-Ya tu mamá no está y soy el único que conoce la historia, me voy haciendo viejo y en algún momento la memoria me va a fallar y nadie sabrá todo lo que tu mamá y yo vivimos, y esta es una historia de amor poco común y muy hermosa cuya crónica merece ser contada.
Por lo demás, no pretendo hacer un relato pornográfico, así que no tengo por qué concentrarme en los detalles eróticos de nuestra relación, sin dejar de entender que en toda historia de amor siempre va a estar presente el sexo.
Luego de esta breve interrupción, procedo a retomar el relato; como dije en el capítulo anterior, estábamos jugando a la ruleta rusa y en algún momento se iba a disparar la bala. tal cosa ocurrió a mediados de 1987, cuando Gitty, luego de los exámenes finales me dijo:
- Tengo un retraso en el periodo y yo soy como un reloj.
Le dije que tendríamos que esperar y si la cosa iba en serio, pues ni modo, no iba a evadir mi responsabilidad y enfrentaríamos todo lo que tuviese que ser enfrentado juntos, no iba a faltar a las promesas que le había hecho y que contara conmigo; en aquellos tiempos, mi mamá había montado una pequeña empresa que se dedicaba a administrar condominios y percibía un estipendio por estar trabajando en ella, como era ahorrativo tenía algún dinero disponible en caso de alguna emergencia.
Para el mes de agosto ya estaba confirmado que ella tenía por lo menos cinco o seis semanas de embarazo, por lo que había que empezar a tomar medidas al respecto y luego tener "la conversación" con nuestros respectivos padres. Sin embargo, a mediados de mes empezó a sentirse mal y tuvimos que ir al hospital universitario de Caracas para ver que pasaba. Desafortunadamente, resultó que había desarrollado un aborto espontáneo y como estaba en las primeras etapas no había mas nada que hacer, le recomendaron reposo y abstinencia hasta que se le normalizara el periodo; durante ese tiempo me di cuenta que me era difícil acompañarla al médico ya que no teníamos parentesco alguno, aunque igual dije que era su esposo y me dejaron pasar.
Ella sufrió un cuadro depresivo debido a la pérdida y pude llevarla a una psicóloga clínica que la ayudó bastante y en tres meses de tratamiento logró recuperarse por completo; de hecho, no quedaron secuelas mentales ni físicas (o al menos eso creíamos) de tan triste incidente. Siempre lamentamos esa pérdida y todos los meses de marzo sacábamos la cuenta de cuantos años habría tenido ese niño que no llegó a desarrollarse, como se suponía que hubiese nacido en marzo de 1988, para este año habría celebrado su cumpleaños número 34.
Esa pequeña tragedia tuvo la virtud de unirnos mucho mas como pareja porque fue nuestro primer mal momento, tuvimos que pasarlo juntos y sin decirle nada a nadie, pasamos el duelo unidos y luego continuamos con nuestra vida a sabiendas que habíamos crecido como pareja, este incidente nos había hecho mas fuertes, fue la primera prueba que tuve como hombre en una relación y logré aprobarla, porque como le dije luego de la primera vez que hicimos el amor:
- Jamás te abandonaré, siempre que me necesites estaré a tu lado, sin importar lo que pase.
Una mujer embarazada que sufre un aborto así está en una posición sumamente vulnerable y debe tener toda la ayuda posible, es una lástima que en muchos países no exista red de apoyo alguno para estos casos y las mujeres tengan que enfrentar tan dolorosos momentos solas, porque muchos hombres en vez de acompañarlas las abandonan o les recriminan, como si ellas fueran culpables de algo que escapa a su control.
Sin embargo, otra idea empezó a desarrollarse en mi mente, debido a lo complicado que se me hizo estar con ella durante esos momentos tan duros en los que ella mas me necesitaba, me dí cuenta que la única solución sería casarnos legalmente, para así poder mostrar un documento que confirmara nuestra relación en caso que se exigiese alguna prueba. Y esa idea tomó cuerpo rápidamente hasta que decidí hacerle la propuesta de legalizar nuestra situación haciéndola mi esposa, pero la historia de ese proceso es lo suficientemente larga como para ocupar otro capítulo, y cuidado si no dos.
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