sábado, 3 de diciembre de 2022

Nuestra historia de amor: Capítulo 69: El Miss Venezuela y los bailes navideños.

Gitty pudo haber participado en el Miss Venezuela y todavía no sé por qué no lo hizo. Poco antes de conocernos, ella fue a la sede de la organización con una amiga que estaba obsesionada por entrar en el certamen. Me echó el cuento cuando yo estaba trabajando en la clínica El Ávila y le comenté que había visto a la Miss Universo Bárbara Palacios, la conversación fue mas o menos así:

- Hoy en el trabajo vi a la que fue Miss Universo del 86, Bárbara Palacios.

- ¿Y que tal?

- Para ir al departamento de contabilidad de la clínica hay que pasar por admisiones, ahí estaba una mujer cuya cara me parecía conocida pero no la ubicaba, cuando entré a la oficina todos los carajos estaban alborotados porque esa mujer era Bárbara Palacios.

- ¿Y es bonita?

- Te diré que no la reconocí porque suponía que ella era un hembrón, una hembra espectacular, puesto que fue Miss Universo, pero a quien yo vi fue a una mujer flaca, pálida como una rana platanera y nada de un físico deslumbrante. Tú le das medio palo a ella, y no lo digo por jalabolas sino porque es verdad, tú así con ropa de casa y sin maquillaje te ves mucho mejor que ella.


- ¿Te conté que una vez fui con Olga mi amiga a la quinta Miss Venezuela porque ella quería meterse ahí?

- Creo que me lo dijiste, pero o se me olvidó o lo dijiste sin entrar en detalles.

- Bueno, sí, eso fue después que me gradué de bachiller, poco antes de conocerte. Ella tenía esa obsesión y un día me pidió que la acompañara y fuimos para allá.

- ¿Y qué pasó?

- Nos recibió un tipo que creo que era gay por como hablaba y los gestos que hacía, le dijo a ella de una que no tenía vida porque era muy gorda y así adelgazara le iban a quedar estrías y pellejo colgando.

- Coño, ese carajo sí era arrecho, le tiró todo sin anestesia, al menos pudo haber tenido mas tacto, tú sabes, decir que no había vacantes o inventar alguna vaina, no echarle esa lata de agua fría encima.

- Si, el carajo se la disparó de una, pero luego me vio a mí y me dijo que si estaba interesada y le dije que no, que solo estaba ahí para acompañar a Olga, que no tenía interés; el tipo me insistió y me dijo que podía figurar en el concurso porque tenía potencial, pero le dije que no, gracias, y nos fuimos.

- Botaste la bola, a lo mejor hubieras entrado en el concurso y por lo menos habrías llegado de finalista, quien sabe, esa como que fue una oportunidad.

- No, me le arreché por como trató a la pobre Olga, así que no me interesó, además a mí no me gustaba eso de exhibirme como un pedazo de carne.

- Te hubieras conseguido un mejor partido para casarte con él, luego de ver a la Palacios, tú habrías podido llegar a ser Miss Venezuela.

- Que vaina contigo, tú eres un buen partido, no tienes plata, pero todo lo demás lo tienes, las mujeres no buscamos solamente el billete, así que deja la vaina. Igual nunca me gustaron los concursos de belleza para ser participante. Prefiero estar pelando bolas contigo a estar en esos menesteres.

- Bueno, pero igual te lo digo, tú hubieses arrasado en ese concurso, eres demasiado bonita.


Hoy estaba escuchando estas canciones y recordé dos navidades en que las bailamos; en 1992 fue la del Gran Combo, la ocasión se dio en una fiesta que organizaron los compañeros de trabajo de Gitty, para entonces ella era fanática de la orquesta, la saqué a bailar y le gustó tanto que le dijo al DJ que la repitiera DOS VECES; la última los demás bailarines nos hicieron la rueda, no sé si de lo bien que la bailamos o porque si ella volvía a pedir que la repitieran nos iban a botar, nos iban a entrar a coñazos o nos iban a hacer las dos cosas. Ella estaba encantada y sinceramente lo hicimos muy bien, tanto que deseaba seguir por horas, esa la metimos en nuestra lista de canciones favoritas para baile, así no fuese navidad.

La segunda pieza la bailamos en la fiesta navideña del CONICIT y el MCT el año 2001, como a Gitty le gustaban las gaitas en honor a San Benito, pues en cuanto empezó esa tamborera me cogió de la mano y nos fuimos a la pista de baile, me dejó loco de lo bien que se movió con esa canción, hizo unos pasos extraordinarios, así que también fue a la lista, otra que usaríamos para recordar los buenos tiempos.

Me entusiasmé con este par de anécdotas y se me fue todo el espacio de escritura del día, así que seguiré echando el cuento de los preparativos para emigrar mañana, igual hay bastante tiempo disponible.  


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