Luego de esa falla me mantuve en mis trece, pero Gitty quería un carro porque así la vida sería mas práctica. Llegamos a un acuerdo que fue el siguiente: Como el dinero que ella quería usar para ese menester no alcanzaba para uno nuevo, habría que comprar uno usado pero de buena calidad, con no mas de cinco años de antigüedad y que el vendedor fuera o al menos tuviera la apariencia de ser medianamente confiable; bajo esas premisas me pondría a buscar un vehículo que las cubriera con un precio máximo de 8.000 dólares incluyendo registro y matrícula.
Si ella hubiese sabido lo que iba a pasar un mes después de haber comprado esa camioneta, o no hubiese insistido en la compra o la habría pospuesto por lo menos un año.
Una vez que establecimos los parámetros nos pusimos a buscar concesionarios que tuvieran vehículos en venta que se ajustaran a lo que queríamos. Un sábado fuimos a Miami Gardens y perdimos todo el día con unos vendedores que nos querían vender una camioneta de diez años por casi 11.000 dólares, como no nos quisimos embarcar en semejante paquete, los tipos se arrecharon y no nos enseñaron mas nada.
Luego de esa experiencia le dije a Gitty que me pondría a buscar por mi cuenta en mis ratos libres a ver que conseguía; luego de dos semanas buscando encontré una concesionaria de carros usados de modelo reciente que los compraba en subastas de alquileres vencidos y ofrecían garantía de seis meses. Los precios eran razonables y estaban dentro del rango que estábamos dispuestos a pagar.
Ese sábado llevé a Gitty para que viera el lugar y me diera su opinión. Le gustó una camioneta Jeep Liberty azul oscuro modelo 2002 y me dijo que estaba dispuesta a hacer negocio por ella; la probamos durante un par de horas y quedó contenta con el desempeño del vehículo, así que la compró.
Esa camioneta nos sirvió durante mas de cinco años y pagó con creces lo invertido en ella.
En ese mes, también habíamos iniciado los trámites para obtener la residencia permanente, que al final recibiríamos a mediados del año 2008. El abogado Del Mazo nos dijo que apenas se cumplieran los tres años del inicio del contrato para ejercer como maestro debíamos introducir la solicitud de cambio de estatus para andar sobre seguro. Como el contrato se inició el 15 de agosto de 2004, el 16 iniciamos los trámites ante USCIS, trámites que se tardaron nueve meses.
También se habían producido cambios en la sociedad que tenía con Norberto; debido a una serie de problemas familiares en Argentina, no le quedó mas remedio que regresar de un todo, así que le vendimos nuestra cartera de clientes al contratista que usábamos para los trabajos de construcción; nos quedamos con 10.000 dólares cada uno y así quedé libre para buscar otros senderos, por lo que me puse a buscar empleos como contratista freelance, ya que iba a renunciar al cargo de profesor de high school en octubre.
En septiembre me salió un chance para trabajar en un proyecto de Google, eso que ellos llaman "moonshots;" era un estudio de factibilidad económica para desarrollar algo conocido como "tres hermanas," que luego explicaré con mas detalle. Ese proyecto debería ser terminado en 15 meses y tendría que instalarme en la población de Clovis en Nuevo México, ya que allí estaría ubicada la potencial sede de la empresa que se constituiría si ese plan llegaba a ver la luz del día. La paga era muy buena pero a cambio tendría que estar trabajando allá tres semanas de cada mes y libraría los nueve o diez días restantes en Miami.
Al final acepté la asignación y eso llevó a que algunos acontecimientos se precipitaran, cosa que será tema del próximo capítulo.
ADVERTENCIA: El próximo capítulo tratará un tema muy fuerte, así que recomiendo que no sea leído sino hasta después de terminar la historia. No lo voy a sellar como secreto para que quien desee leerlo lo haga bajo su propia responsabilidad, pero lo que se va a tratar allí, si bien es necesario para comprender hechos que pasaron a posteriori que no podrían ser entendidos sin la existencia de este capítulo, es sumamente duro y difícil de procesar si no se ve la película completa. Un lector razonable debería saltarlo y regresar luego de terminar la historia, así encontraría la pieza que falta en el rompecabezas.
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