscar cualquier empleo para ayudar en la temporada de las fiestas navideñas, que ya se acercaba, y que luego el año siguiente buscaría algo mas acorde a su nivel académico, pero que yo siguiera buscando. Al final, al principio del mes de noviembre consiguió un puesto en la óptica Caroní del Unicentro El Marqués como auxiliar de optometrista, básicamente hacía de todo en la tienda menos revisar los ojos; como ella era trabajadora muy disciplinada, duró allí varios meses hasta que consiguió algo que pagaba mejor como mecanógrafa en una aseguradora, Latinoamericana de seguros.

Mientras tanto, yo seguía buscando, pero me era muy difícil encontrar. Pasaron las navidades y el año nuevo, el primer fin de año en el que estaríamos solos, y que celebramos de manera muy austera; el 31 de diciembre un sargento del batallón nos invitó a pasarlo con su familia en la población de Caucagua, en la zona de Barlovento, disfrutamos bastante la fiesta y el dos de enero regresamos a Caracas.

Por fin, en febrero logré encontrar un empleo en una empresa distribuidora de maní llamada Comercializadora AIOCA, que pertenecía a la corporación dueña de Radio Caracas Televisión, residuo de los tiempos en que la familia Phelps quiso competir con la familia Cisneros. Para esos tiempos el negocio estaba de capa caída y rumbo a su liquidación, pero al menos ese puesto de encargado de almacén me permitiría generar algunos ingresos, y entre ese dinero y el de la óptica se podría subir un poco de estatus. Gitty pudo ahorrar algo y así renunció a la óptica al final del mes de marzo para volver a intentar conseguir algo en su carrera.

En esto nos llegó la semana santa, y decidimos viajar por primera vez desde nuestra luna de miel, a pesar de ser tan pobres queríamos distraernos un rato y así lo hicimos.


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