domingo, 2 de octubre de 2022

Nuestra historia de amor: Capítulo 2: Empezando a conocernos



 Se dice que el primer paso es el mas difícil en toda relación, el problema viene cuando en realidad no has dado paso alguno y es ella quien lo ha dado de manera espontánea; esto complica mucho mas las cosas porque no sabes que actitud tomar a ese respecto, así que estás obligado a buscar consejo y en mi caso la situación era mucho peor porque no había hombres en mi vida familiar; tanto mi padre como mi hermano mayor eran básicamente figuras ausentes a quienes no podía acudir porque el primero había desaparecido de mi vida al yo cumplir 11 años. Desafortunadamente tenía dos adicciones que arruinaron su vida: era alcohólico y adicto al sexo, nunca asumió la primera y la segunda causó que tuviese al menos una mujer adicional con varios hijos. Luego de un episodio de violencia doméstica mi madre cortó por lo sano y lo echó de la casa, porque para tener una figura paterna tan dañada era mejor no tener ninguna.

Respecto a mi hermano mayor, en cuanto a mujeres, era exactamente todo lo contrario de mí, si bien físicamente no es un hombre de rostro agraciado, aunque sí de un cuerpo atlético, que eso ayuda bastante, es alguien que posee una capacidad de seducción extraordinaria a través de la forma como le habla a las mujeres, sin importar si son bonitas, feas, bajitas, altas, etc. Su labia para con ellas es su gran virtud y ha tenido todas las que ha querido; yo, en cambio, nunca tuve esas destrezas y por eso a los 19 años ni siquiera había llegado a tener un amor platónico. Lo cierto del caso era que tampoco podía pedirle consejo porque casi nunca lo veía, cada vez que iniciaba un amorío se perdía durante meses y nada se sabía de él, hasta que se aparecía de improviso en la casa, y para ese momento estaba en una de esas ausencias prolongadas.

Así las cosas, no me quedaba otra solución que acudir a mis amigos de la escuela y la universidad, que tenían algo mas de experiencia que yo en materia de mujeres para que me ayudaran, ya que no quería perder la oportunidad de hacer que esa muchacha que me gustaba tanto también gustara de mí, así sea un poco. Pero mientras buscaba consejo no me quedaba otra solución que apelar a mis instintos.

Durante aquel tiempo, iba con frecuencia a la universidad por los trámites de inscripción para el tercer año de la carrera así como solicitar documentos necesarios para renovar la beca que tenía y que pagaba los gastos académicos. Durante esas diligencias pude encontrar el salón donde ella recibía el curso pre universitario y trataba de ver si podía verla en algún receso, pero al mismo tiempo me daba temor que ella pensara que la estaba acosando y procuraba mantenerme oculto, así estuve por tres días de la semana siguiente hasta que ella me hizo señas para que me acercara y pudimos conversar de nuevo, en esa plática me invitó para su casa y el viernes 13 fui para allá, estaba tan nervioso que una prima de ella que fue a abrirme la puerta de entrada al edificio y llevarme al ascensor le comentó acerca de los nervios que yo tenía.

Esa tarde-noche estuvimos hablando muy animadamente por casi tres horas, donde nos contamos un montón de cosas que habíamos hecho a lo largo de nuestras cortas vidas y ella me puso un disco con su canción favorita para ese entonces: "África" del grupo Toto; sin embargo, me comentó que no iba a poder ir a la fiesta a la que me había invitado porque su papá iba a llevar a toda la familia a un club playero en la zona de Barlovento, pero logré convencerla de ir al cine el domingo 22 en la tarde, a sabiendas que la debía llevar a uno de cierto lustre, no a los que iba con mis amigos, que eran cines en el centro de la ciudad con funciones continuadas desde las 10 de la mañana hasta las 11 de la noche.


Hasta entonces no le había pedido consejo a ningún amigo y todo lo hacía a sabiendas que debía mostrar algo de iniciativa mientras mostraba lo mejor de mí a esa jovencita tan linda y a quien parecía interesarle. Así llegamos al domingo 22 y la fui a buscar a su casa para ir a un cine llamado Gran Casino que estaba en el centro comercial de moda en Caracas para aquellos tiempos, el Centro Ciudad Comercial Tamanaco, mejor conocido como CCCT; la película que fuimos a ver era una comedia ligera con algo de suspenso y espionaje llamada "Gotcha!" y protagonizada por Anthony Edwards, nada para ganar un premio Oscar ni ser un éxito de crítica, sino para entretenerse un rato en función de 5 a 7 de la noche. No recuerdo del todo el argumento porque buena parte de la película me la pasé viendo su bello rostro cuando ella no se daba cuenta.


Para financiar el paseo había sacado del banco 100 bolívares de los pequeños ahorros que tenía y eso me debía alcanzar para los pasajes de autobús, las entradas y llevarla a comer a algún local de comida rápida, ese día ella se vistió con un blue jean y un suéter muy bonito de color rosado que hacía juego con su piel. Así, al salir del cine fuimos a un restaurant llamado Que Bueno ubicado al lado del cine donde pedimos hamburguesas con papas fritas y merengadas, ella de fresa y yo de mantecado. Luego de comer caminamos un rato por el centro comercial mientras conversábamos y luego la llevé a su casa, aunque tuvimos que hacer trasbordo porque no había bus que llegara directo, y al cruzar una calle para llegar a la parada de la segunda ruta le tomé por primera vez la mano, 37 años después todavía recuerdo su tacto y su calor, es una sensación que jamás olvidaré. Para ese momento ya estaba perdidamente enamorado de ella y esperaba que al menos ella mostrara algún interés en mí.

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