miércoles, 29 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 181: La pasantía de Graciela.

 

Graciela quería hacer una pasantía en el Senado federal y metió papeles junto con otro montón de estudiantes que buscaban lo mismo. Gracias a sus notas y lo elocuente de su solicitud obtuvo el puesto en la oficina de la Senadora por el estado de Washington María Cantwell; además recibió el apoyo del Caucus hispano del Congreso junto con varias cartas de recomendación de políticos del estado que la veían como una joven promesa.


Al ganar el cupo tenía que irse a Washington D.C. por varios meses para desempeñar sus funciones y no podría inscribir materias en el período académico de principios de año, lo que retrasaría la entrega del diploma, si bien su acto de graduación seguiría siendo en junio.


 Sin embargo su viaje a la capital no estuvo exento de problemas, porque el día que le tocaba viajar se quedó dormida y llegó tarde al aeropuerto perdiendo el avión; tuvo que cambiar el pasaje para el día siguiente cuando sí se despertó a la hora y pudo llegar a tiempo para abordar el vuelo. Como la llegada original estaba programada en sábado el hecho del cambio para el día domingo no generó ningún tipo de problemas en la programación de su pasantía.

Era la primera vez que nuestra hija estaba separada de nosotros por tanto tiempo y si bien Gitty por un lado estaba contenta porque ese era un hito importante en la vida profesional de su bebé, como gustaba llamarla, por el otro lado sentía algo de nostalgia porque esto no era igual a las residencias de la universidad, que estaban en la misma ciudad y podíamos ir y venir en cualquier momento.

Lo cierto del caso es que Graciela cumplió muy bien con sus deberes y esa experiencia le serviría mucho para su vida profesional, no solamente por lo excelente de su trabajo sino por los contactos que hizo durante su estancia, así que teníamos una hija que estaba metida de lleno en el mundo político del país, algo que no imaginábamos que iba a pasar tan rápido.

En algún momento le dije a Gitty:

- Mi mamá tenía razón respecto a nuestro retoño cuando la veía hacer cosas durante su infancia y decía "Graciela sabe vivir".

- Sí que sabe vivir, y nació con la inquietud política de tu mamá, menos mal que tuviste la visión de venirnos para acá. Imagínate que le habría pasado si se quedaba en Venezuela, menos mal que estamos aquí.

- Ella en unos cuantos años se va a perder de vista, bien sea como oficial electo o como profesional de la política. Dice que su mayor sueño es ser Secretaria de Estado, y yo creo que sí va a llegar a ese cargo cuando tenga nuestra edad, eso es seguro.

- ¿Tú crees eso? Lástima que para ese entonces nosotros no vamos a estar por aquí.

- No estaremos, pero si el mas allá existe la veremos en ese cargo.

- ¡Dios te oiga y los ángeles digan amén!

- Ya vas a ver, nuestra hija es muy inteligente.

- Por eso me casé contigo, yo sabía que los hijos que tuviéramos iban a salir tan inteligentes como tú, y mira a Graciela.

- Bueno, yo creo que ambos somos muy inteligentes y lo que íbamos a engendrar tenía que ser alguien con mucho en el coco, además la hicimos con mucha dedicación y amor, así que tenía que salir brillante.

- Y tuve un embarazo muy feliz.

- Eso también.

- Que orgullosa estoy de mi bebé, ¿y tú?

- Pues también, si me quisieran meter un grano de arroz por atrás ni a martillazos podrían hacerlo, creo que los dos estamos esponjados como unos sapos con los logros de nuestra hija, y eso que todavía no se gradúa.

Graciela también aprovechó para viajar dos veces a NYC, ciudad que no visitaba desde que tenía seis años.

Esa pasantía fue la primera buena nueva del año, la segunda sería su graduación. Desgraciadamente, se iba a presentar otra muy mala noticia con Gitty al detectarse un resurgimiento de su cáncer en abril.  

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