viernes, 16 de diciembre de 2022

Nuestra historia de amor; Capítulo 82: Ahora es Wilma.


 El lunes 24 de octubre llegó el huracán Wilma. Entró a Florida por el este y el ojo salió por el condado de Palm Beach, así que Miami recibió buena parte del impacto del meteoro. Se desplazaba lentamente, y por eso duró mas de 5 horas pasando por donde vivíamos; el edificio estaba sólidamente construido y no sufrió ningún tipo de daño estructural, pero podíamos sentir como se estremecía con los vientos; todo ese tiempo lo pasé frente a la ventana de la cocina con una tabla apuntalándola porque uno de los vidrios se había aflojado y si no se hacía presión para mantenerlo en su lugar podía romperse y abrir un agujero que podría desatar una reacción en cadena y romper la ventana entera, lo que habría sido catastrófico para el apartamento.


Durante el paso de Wilma se fue la luz, pero regresó a las pocas horas; sin embargo extensos sectores de la ciudad quedaron sin energía eléctrica por varios días. Fue el último de los huracanes de esa temporada y cerró ese ciclo de dos años nefastos para el estado.

Después de Wilma las clases estuvieron suspendidas a todo nivel durante dos semanas en todo el condado, y eso fue algo realmente bueno porque el viernes 21 Gitty tuvo un altercado con una niña que estaba acosando a Graciela, y hasta la agarró por un brazo. Fue cuestión de suerte que vinieran esas dos semanas sin clases que sirvieron para enfriar las cosas y que el acontecimiento no pasara a mayores.

Eso sí, aun cuando buena parte de la ciudad estaba a oscuras al final de octubre, igual se celebró Halloween en Coconut Grove y llevé a Graciela a pasear con su disfraz. Casi toda la ruta del autobús estaba como la boca de un lobo, pero eso no pareció importarle a nadie, porque el colectivo iba full de gente disfrazada yendo para donde íbamos nosotros.

Como los huracanes causaron tantos estragos, el gobierno federal dio una ayuda de casi 400 dólares por grupo familiar en el estado de Florida para compensar a la gente una parte del valor de los alimentos perdidos. Nosotros usamos ese dinero para lo que estaba previsto, un mes de mercados bien resueltos; al menos el gobierno de Bush en este caso hizo algo bueno para la gente.

Poco a poco se fue retomando la normalidad en Miami y todo el estado luego de haber sido golpeado tantas veces por esos fenómenos metereológicos, pero aun así todavía para el fin de año quedaban zonas por recuperarse en diversas partes de Florida. Al mismo tiempo la relación entre Gitty y yo dejó de deteriorarse, entramos en una especie de status quo que se mantendría hasta 2007, año en el que se presentaron una serie de acontecimientos que permitirían la recuperación de nuestro matrimonio.

En cuanto a Graciela, en el próximo capítulo voy a comentar su paso por la escuela primaria y como llegó a terminarla con excelentes notas; tuvo bastantes logros y su aprendizaje fue muy rápido, se convirtió en una estudiante brillante y los profesores supieron explotar su potencial e inteligencia. Luego de tantas altas y bajas, Gitty y yo estábamos orgullosos del desempeño académico de nuestra hija, como Gitty me diría años después:

- Gracias a Dios que pude resistir la loquera de regresarme a Venezuela, porque le hubiera dañado el futuro a nuestro engendro.


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