Nuestra historia de amor: Capítulo 67: Miami.

 Creo haber escrito que Gitty era bastante celosa, bueno, ella siempre me contaba algo que sucedió cuando estábamos empezando nuestro noviazgo, algo que yo había olvidado completamente pero que ella recordaba muy bien, y hablo de una fecha tan reciente cono julio de este año, 2022.

- ¿Tú te acuerdas de cuando José, tu hermano, te buscó una muchacha para salir?

 - No, no me acuerdo, para nada.

- Pues yo sí, que cuando llegué a casa de tu mamá me encontré con la "sorpresita" de que tu hermano te había buscado una pareja.

- Yo le doy vueltas al coco y no me acuerdo de eso.

- Eso fue un sábado en la tarde que me dijiste que íbamos a ir a una reunión y me ibas a llevar, pero el de la reunión era tu hermano y se puso a buscarte una mujer como si no tuvieras novia.

- Tampoco me acuerdo de qué fue lo que sucedió.

- Lo que sucedió fue que cuando llegué al apartamento me senté a tu lado, te agarré la mano y me quedé viendo a la otra, bien fijo, porque este hombre es mío y no me lo voy a dejar quitar.

- No me vas a decir que te ibas a caer a coñazos con la otra por mi causa, yo no soy de esos hombres por los que las mujeres se entran a coñazos.

- Pues yo sí, tú eres mío y la que quiera llevarte primero se las tiene que ver conmigo.

- ¿Y qué pasó cuando le echaste la mirada?

- ¿No te acuerdas?

- Para nada.

- La chama cuando me vio, por último se paró de la silla y dijo "yo me voy," y el José tuvo que regresarla a su casa y volver a buscarnos a nosotros.

- Menos mal que nunca se me ocurrió voltearte. Tú eres muy arrecha.

- Pues sí, lo mío es mío y de mas nadie, y mi marido es mío solo, no lo comparto con nadie.

- Así sea mas feo que un carro por debajo.

- Pero para mí siempre has sido lindo.

- Porque me ves con los ojos del alma.

El sábado cuatro de mayo del 2002, un día después del cumpleaños 35 de Gitty, salí para Miami con pasaje de regreso para el martes 7, así que el lunes lo iba a tener bien ocupado con tres abogados de inmigración que había contactado por teléfono y correo electrónico para reunirnos ese día. La entrada se me hizo sumamente fácil porque estaba leyendo el libro "Black Hawk Down" y los funcionarios de inmigración y aduanas se pusieron a hablar conmigo mas del libro y de su adaptación cinematográfica que de mi visita.

El fin de semana recorrí todo el condado Miami-Dade haciendo preguntas y hablando con gente; el mejor lugar para contactar personas fue en el sector de la Pequeña Habana, en la calle 8, allí está un supermercado enorme llamado Presidente, muchas personas van a comprar allá y aprovechan para ponerse a hablar pendejadas, casi todos son cubanos, centroamericanos y dominicanos. En ese supermercado me pasé toda la tarde del domingo conversando con la gente y pude aprender bastante de la vida en Miami.

El lunes me reuní con los tres abogados, pero dos de ellos no me ofrecieron esperanza alguna. El último fue el abogado Del Mazo, un cubano que en la actualidad me recuerda a Saul Goodman, el de "Breaking Bad" y "Better Call Saul;" el tipo era un litigante consumado y luego de dar vueltas durante mas de media hora me dijo que existía en las leyes de inmigración un "loophole" como se le llama en inglés, a través del cual podría escurrirme y conseguir papeles. El problema que se presentaba era que para ese tiempo, luego de los ataques terroristas del 9/11, tanto el gobierno como el congreso estaban trabajando sobretiempo para sellar el sistema migratorio de EEUU, así que ese agujero podía ser cerrado de un día para otro.

La solución era a través de una certificación para ejercer la docencia, ya que existía un importante déficit de educadores, eso también existía para enfermeros, pero el segundo programa solo estaba abierto para profesionales de las ciencias médicas graduados en el extranjero. Por consiguiente, tendría que tomar la certificación para ser maestro a través de una visa de trabajo y luego podría pedir la residencia permanente.

Pero había que actuar rápido, necesitaría tener listos todos mis documentos universitarios, títulos, notas certificadas y las traducciones hechas por traductores registrados de todos esos papeles; luego habría que introducirlos a la comisión de educación del estado de Florida y recibir la certificación para dar clases. Una vez que todo esto estuviese listo habría que presentarlo a USCIS y pagar por un procesamiento expedito, si todo salía bien, en siete u ocho meses (alerta de spoiler, fueron 18 meses) estaría listo todo y sería cuestión de tiempo tener la oportunidad para solicitar la residencia permanente, si no llegaban a tapar el hueco.

El abogado Del Mazo fue claro conmigo, este es un caso de riesgo calculado, puede ser que el agujero se cierre de un día para otro y no se podría hacer nada; pero básicamente esa era nuestra única oportunidad, no había otra forma de buscar la legalidad, todas se habían ido cerrando con el tiempo desde hacía muchos años y cada vez era mas difícil ajustar status migratorio en EEUU.

En 1972, cuando mi papá trabajaba en el diario "El Nacional", una empresa inmobiliaria hizo una oferta al personal de nivel medio y alto del periódico para que se metieran en el negocio de una urbanización en el centro del estado de Florida, en un pueblo llamado Deltona cerca de Orlando; los que compraran casas vacacionales allí recibirían también la residencia permanente para ellos y sus familiares inmediatos. Mi papá fue con el prospecto al apartamento y se lo mostró a mi mamá; la inversión no era tan costosa en bolívares porque el cambio en aquellos tiempos era de 4,30 por dólar y las casas eran bastante baratas; pero como ella conocía los problemas de adicción que él tenía, decidió que no era buena idea meterse en una deuda con una persona tan poco confiable, así que dejó pasar el chance de hacernos residentes. A veces suceden esas cosas cuando la oportunidad se le presenta a la persona equivocada, lástima que mi papá tuviera esos problemas, si no a lo mejor otro gallo habría cantado.

Le di las gracias al abogado y quedé en mantenerme en contacto con él para iniciar los procedimientos lo antes posible. El martes salí de Miami con una potencial idea para instalarnos en EEUU sin quedar indocumentados.

Esa noche Gitty y yo estuvimos hablando acerca de cómo hacer por mas de cuatro horas, afinando planes y procedimientos, especialmente porque los tiempos se hacían cortos y había que actuar rápido bajo la amenaza de que ese hueco podía cerrarse en cualquier momento. Tendríamos que irnos después que Graciela terminara su primer grado y antes que las clases en el estado de Florida dieran inicio, es decir, nuestra ventana de tiempo estaba ubicada entre el 15 de julio y el 26 de agosto.

Nos tendríamos que ir de Venezuela a mediados de agosto a mas tardar, y todo tenía que ser hecho en el mas estricto secreto, solamente tres personas podían saber lo que estábamos haciendo, nosotros dos y mi mamá, que era la única persona que nos podría ayudar.