Gitty al principio no estuvo de acuerdo con la compra porque la consideraba prematura y me armó un buen lío por ello porque decía que los gastos de la camioneta iban a afectar los pagos de alquiler y servicios; pero le dije que ya era hora de volver a tener carro, teníamos dos años a pie y era necesario ahora que no iba a viajar mas pero a cambio tendríamos que movilizarnos mucho, además tenía que administrar muy bien mi tiempo, porque las jornadas diarias iban a ser muy pesadas.
De todas todas era el momento de comprar un vehículo para así tener un medio de transporte fiable.
Desde luego que no teníamos ni la mas remota idea de lo que nos venía encima el año siguiente, donde el tener esa camioneta nos alivió bastante todo el trabajo que tuvimos que hacer debido a la enfermedad de Gitty; en cierta forma nos salvó la vida, porque sin transporte propio las cosas habrían sido mucho mas difíciles con esa terrible variable como lo es el cáncer.
Lo cierto del caso es que luego de dos años sin transporte propio volvíamos a tener carro; la camioneta era bastante amplia y potente, además con la tracción integral podía circular por mas sitios, incluyendo vías en mal estado, que un vehículo de tracción delantera o trasera.
Poco a poco nos preparábamos para despedir el 2014, año en que había perdido a mi madre e iniciaba un nuevo trabajo que no sabía si podría aguantar.
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