lunes, 26 de diciembre de 2022

Nuestra historia de amor: Capítulo 93: 2008.

 Iniciamos un año que nos traería muchos cambios, una mudanza y un nuevo miembro de la familia. El día martes 8 me tocaba irme a Clovis para regresar el 23. El lunes 7 era el primer día de clases de Graciela, la fui a llevar a la escuela y cuando regresé al apartamento por fin Gitty y yo pudimos disfrutar del tan deseado momento de intimidad que estaba pendiente desde hacía varios años; lo necesitábamos y lo disfrutamos al máximo, como en nuestros tiempos en Venezuela. 

Luego de recuperarnos, nos quedamos conversando mucho tiempo mientras nos abrazábamos, así como lo hacíamos en nuestro noviazgo; ambos nos pedimos perdón y nos perdonamos por todos los errores que cometimos en esta etapa. Renovamos nuestro compromiso de no permitir, bajo ninguna circunstancia, que nadie se interpusiera en nuestra relación y nos volvimos a jurar amor hasta que la muerte nos separara, todo esto mientras seguíamos abrazados y nos besábamos. Luego de tiempos tan terribles habíamos vuelto al romance con mas fuerza que antes. Sorteamos el último obstáculo que enfrentó nuestro matrimonio, el mas formidable de todos y que estuvo a punto de destruirlo; de ahí en adelante seguiríamos unidos hasta el final.

Luego nos ocupamos de resolver algunas diligencias, entre ellas, enviarle varias cosas a mi mamá en Caracas.

Al día siguiente me fui y regresé el 23 para volver al trabajo el primero de febrero. Al regreso del periodo de ese mes, el 22, nos mudamos a una casita de dos habitaciones en Coral Gables en un alquiler con opción a compra; ya que no sabíamos si nos íbamos a quedar en Miami por lo que no quisimos meternos en un negocio de compra, mas todavía con una crisis económica que se veía inminente. Gitty había terminado el curso de inglés en Miami Senior y la transfirieron al Miami Dade College donde debía seguir estudiando el idioma para hacerse bilingüe.

Graciela seguía sus estudios en Shenandoah Middle y participó en varios proyectos, especialmente en uno referido a la ciudad de Coral Gables; además viajó con sus compañeros de clase a Washington D.C. y gracias a su profesor de artes se desarrollaron sus talentos histriónicos y literarios. Fue una enorme fortuna que tuviese tal grupo de excelentes profesores que la estimularon para que desarrollara todo su potencial. No puedo recordar todos sus nombres, pero siempre estuvimos agradecidos por lo que hicieron por nuestra hija, eso valía lo que sacrificamos cuando emigramos.




Algo interesante acerca de la obra de teatro "Antígona" donde participó Graciela, es que el día de la función tenía un fuerte catarro con fiebre y a pesar de sentirse tan mal, interpretó su papel con gran profesionalismo.

Ahora vivíamos un poco mas cómodos y Gitty vivía muy tranquila y relajada; cuando no trabajaba dejaba a Graciela en la escuela, se iba a la playa y luego la pasaba buscando cuando salía de clases. En mi caso, cuando regresaba de trabajar, durante los días en casa también me empataba en los viajes playeros, siempre en Key Biscayne, que era una bahía y no tenía las corrientes de Miami Beach. Esa fue nuestra mejor época en esa ciudad, entre 2008 y 2012.

En febrero fuimos al centro de la ciudad a escuchar un concierto de jazz callejero y una exposición de carros clásicos donde Gitty modeló en una sesión fotográfica.


Igual siempre había problemas que resolver, y era tiempo de ocuparse de los dientes de Graciela, estaban convertidos en un completo desastre y empezamos a pensar en alguna forma de arreglarlos; no podía seguir así, tal proceso nos llevaría casi un año, hasta que encontramos la solución.

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