Taxol y Carboplatino, el tratamiento estándar luego de una intervención quirúrgica donde se removieron tumores cancerosos. Los principales efectos secundarios son pérdida de pelo, uñas quebradizas, náuseas, mareos, trastornos gástricos y un largo etcétera. La labor de los ingredientes activos de tales medicamentos es matar todo lo que crece dentro del cuerpo del paciente, por eso es que son efectivos contra el cáncer, porque detienen el crecimiento descontrolado de las células malignas al destruirlas.
El primero de mayo fue la primera sesión de seis que se repetirían cada tres semanas; ocho días después de terminado el tratamiento se le haría una tomografía a Gitty para detectar cáncer en su cuerpo. Las citas se programaron para los días viernes porque así tendría mayores probabilidades de estar con ella y transportarla, si bien eso dependía también de mi trabajo; si no, había que buscar apoyo entre amistades o usar un sistema de transporte público conocido como Access, que está disponible para ancianos, minusválidos y personas que reciben tratamientos médicos.
Gitty había recibido varias ayudas sociales de parte de la oficina de trabajo social del SCCA, todas avaladas por su médico tratante, la doctora Swisher. Un pase de estacionamiento para minusválidos, una tarjeta de tarifa preferencial en el transporte público, autorización para el servicio Access, servicios de entrega de comidas a domicilio, etc.
En principio cualquiera pensaría que una ronda de quimioterapia consiste en ir al hospital o clínica, presentarse al área de tratamientos, esperar su turno y recibir el cóctel de medicinas. En realidad es algo bastante mas complejo. Lo primero que se le hace al paciente, o al menos es el protocolo a seguir aquí en Seattle, es instalarle un puerto de conexión intravenosa. Debido a que se le va a tener que pinchar con bastante frecuencia pueden dañarse las venas de los brazos, por consiguiente es mejor instalarle ese aparato en la parte superior del lado derecho del torso, cerca del hombro; tal cosa se hace a través de una intervención ambulatoria que no dura mas de 20 minutos. Se hace una incisión en una vena y por allí se introduce el tubo del puerto, tal como indica la gráfica siguiente, luego se saca sangre y se conectan las agujas con el medicamento en ese mismo lugar.
En esta primera fase siempre le asignaron cuartos porque como era su primera vez se hacía necesario que estuviera acostada, además todo el proceso duraba alrededor de cinco horas. Mientras se esperaban los resultados de los laboratorios, se le preparaba con toda una batería de antihistamínicos, antieméticos y relajantes, junto con suero fisiológico para mantenerla hidratada. Una vez que llegaba la luz verde del laboratorio se hacía el pedido a la farmacia; cuando llegaban las medicinas las enfermeras a cargo se ponían unas batas protectoras especiales en caso de que se produjese algún derrame y a continuación procedían a conectar las bolsas al puerto de Gitty, en ese momento empezaban a contarse las cuatro horas que duraban pasando los medicamentos, porque no se podían administrar a gran velocidad.
Durante este tratamiento Gitty llegaba al SCCA a las diez de la mañana y salía a las cinco de la tarde; lo bueno era que había una despensa en la que los pacientes podían buscar o pedir yogurt, gelatinas, sopas, queso, galletas, jugos y agua; por lo menos de esa forma no pasaban hambre ni sed.
Por razones de trabajo o del curso no pude estar presente en todas las sesiones, a veces estaba un rato en la mañana, otras la iba a buscar en la tarde, y una vez pude quedarme todo el tiempo. Cuando todo terminaba era momento de regresar a casa y cuatro de las seis veces pude encargarme de su transporte; llegábamos, ella se metía al baño y yo le preparaba algo de comer, al salir de bañarse se sentaba en la mesa porque nunca le gustó comer ni frutas en la cama y después de comer se iba a acostar. Luego yo salía para el trabajo.
Esos tratamientos son brutales, no solo físicamente, sino también mental y emocionalmente. En 2016 le asignaron una terapista, Monika, no recuerdo su apellido pero es de ascendencia polaca, para que la guiara a través del proceso de aceptación del cáncer. Cuando empezó a verla ya había salido de la depresión profunda en que había caído desde el diagnóstico, pero igualmente la ayudó mucho para manejar todos los altibajos de la enfermedad.
De todas formas, al empezar las quimioterapias Gitty estaba muy deprimida y lloraba con frecuencia al pensar en su cáncer, y eso duró hasta que tocó fondo el día de la segunda sesión. luego poco a poco empezó a salir de ese agujero.
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