viernes, 31 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 183: La segunda operación.

 Para finales de mayo Graciela estaba de regreso en Seattle luego de su estancia en Washington D.C. y trajo una foto con la Senadora, el certificado de finalización y un montón de felicitaciones.

Respecto a la intervención quirúrgica, fue igual que en la ocasión anterior; todos fuimos al edificio de cirugía del UWMC a las 10:30 de la mañana porque la operación estaba programada a mediodía, se esperaba que el proceso en pabellón no durase mas de una hora, así que Gitty debería estar en el área de recuperación a las dos de la tarde a mas tardar. Además quien la iba a operar era un robot dirigido a control remoto por la doctora Swisher.

Cuando le prepararon las líneas IV para los fluidos, Graciela se fijó en algo interesante; todas las conexiones eran de color azul y verde en tonos similares a los del equipo de fútbol americano de la ciudad, los Seattle Seahawks.


Así que le dijo a los asistentes de la doctora que se acordaran que Gitty iba a tener una cirugía laparoscópica porque todas las conexiones de ella tenían los colores de los Seahawks.

Al estar lista Gitty para el quirófano, hice lo mismo que el año anterior, la besé muy suavemente en la boca y le dije al oído:

- Te amo.

Se la llevaron y mientras pasaba el tiempo sacamos a Lucy a pasear por los jardines posteriores del hospital para que se desahogara y estar ocupados. A la una de la tarde regresamos a la sala de espera de cirugía y poco después llegó la doctora, quien nos dijo que todo transcurrió sin novedad y que Gitty estaba en recuperación.

Minutos mas tarde fuimos a verla y estaba despierta mientras esperaba el traslado a hospitalización. A diferencia del año anterior no tuvo problemas gástricos y tenía mucho mejor semblante, tampoco se me olvidaron los lentes. Luego de un rato nos avisaron que la iban a subir a su habitación, nos dieron el piso y número para que la esperáramos allá.

Fuimos al cuarto y a los pocos minutos llegó en su camilla; en este caso tampoco hizo falta cargarla sino que pudo cambiarse de cama por sí misma. En cuanto a huellas físicas lo que tenía eran dos pequeñas incisiones en su abdomen que pasaban casi completamente desapercibidas, mas cuando no le pusieron puntos ni grapas, sino que pegaron los bordes.

Quedamos en que yo pasaría la noche con Gitty y al día siguiente me la llevaría al apartamento puesto que el período de hospitalización era de 24 horas por motivos de observación y al terminar ese tiempo la paciente era dada de alta. Graciela y Lucy junto con todo lo que la segunda necesitaba (comida, platos, cobija, ropa, etc.) se irían a la residencia de la primera a pasar la noche y nosotros buscaríamos a Lucy el sábado en la tarde cuando le dieran el alta a Gitty para irnos al apartamento de Tukwila.

La estancia en el hospital pasó sin novedad alguna y Gitty estuvo descansando casi todo el tiempo. Le dieron el alta y nos fuimos a buscar a Lucy que no estaba para nada contenta, nos vio enfurruñada y no nos saludó, cuando la pasé al asiento trasero de la camioneta ahí se quedó sin hacer el mas mínimo gesto y Graciela nos contó que durante la noche una de sus amigas fue a sacarla y nuestra querida perra la orinó mientras bajaban las escaleras.

Resultaba que Lucy no quería que la estuvieran sacando de su casa y prefería quedarse ahí porque ella era una persona seria con su carácter a quien no le gustaba esa guachafita de que la tuvieran del timbo al tambo.


Gitty se recuperó rápidamente de la cirugía y no hizo falta consulta para sacar puntos o grapas porque la pega que le pusieron se absorbía por el organismo y eso era todo. Quedaba la cita para la tomografía el nueve de junio, el día en que empezaban las ceremonias de graduación de Graciela.


La tomografía fue programada a las 10:35 de la mañana y la ceremonia empezaba a las 11, simplemente no se iba a poder asistir porque el conflicto de horarios era evidente. Tuvimos que hacer todo un drama para que nos cambiaran la fecha y de esa forma logramos que cambiaran la cita para el martes 14 de junio a la misma hora. 

Nuestra historia de amor: Capítulo 182: El cáncer se asoma de nuevo.


 Luego del espectáculo de las patonas a Gitty la llamaron de su antiguo empleo a ver si quería hacer una suplencia por un par de semanas a lo que ella accedió. Para mediados de febrero había encontrado trabajo en otro ancianato en Mercer Island y empezó a laborar allí medio tiempo.

En marzo me hizo un comentario acerca de un dolor que sentía en el lado derecho de su abdomen.

- Siento un dolorcito en la barriga, hacia la derecha, no es fuerte, pero tampoco se me va.

- ¿Y cuándo te empezó?

- Hace como una semana, ¿será el cáncer otra vez?

- No sé, no creo, supuestamente todo se fue con lo que te hicieron el año pasado, no debería ser el cáncer. A lo mejor es otra cosa y tú con el trauma crees que es, pero también la doctora dijo que podían haber quedado células realengas que podían agruparse.

- ¿Y qué crees?

- Llama a ver que te dicen, porsiacaso.

Gitty lo hizo y al principio la enfermera a cargo se hizo la loca porque no creía en lo que ella le decía. Al final tuvo que ir al SCCA a quejarse para que le pasaran la información a la doctora, quien apenas lo supo ordenó hacerle una tomografía a ver qué pasaba; al final las imágenes mostraron dos ganglios linfáticos con células cancerosas que debían ser removidos.

Ante esta situación la doctora preparó un tratamiento que parecía hecho para atender un caballo. Lo primero que se haría vendría a ser la remoción de los dos ganglios mediante cirugía laparoscópica, luego se le aplicarían 26 radiaciones en el área en días consecutivos, excepto fines de semana, finalizando con una radiación especial transvaginal. Por último vendrían seis sesiones mas de quimioterapia con Avastin cada tres semanas.

La operación se haría un día a convenir en mayo, mientras que el resto de los procedimientos, en consideración al acto de graduación de Graciela y mi cumpleaños número 50, se programarían en la segunda quincena de junio. Tal cosa deprimió a Gitty, pero para ese entonces ya tenía un equipo médico que le hacía seguimiento y así empezó sus consultas con Monika, la psicóloga que la ayudó a vivir con el cáncer.

De todas formas había que seguir adelante, así que buscamos tratar de pasar bien el tiempo hasta que se reiniciara la guerra, por lo que fuimos a visitar otra vez el lago Tapps, donde esta vez Lucy se dio un buen chapuzón.

La operación se programó para el viernes 27 de mayo, seguida por una tomografía el 9 de junio y los otros procedimientos arrancarían el 20 de junio. Iba a ser un verano bastante difícil. 

miércoles, 29 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 181: La pasantía de Graciela.

 

Graciela quería hacer una pasantía en el Senado federal y metió papeles junto con otro montón de estudiantes que buscaban lo mismo. Gracias a sus notas y lo elocuente de su solicitud obtuvo el puesto en la oficina de la Senadora por el estado de Washington María Cantwell; además recibió el apoyo del Caucus hispano del Congreso junto con varias cartas de recomendación de políticos del estado que la veían como una joven promesa.


Al ganar el cupo tenía que irse a Washington D.C. por varios meses para desempeñar sus funciones y no podría inscribir materias en el período académico de principios de año, lo que retrasaría la entrega del diploma, si bien su acto de graduación seguiría siendo en junio.


 Sin embargo su viaje a la capital no estuvo exento de problemas, porque el día que le tocaba viajar se quedó dormida y llegó tarde al aeropuerto perdiendo el avión; tuvo que cambiar el pasaje para el día siguiente cuando sí se despertó a la hora y pudo llegar a tiempo para abordar el vuelo. Como la llegada original estaba programada en sábado el hecho del cambio para el día domingo no generó ningún tipo de problemas en la programación de su pasantía.

Era la primera vez que nuestra hija estaba separada de nosotros por tanto tiempo y si bien Gitty por un lado estaba contenta porque ese era un hito importante en la vida profesional de su bebé, como gustaba llamarla, por el otro lado sentía algo de nostalgia porque esto no era igual a las residencias de la universidad, que estaban en la misma ciudad y podíamos ir y venir en cualquier momento.

Lo cierto del caso es que Graciela cumplió muy bien con sus deberes y esa experiencia le serviría mucho para su vida profesional, no solamente por lo excelente de su trabajo sino por los contactos que hizo durante su estancia, así que teníamos una hija que estaba metida de lleno en el mundo político del país, algo que no imaginábamos que iba a pasar tan rápido.

En algún momento le dije a Gitty:

- Mi mamá tenía razón respecto a nuestro retoño cuando la veía hacer cosas durante su infancia y decía "Graciela sabe vivir".

- Sí que sabe vivir, y nació con la inquietud política de tu mamá, menos mal que tuviste la visión de venirnos para acá. Imagínate que le habría pasado si se quedaba en Venezuela, menos mal que estamos aquí.

- Ella en unos cuantos años se va a perder de vista, bien sea como oficial electo o como profesional de la política. Dice que su mayor sueño es ser Secretaria de Estado, y yo creo que sí va a llegar a ese cargo cuando tenga nuestra edad, eso es seguro.

- ¿Tú crees eso? Lástima que para ese entonces nosotros no vamos a estar por aquí.

- No estaremos, pero si el mas allá existe la veremos en ese cargo.

- ¡Dios te oiga y los ángeles digan amén!

- Ya vas a ver, nuestra hija es muy inteligente.

- Por eso me casé contigo, yo sabía que los hijos que tuviéramos iban a salir tan inteligentes como tú, y mira a Graciela.

- Bueno, yo creo que ambos somos muy inteligentes y lo que íbamos a engendrar tenía que ser alguien con mucho en el coco, además la hicimos con mucha dedicación y amor, así que tenía que salir brillante.

- Y tuve un embarazo muy feliz.

- Eso también.

- Que orgullosa estoy de mi bebé, ¿y tú?

- Pues también, si me quisieran meter un grano de arroz por atrás ni a martillazos podrían hacerlo, creo que los dos estamos esponjados como unos sapos con los logros de nuestra hija, y eso que todavía no se gradúa.

Graciela también aprovechó para viajar dos veces a NYC, ciudad que no visitaba desde que tenía seis años.

Esa pasantía fue la primera buena nueva del año, la segunda sería su graduación. Desgraciadamente, se iba a presentar otra muy mala noticia con Gitty al detectarse un resurgimiento de su cáncer en abril.  

martes, 28 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 180: Las patonas.

A mí desde que tengo uso de razón me han gustado los deportes de motor, especialmente la Fórmula 1 y las carreras de resistencia como las 24 horas de Le Mans. A Gitty, en cambio, no le llamaba mucho la atención ver carros y motos dando vueltas a un circuito durante una cantidad X de tiempo; sin embargo existe un espectáculo de motor que le había gustado desde siempre, pero al que nunca había asistido en persona, el de los Monster Trucks que nosotros llamábamos "las patonas."

En diciembre le dije que iba a comprar las entradas para el día sábado 16 de enero, que era el mejor momento que tendríamos para ver a los camiones hacer sus acrobacias y competir entre ellos en la primera prueba del año por el campeonato. Recuerdo que me preguntó:

- ¿Las entradas son muy caras?

- No, que va, son a treinta dólares, mas que bien por cerca de tres horas de espectáculo.

- Yo creía que eran mas caras.

- No, pudimos haber ido desde el 2013, pero no importa, nunca es tarde cuando la dicha llega.

- ¿Y dónde es?

- En el Tacoma Dome, el problema ahí es esa construcción eterna que tienen en la autopista que causa mucho tráfico, pero si salimos temprano tenemos chance.

- ¿Y a qué hora es?

- A las siete de la noche, si salimos a las seis de la tarde llegamos bien.

- ¿Y dónde paramos la camioneta?

- Allá hay puesto y si llegamos temprano encontraremos uno rápido.

- Entonces me voy a acomodar para ver mis patonas.

- Pues claro, esa es la idea.

El sábado 16 a las seis de la tarde ya estábamos rodando hacia Tacoma, llegamos a buena hora, antes que el tráfico se hiciera insoportable y conseguimos un espacio para estacionar sin mucho apuro. Nos ubicamos en nuestros puestos 15 minutos antes del inicio del espectáculo y tomamos algunas selfies.


Tanto el gorro como la bufanda que tenía puestos habían sido hechos por ella misma durante su convalecencia, hizo un montón de tejidos durante esos meses; abrigos para Lucy, gorros y bufandas hasta por encargo.

Decir que las competencias le gustaron no es suficiente, le encantaron; siempre había querido verlas y esta era la primera vez que lo hacía. Desde 2016 iríamos todos los años a ver a las patonas, con la única excepción del año 2021 debido a la pandemia; una vez que no tuvimos chance de ir a Tacoma las vimos en el CenturyLink (ahora Lumen) de Seattle.

Y siempre al salir seguíamos con otra tradición, porque a ella le gustaban mucho las hamburguesas de Burger King; ir al restaurant a comer un combo de Whopper.

Como le había dicho, hay que vivir, si puedes darte tus gustos, dátelos, porque como dijo Simón Díaz en su "Caballo Viejo:" "después de esta vida no hay otra oportunidad." 


lunes, 27 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 179: Se va el 2015.

 Muchas cosas pasaron durante el período de fiestas de fin de año del 2015. A partir del día de Acción de gracias se activó el modo de celebración en nosotros debido a la recuperación de Gitty.

El pavo de ese año nos salió gratis porque la señora Isabel la llevó a una iglesia evangélica en Issaquah donde los repartían una semana antes de la celebración; también regalaban otras cosas y Gitty se puso de lo mas contenta buscando abrigos y otras prendas de ropa invernales. Ese día de Acción de gracias lo celebramos primero en el apartamento y luego fuimos donde la señora Isabel para cerrar la jornada.

El día siguiente se celebraba el desfile de Macy's en Seattle que recorría todo el centro de la ciudad; Gitty se fue con Graciela y los familiares de la señora Isabel mientras yo me llevaba a Lucy después de pasearla. Quedamos en lugares diferentes pero lo dejamos así porque el desfile ya había empezado. Lo mas notable de ese espectáculo fue el ataque que le dio a Lucy cuando pasaron las comparsas de los perros bomberos, los dálmatas.

A pesar del espectäculo de Lucy pudimos tomar fotos y videos de otros participantes que no fueron tan controversiales para ella.

Gitty me comentó en noviembre que deseaba ir a ver El cascanueces, pero no el que se presenta todos los años en Seattle, sino una representación que prepara el College del pueblo de Centralia con su ballet amateur; como me insistió tanto, pues fuimos para allá a ver la obra de ballet. El sábado de la función coincidía con el desfile de tractores adornados con luces navideñas, un espectáculo muy particular de esa población. Pudimos ver parte del show antes de llegar al teatro y acordamos que teníamos que ver tal desfile en el futuro.

La función de ballet fue bastante sencilla cuando se compara con el Cascanueces de las grandes ciudades, pero quedó muy bonito y todos quienes participaron lo hicieron de manera excelente. Gitty quedó encantada con lo que vio y le gustó tanto que me dijo que deberíamos volver todos los años, a lo que dije que sí porque también me pareció una demostración de buen arte.

Así se inició una nueva tradición en nosotros, ir a Centralia a ver el desfile de tractores, el Cascanueces y terminar comiendo hamburguesas de Burger King antes de regresar a casa.

La navidad y el año nuevo los pasamos en el apartamento, celebrando con tranquilidad y descansando, hicimos los platos navideños de siempre, incluido el pan de jamón y Gitty recibió un par de regalos bastante lujosos de parte de Graciela.

Había terminado un año terrible, pero nos quedaba la esperanza de que Gitty saldría fortalecida de esa ordalía. No sabíamos que ese era apenas el principio de un calvario de casi ocho años.

domingo, 26 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 178: Vuelvo a dormir en mi cama.


Días después de haberle sido removido el puerto a Gitty le tocó consulta con la doctora para revisar su estado de salud, los marcadores de cáncer en su sangre y hablar de "cosas de mujeres" por el hecho de que su enfermedad estaba ubicada en el aparato reproductivo. 

Tal conversación, debido a que trataba temas muy íntimos, tenía que ser entre doctora y paciente exclusivamente (excepto por la intérprete), así que Graciela tuvo que esperar a que le dieran ingreso porque ese día no pude ir por razones laborales. Gitty me contó que básicamente la doctora le indicó que podía regresar a su ciclo normal de vida incluyendo sus "deberes de pareja," porque debido a que se le había extirpado todo su sistema reproductivo ya su vagina no podía lubricarse de forma natural y con el tiempo las paredes podían fusionarse. Para eliminar ese potencial riesgo que podría complicar mucho las cosas, pues tenía que mantener esas paredes abiertas, lo que implicaba una manera muy obvia de hacerlo.

En caso de que por cualquier razón yo no pudiera o quisiera cumplir con mis atribuciones o si ella no quería volver a tener relaciones, cosa que le pasa a cierto porcentaje de mujeres a quienes se les hace una histerectomía radical, pues tendría que introducirse periódicamente un aparato que la doctora le dio con la finalidad de mantener la cavidad vaginal abierta. También le dio un frasco de lubricante especial para usarlo con el artilugio o en la oportunidad que se decidiera a tener relaciones.

Al final todo dependía de lo que Gitty quisiera pero estando claro que había que evitar que esas paredes se pegaran.

Luego de finalizadas las quimioterapias le comenté que no me regresaría al cuarto hasta que la doctora le diese luz verde para así no ser un obstáculo en su completa recuperación, a lo que Gitty me dijo:

- Eso no puede ser, que estés tan tranquilo diciéndome eso, tú como que tienes un bochinche con alguna mujer de tu trabajo.

- En mi trabajo todos somos hombres y las pocas mujeres que hay son señoras casadas y respetables, además esto no es Venezuela donde están todos contra todos, aquí hay fronteras de colores muy bien establecidas, así que despreocúpate. Lo que quiero es estar seguro de que todo va a ir bien.

- Bueno, si tú lo dices, pero cuidado con una vaina.

Esa tarde, al yo regresar del curso, la encontré esperándome y me dijo:

- La doctora me dijo hoy que puedo regresar a mis actividades normales.

- Bueno, estamos a mediados de octubre, así que mejor es esperar al año que viene para que vuelvas a trabajar, si eso es lo que quieres.

- No, no te hagas el güevón, aquí no hablo de trabajar, eso no es. Lo que digo es que ya es hora de que vuelvas a dormir conmigo y guardes ese catre.

- Bueno, está bien.

- Y también me dijo que debemos tener sexo para que no se me peguen las paredes de la vagina, me dio una especie de consolador para usarlo si tú no quieres tener nada conmigo. También me dio un lubricante especial para esas cosas porque ya yo no puedo hacerlo por mi cuenta porque me sacaron todo. 

- Vaya, ¿y no es muy temprano para esas cosas? No sé, yo creía que el reposo para esas cuestiones era de un año.

- ¡No es temprano nada! ¿O es que tú sabes mas de eso que la doctora?

- No, por eso te digo que no sé, pero como la operación fue tan compleja, creía que eso llevaba mas tiempo.

- Ya han pasado mas de seis meses y me dio la luz verde, así que ella es la que sabe. Coge todos tus macundales y los llevas a la cama y cuando tengas un chance el fin de semana embalas el catre.

- Ok, eso es rápido, lo voy a hacer ahora y así cuando regrese en la madrugada me acuesto otra vez en la cama. Respecto a lo otro ya me dirás cuando quieres que empecemos.

- Claro que te lo voy a decir. No sé si vas a querer algo conmigo con esta enorme raja que tengo en toda la barriga, no sé si te voy a dar asco o grima.

- No te preocupes por eso que para mí siempre has tenido el mismo cuerpo de cuando estuvimos juntos por primera vez. Siempre te he querido sin importar como te veas.

- Yo sé que tú me quieres, lo que no sé es si te voy a ser atractiva.

- Tranquila, eso va a ir bien, no te preocupes. Yo soy como los boy scouts, siempre listo.

Acto contiguo cogí mi ropa de dormir, mi almohada y mi cobija y llevé todo eso a la cama, arreglé mi lado y lo dejé todo listo para cuando regresara a dormir en la madrugada. Fueron seis meses y cuatro días que estuve durmiendo básicamente en el piso, pero valió la pena porque Gitty se había recuperado muy bien de la operación y había vuelto a ser la de siempre, especialmente en lo de estar regañándome.

Acerca del sexo, pues poco a poco fuimos retomándolo con muchas precauciones de mi parte para evitar daños a su cuerpo. Desde entonces, cuando ella veía que yo no estaba pendiente de mis deberes conyugales, sacaba el aparato de la doctora y lo ponía en mi lado de la cama o en mi mesa de noche para que supiera lo que tenía que hacer el fin de semana sin excusas. Luego me preguntaba el sábado a mediodía:

- ¿Hoy vamos a tener "sesos"?

- Pues claro, no faltaba mas.

- Mira que si no tengo que usar lo que me dieron.

- Yo sé, no lo uses, es mejor que sea yo el que ocupe ese lugar.

- Bueno, ya sabes.

Y así fueron las cosas hasta pocas semanas antes de su deceso.


sábado, 25 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 177: Hay que vivir.


 Esta fue una de las raras veces en que Gitty me hizo caso al darle un consejo y me alegro que haya sido así. Siempre fue una persona orientada hacia el deber, así que a veces no disfrutaba de la vida lo suficiente; sin embargo el cáncer la cambió y se dio cuenta de que el tiempo que se pierde no se recupera, que es el tesoro mas valioso que existe porque no hay forma ni manera de ahorrarlo ni atesorarlo, pasa y sigue sin que haya manera de detenerlo y uno se queda cada vez con menos y menos.

Nunca fui uno de esos maridos dominantes que les prohíben cosas a sus mujeres porque uno se casa entre iguales; me basta con saber para donde va por razones de seguridad, mas nada. De ahí en resto ella puede hacer lo que mejor le parezca; como sabía muy bien eso, pues hizo lo correcto, aprovechar el tiempo durante su recuperación mientras yo trabajaba y me ocupaba de mis cursos.

Así que cuando me dijo que la señora Isabel, la mamá de Guillermo, la había invitado a la fiesta de 15 años de una de sus sobrinas, lo único que le dije fue: 

- Dale, no tengo ropa para la ocasión y tengo cosas pendientes, pero tú estás libre, aprovecha y ve para tu fiesta. 

Así lo hizo y así se vio con la quinceañera y la señora Isabel. 

Para el mes de octubre también le removieron el puerto ya que se esperaba que no necesitaría tratamientos adicionales en la escala que le fueron dados, aunque el tiempo mostraría que se cantó victoria muy rápido.

También acompañó a Graciela mientras se mudaba de residencia estudiantil y filmó un video.

Hasta tuvimos una pequeña aventura con una ardilla mientras paseábamos a Lucy una tarde antes de irnos a lavar la ropa. Durante el paseo, Lucy vio algo, se acercó a ver que era y resultó ser una ardilla herida, posiblemente había calculado mal un salto y se cayó. Me acerqué y en vez de ir a la camioneta a buscar unos guantes de carnaza que tenía en la caja de herramientas, pues agarré al animalito a mano limpia y me mordió por pendejo. Gitty me dijo:

- Cuando la ardilla te mordió se vio igualito a como se ve en las comiquitas, con todo y estrellas volando por el aire.

Mientras eso pasaba y yo trataba de hacer que dejara de morderme Gitty no me podía ayudar porque estaba privada de la risa viendo aquello. Finalmente pude soltarme de ese feroz animal salvaje y lo metí en un maletín que le di a Gitty mientras me iba a limpiar el dedo y curarme la mordida con el botiquín de primeros auxilios. 

Luego fuimos a la Humane Society de Bellevue a ver si podían atenderla pero nos dijeron que no porque ellos solamente recibían animales domésticos; que debíamos ir a Kent donde había una clínica para ese tipo de fauna. Así que nos fuimos a la dirección que nos dieron y antes de salir nos prestaron una jaula para que metiéramos a la ardilla y fuera mas cómoda que en un maletín.

Llegamos al lugar donde ingresaron a la herida y nos dijeron que se ocuparían de curarla, también dejamos la jaula con ellos ya que luego los de Humane Society la pasarían buscando o ellos se la devolverían, cualquiera de las dos cosas que pasara primero. Aprovechamos de volver a pasear a Lucy en un parque que está rodeando a una laguna llamada Lake Meridian donde la joven se puso a pisar cagadas de patos, lo que nos forzó a regresar al apartamento para darle un buen baño. De esa aventura quedaron estas fotos.


Sin embargo, lo mejor que hicimos en esos dos meses fue viajar a Portland el 9 de septiembre, cuando cumplimos 30 años de habernos conocido; a pesar de haber estado perdidos en la ciudad casi todo el día y que Graciela por último se separara de nosotros para pasear por el centro y hacer algunas compras, porque en Oregon no se cobra impuesto a las ventas.


Vinimos reencontrándonos casi a las siete de la noche para regresar a casa. En una de las zonas de descanso de la I-5 norte nos paramos y Gitty y yo nos pusimos a bailar esta canción de Cheo Feliciano que a ella le encantaba.


Gitty estaba empezando a vivir en serio, a veces las obligaciones se pueden posponer para disfrutar un poco de la vida antes que se nos vaya, y ella decidió que había llegado ese tiempo de divertirse un poco mas que antes, como me dijo parafraseando sin saberlo a García Márquez:

- La vida es un ratico.

viernes, 24 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 176: Se terminan las quimioterapias.

 Hay una palabra en inglés que describe una situación muy dura y difícil de superar, esa palabra es "grueling" y es la que encaja perfectamente con el primer tratamiento de quimioterapia de Gitty. Fue una durísima experiencia que logró finalizar a pura fuerza de voluntad.

Pocos días después de la última sesión volvió al SCCA para que le hicieran una tomografía (TAC) con el fin de ubicar rastros de cáncer en su cuerpo luego de todo lo que se le hizo. Para el viernes cuatro de septiembre a las dos de la tarde se programó una cita con la doctora con la finalidad de discutir los resultados de los exámenes de laboratorio y las imágenes TAC.

Gitty y Graciela se fueron adelante y yo las alcanzaría en el consultorio porque tenía que pasar por el trabajo antes de ir al SCCA; llegué con retraso y fui corriendo hasta el lugar donde estaban reunidas, cuando entré me dieron la buena noticia: no había señales visibles de cáncer en el cuerpo de Gitty, si bien era posible que existieran células malignas, no estaban agrupadas ni tampoco existía la cantidad suficiente como para ser detectadas por los reactivos usados, así que podía considerarse que el cáncer estaba oficialmente en remisión y tocaría hacer seguimiento por si se producía un rebrote.

La noticia fue tan buena que nos tomamos una foto juntos.

Luego de despedirnos de la doctora y la intérprete nos fuimos al Cheesecake Factory que está en el Southcenter Mall cerca de donde vivimos para comer y hacer una pequeña celebración que Gitty se merecía después de tiempos tan duros donde nos inventamos las mil y una para mantener su espíritu arriba.

Como a ella le gustaba el boxeo (y a mí también) pagué los 100 dólares de pay-per-view para así poder ver la "pelea del siglo" Mayweather-Pacquiao que al final fue una especie de parto de los montes porque Pacquiao se lesionó un hombro y Mayweather se la pasó corriendo por el ring.

Durante todo ese tiempo el apartamento estuvo lleno de flores para que Gitty estuviera contenta porque a ella le gustaban mucho.

Y Lucy, como lo comentamos antes, era su enfermera y siempre estaba pendiente de ella.

También compramos adornos de los Muppets, Miss Piggy y la Rana René (Kermit, como ahora se le debe decir en español).

Parecía que Gitty podía curarse del cáncer, por primera vez desde marzo estábamos optimistas, y ella se pegó de una canción de Arabella que veía como una descripción de su vida.

Y como lo hablamos aquella noche cuando estaba tan deprimida, Gitty decidió ponerse a vivir a partir de ese momento, porque decidimos que se tomara el resto del año para recuperarse y luego decidiera si quería volver a trabajar. Era tiempo de relajarse y pasarla bien.

  

jueves, 23 de marzo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 175: Mientras tanto la vida sigue.


 Graciela seguía estudiando y acumulando éxitos, había presentado una aplicación para ingresar a la "College Sucess Foundation" y se la habían aceptado. Esta fundación se encarga de entregar becas a estudiantes aventajados a través de un método diferente; en vez de recaudar fondos y repartirlos lo que hace es que personas acaudaladas apadrinen jóvenes para que finalicen los estudios. Esto se logra a través de un riguroso proceso de selección para así escoger los mejores candidatos en humanidades y STEM.

Con esta beca ya Graciela podía relajarse, porque le cubriría todos los gastos académicos de su último año lectivo y no tendría preocupaciones en ese sentido, tenía mas que suficiente con las que se presentaban respecto a la salud de su mamá.

Gitty también estaba algo preocupada porque nunca le habíamos conocido ni siquiera un noviecito de liceo y a veces me decía:

- Como que nos vamos a quedar sin nietos, porque la Graciela no parece tener hormonas o es que no se le van a despertar jamás y nunca.

- Ya eso llegará, yo también quiero que se empate con alguien, porque si sigue así le va a pasar como a la prima del Conde del Guácharo, se la va a pasar haciendo arepas todo el santo día y no quiero ponerme como el Conde que según él mismo le decía a la famosa prima: "mija, vaya y désela así sea al guachimán (watchman) de la esquina, pa' ver si deja de estar haciendo arepas todo el santo día."

- Coño, tampoco así, yo no quiero que se vaya a arrejuntar con un guachimán.

- Solo lo digo por la joda del Conde, ya tiene mas de 20 y nada.

- Desde luego que tampoco quiero que se vaya a enamorar y descuide los estudios, o que vaya a salir embarazada mientras está en la universidad.

- Eso no va a pasar, y en caso de que pase tampoco va a ser una tragedia. Tú te enamoraste y te graduaste.

-  Ah sí, porque yo fui la única que se enamoró.

- Bueno, claro, yo también me enamoré, pero al final ambos nos graduamos. De todas formas, por los vientos que soplan como que no se va a enamorar.

- No, por favor, yo no quiero que sea como tu tía Elba, que nunca tuvo perro que le ladrara. Eso sería una tragedia.

- Bueno, vamos a ver lo que pasa, a lo mejor algún día nos sorprende.

Y al final nos sorprendió. En la universidad conoció un muchacho de ascendencia mexicana que no era malo, estaba estudiando ingeniería y conocimos a su familia, de hecho Gitty con el tiempo se hizo muy amiga de su mamá. Guillermo, que ese es su nombre, no es malo, lo que pasa es que para una joven como Graciela se necesita alguien muy maduro y sumamente paciente, y un hombre así es difícil de encontrar.

De cualquier forma, nuestra hija tenía una relación romántica o platónica, no sabíamos muy bien cuál era la real, pero al menos había algo.

- ¿Viste?, te dije que en algún momento se le iban a activar las hormonas.

- Que bien, ahora que haga lo que quiera, yo no voy a ser como mi mamá, que me hizo la vida imposible contigo. ¿Y tú que piensas?

- Yo no soy padre gallego, no me voy a poner como el José Luis Perales con su "¿Y cómo es él?" o el Julio Iglesias con su "De niña a mujer." Si algún día se llega a casar o arrejuntar voy a ser el hombre mas feliz sobre la tierra, pero me va a dar un poco de lástima con el desventurado que vaya a ser su marido.

- ¿Por qué?

- Imagina tener una mujer como mi mamá, a veces pienso que mi papá se volvió alcohólico por tener una mujer tan tóxica.

- Coño Ramón, no exageres, tampoco así es la vaina. ¿Tú crees que Graciela va a ser difícil?

- Tú eras muy difícil y arisca como novia, pero tenías la ventaja de que eras muy dulce conmigo. Cuando estabas de buenas eras maravillosa, amorosa y tan dulce. Pero Graciela es mas seca que el desierto de Gobi, el pobre sujeto no va a poder ni agarrarle la mano.

- No me digas eso, porque así nos vamos a quedar sin nietos. Ojalá que cambie y se ponga un poco mas dócil. A mí me cae bien Guillermo y su familia se ve muy buena.

- Sí, vamos a ver que pasa, a ver si no lo vuelve loco.

Entre trancas y barrancas la relación sobrevivió como dos años al estilo Taylor- Burton. Mientras tanto la amistad de Gitty y la señora Isabel sí prosperó y trascendió al noviazgo.

Para ese entonces nuestra hija ya tenía un cierto nombre entre la comunidad académica, pertenecía a varios grupos que se reunían en el Centro Étnico y Cultural de la universidad y hasta había viajado a la Universidad de Notre Dame en Indiana como conferencista invitada, sin contar con el activismo político que desarrollaba en defensa de las comunidades de inmigrantes y personas sexodiversas.

Era cuestión de tiempo para que Graciela empezara a salir en prensa y televisión.