jueves, 2 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 155: Hay que comprar un carro.


Como se suponía que ambos estábamos trabajando y ganábamos lo suficiente como para vivir un poco holgados llegó el tiempo de comprar un carro, además con todo lo que tenía que moverme diariamente junto con las necesidades de transporte de Gitty y ocasionalmente las de Graciela la compra estaba mas que justificada.


Esta vez lo mejor era comprar un vehículo usado para así no gastar mucho dinero  en él. Luego de un tiempo investigando encontré una buena oferta en Jet Chevrolet de Federal Way  con una camioneta Chevrolet Traverse modelo 2011 con tracción integral, certificada y garantía extendida, así que la compré a finales de noviembre.

Gitty al principio no estuvo de acuerdo con la compra porque la consideraba prematura y me armó un buen lío por ello porque decía que los gastos de la camioneta iban a afectar los pagos de alquiler y servicios; pero le dije que ya era hora de volver a tener carro, teníamos dos años a pie y era necesario ahora que no iba a viajar mas pero a cambio tendríamos que movilizarnos mucho, además tenía que administrar muy bien mi tiempo, porque las jornadas diarias iban a ser muy pesadas.

De todas todas era el momento de comprar un vehículo para así tener un medio de transporte fiable.

Desde luego que no teníamos ni la mas remota idea de lo que nos venía encima el año siguiente, donde el tener esa camioneta nos alivió bastante todo el trabajo que tuvimos que hacer debido a la enfermedad de Gitty; en cierta forma nos salvó la vida, porque sin transporte propio las cosas habrían sido mucho mas difíciles con esa terrible variable como lo es el cáncer.

Lo cierto del caso es que luego de dos años sin transporte propio volvíamos a tener carro; la camioneta era bastante amplia y potente, además con la tracción integral podía circular por mas sitios, incluyendo vías en mal estado, que un vehículo de tracción delantera o trasera.

Poco a poco nos preparábamos para despedir el 2014, año en que había perdido a mi madre e iniciaba un nuevo trabajo que no sabía si podría aguantar.

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