lunes, 6 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: capítulo 159: Un grado de separación, La estrella de la fortuna.


En 1984 Venevisión compró los derechos de transmisión del programa "Wheel of fortune" para así crear su propia versión de la franquicia en Venezuela; esa versión recibió el nombre de "Estrella de la fortuna" y estaba programada para ser televisada todos los miércoles a las siete de la noche.

El programa se hizo bastante popular y le pedían a los espectadores que escribieran una carta dirigida a la televisora si deseaban participar; en mi caso mi mamá me convenció de hacer tal cosa porque decía que con el vocabulario que manejaba podía tener chance de adivinar las palabras que aparecían en pantalla. Si bien el servicio de correos en Venezuela siempre ha sido el ejemplo perfecto del principio de incertidumbre de Heisenberg puesto que nunca se ha podido saber a ciencia cierta si existe o no, igual escribí la carta bajo la certidumbre de que nunca llegaría a su destino.

La estrella duró seis temporadas, pero las que nos interesan son las dos primeras, que fueron las de 1984 y 1985. En la primera el animador era Orlando Urdaneta, quien había sido un actor muy famoso en el país y alternaba ese oficio con el de la animación de programas de variedades. Durante su tiempo en La estrella de la fortuna invitaba a sus amigos y conocidos a participar y nadie que envió cartas fue llamado al show.

Para 1985 lo sustituyeron por la actriz Corina Azopardo, muy popular para el momento porque había sido protagonista de dos telenovelas muy vistas del canal (Venevisión) llamadas "Las amazonas" y "El sol sale para todos". Como quería probar con la animación pues le contrataron para el programa de concursos que acaparaba la sintonía del horario estelar del día miércoles. En esa nueva etapa de ella como figura estelar por fin empezaron a moverse las cartas represadas, y como cosa rara la mía fue una de esas cartas.

Una tarde de abril de 1985, mientras estaba en clases, llamaron de Venevisión a la casa y mi mamá atendió el teléfono, al regresar de la universidad me dio la noticia:

- Te llamaron de La estrella de la fortuna para que vayas el jueves de la semana que viene a las dos de la tarde a Venevisión que van a grabar el programa.

- ¿Y usted qué le dijo? - Nosotros tratábamos a mi mamá de usted, nunca la tuteamos.

- Que yo era tu mamá y que íbamos a estar el próximo jueves a esa hora, y que puedes llevar dos acompañantes.

- Que bueno, le voy a decir a Pedro, mi compañero de clases que es bien farandulero para que nos acompañe.

- Me dijeron que la grabación se puede tardar un poco pero que dan comida y bebidas, así que no tenemos que preocuparnos por eso, tendremos acceso a la cafetería del canal.

- Bueno, entonces iremos el jueves, a ver si nos ganamos algunos premios.

Así llegó el día señalado, el pana Pedro se fue a nuestro apartamento y un amigo nuestro, Rafael, un muchacho dominicano que tenía una camioneta ranchera (station wagon) nos llevó a la sede de Venevisión que estaba situada en la urbanización Colinas de Los Caobos, en la cresta de un cerro que daba al frente de una de las escuelas mas exclusivas de Caracas, el colegio La Salle de La Colina.

El acceso a ese lugar era complicado porque no pasaban autobuses ni ningún tipo de transporte público, pero no había otra cosa que hacer, teníamos que aprovechar la oportunidad. No iba a ser la primera vez que salía en televisión porque cuando niño fui un par de veces a lanzar el tejo en un programa sabatino llamado "La feria de la alegría," así que ya había tenido mis 15 segundos de fama. Me presentaban, lanzaba el tejo y me iba porque ninguna de las dos veces logré meterlo en el agujero.

En este caso iba a ser diferente porque iba a tener que hablar y me iban a enfocar en close up muchas veces.

Todo se inició según lo previsto, los tres participantes fuimos presentados a los productores del programa y luego a la animadora, que me daba por los hombros, por cierto. Nos dieron unas franelas (t-shirts) blancas con el logo de La estrella de la fortuna y nos pusieron en nuestros lugares; dicen que las cámaras de TV lo hacen ver a uno mas gordo, lo que para mí estaba bien porque yo era bastante flaco en aquellos tiempos.

La grabación terminó a las diez de la noche, y en resumen, si bien no fui el que ganó la mayor cantidad de dinero sí gané una ronda y tuve que escoger regalos con la cantidad de estrellas que me había ganado. Había un montón de cosas que escoger, pero la única que me interesaba era un radio reproductor estéreo de esos que estaban de moda en los años 80; así que llamé a mi mamá para que escogiera el resto, lo que hizo de muy buen gusto y también salió en la transmisión, cuando Corina Azopardo la llamó a escena y la abrazó.

Luego de terminar la grabación nos dijeron que sería transmitido cinco semanas después, a mediados de mayo, y que podríamos buscar los regalos al día siguiente, cosa que hicimos ayudados por Rafael y su camioneta.

Dicho y hecho, el programa se transmitió la fecha programada y lo vio mucha gente, entre ellas la muchacha que formó parte de la barra panamericana en 1983, quien lo hizo en compañía de su abuela en el televisor de la cocina de su apartamento. Nosotros grabamos el programa en una cinta de VHS pero no sé qué pasó con ella y desconozco su paradero.

Cuando tuvimos nuestra primera cita, ese domingo que la llevé al cine, mientras comíamos las hamburguesas en Que Bueno le comenté acerca de mi participación en el programa, ella me dijo que lo había visto y quedó impresionada con la escena en la que había llamado a mi mamá para que escogiera los regalos; como cosa suya le dijo a su abuela que ese muchacho parecía ser de muy nobles sentimientos y que sería muy chévere conocerlo. Para ese momento no me dijo todo lo que le comentó a Mamita mientras veía La estrella de la fortuna, sino que lo hizo muchos años después, cuando retomamos nuestras fiestas privadas luego de su diagnóstico de cáncer, así que la información completa vendrá dentro de unos cuantos capítulos.

Lo que Gitty nunca se pudo imaginar cuando vio ese programa era que se iba a encontrar con ese muchacho que se convertiría en el amor de su vida, y que por una extraña razón se enamoraría profundamente de él a pesar de que a lo mejor ni siquiera era el hombre ideal para ella.



 

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