miércoles, 8 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 161: La puñalada.

 14 de febrero de 2015, día de los enamorados. Luego de levantarme y darme un baño fui a Safeway a comprar un ramo de rosas rojas para ponerlas como centro de mesa. Así Gitty las vería al llegar de su guardia, que le tocaba ese día hasta las seis de la tarde.

 Iba a salir a buscarla al trabajo para traerla de regreso a casa cuando me llamó:

- Ramón, te llamo porque tengo un dolor horrible en el bajo vientre, sentí como si me hubieran clavado una puñalada, era mientras estaba caminando, el dolor fue tan fuerte y repentino que casi grito.

- ¿Y no se te ha pasado? ¿no quieres que vayamos a la emergencia de Harborview?

- Tomé ibuprofeno y me lo alivió un poco pero todavía me duele mucho y prefiero esperar a que me vea mi médico.

- Ya está bueno ya, el lunes a primera hora tienes que pedir una cita para ir al médico, tienes un año con cosas extrañas que te pasan en el vientre y eso no es normal.

- Pero la consulta tiene que ser un sábado para no perder días de trabajo.

- No importa que día, pero tienes que pedir una cita de inmediato, a ver que te ven y que te hagan exámenes.

- Eso lo voy a hacer el lunes, ¿tú crees que sea algo malo?, porque me duele mucho.

- No sé, pero hay que moverse, además ya el seguro médico está activado full para ti, así que tienes cobertura completa.

- Está bien entonces.

El lunes 16 en la mañana llamó y pidió cita con su médico, siendo programada para el sábado siete de marzo a las nueve de la mañana, así que no quedaba otro remedio que esperar.

Si bien el ibuprofeno al ser antiinflamatorio ayudó a disminuir un poco el dolor, no lo quitó por completo; solamente lo hacía un poco mas tolerable. Mientras tanto, ella bajó el ritmo de las tareas domésticas para descansar mas tiempo y tomé el relevo, así que me encargaba de limpiar y lavar mientras Gitty reposaba para que los dolores no le empeoraran.

Ese febrero se estaba presentando el Cirque Du Soleil en Redmond y había comprado entradas para nosotros hacía varios meses atrás; Gitty estaba muy entusiasmada en ir al circo porque sería la primera vez que iríamos, desgraciadamente tendría que ser con ese dolor tan incómodo que tenía. Le había dicho que si quería podíamos vender nuestras entradas y así no íbamos al circo, pero ella se negó porque desde hacía muchos años quería verlo, así que decidimos asistir a la función.

Ese estaba supuesto a ser el regalo del día de los enamorados, pero bajo unas circunstancias mas auspiciosas. Claro está que para ese momento no nos imaginábamos ni en nuestras mas horrorosas pesadillas que el dolor que ella tenía era debido a la presión de un tumor que estaba haciendo metástasis.

En todo caso, Gitty disfrutó el espectáculo, si bien ese disfrute estaba empañado por la incomodidad que causaba el dolor. De hecho en las fotos que nos tomamos ella posaba con las piernas torcidas porque era la posición que sentía mas cómoda.

Y todavía faltaba una semana para la consulta.

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