2014 sería el último año sin la sombra del cáncer encima de nosotros, que si bien ya estaba presente no había sido detectado y a los fines y efectos de nuestra vida cotidiana todavía no existía.
El día de acción de gracias lo pasamos en casa de la mejor amiga de Graciela, que como ya había comentado anteriormente, nos dijo que la llamáramos "la holandesa" porque siempre nos íbamos a enredar con su nombre. Compartimos con ella y su familia durante la velada y no sería la primera vez que pasaríamos tal fecha con ellos, de hecho, los vínculos entre nosotros se fortalecieron tanto que nos convertimos en una especie de familia extendida. Por decirlo de alguna manera, ellas son hermanas nacidas de diferentes padres.
El día de navidad, ya que teníamos carro, pudimos salir a pasear por todo el condado a ver los adornos navideños y visitar algunos lugares icónicos de Seattle. Para el 31 de diciembre Gitty se sentía muy cansada y no quiso ir al fin de año en La Aguja, pero como Graciela quería ir la acompañé y recibimos el año viendo los fuegos artificiales, que de todas formas no quedaron muy bien porque había neblina y esa noche no soplaba nada de viento, así que el humo se quedó estancado en el lugar mezclado con la neblina y dificultaba la visibilidad; de paso cerca del Seattle Center se estaban ejecutando múltiples construcciones y las grúas afeaban el entorno.
Por esas razones la celebración no fue la mejor este fin de año, que sería el último en el que yo iría a ver la ceremonia en vivo; a partir de 2015 Gitty y yo nos quedaríamos en la casa viéndola por televisión y haciendo el brindis y todos los ritos de año nuevo con calma sin pasar frío ni coger lluvia.
Luego de terminados los fuegos artificiales regresamos al apartamento, no sin antes pasar por un Starbucks porque Graciela quería comprar café, por lo que fuimos a la tienda que estaba en el centro de Seattle y de ahí fuimos a coger el autobús de regreso al apartamento. Llegamos poco antes de las dos de la mañana y entonces fue que pudimos hacer el brindis familiar y cumplir con los rituales de año nuevo con Gitty que había descansado lo suficiente y se sentía mejor para celebrar un 2015 que esperábamos próspero y feliz y resultó ser todo lo contrario.
A partir de febrero empezaría el calvario de esa terrible enfermedad que al final se llevaría a mi amada esposa y nos dejaría marcados de por vida a Graciela y a mí. Antes de entrar en ese desierto crearé un oasis de tres capítulos para hacer el proceso un poco mas fácil a los pacientes lectores del blog; no todo el tiempo fue malo, pero la primera fase fue como un terremoto para la familia.
2015. El año que cambió nuestras vidas.
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