Gitty y yo a veces podíamos disfrutar de momentos de relajación e intimidad en la casa, cuando nos podíamos sentar en la sala a escuchar música y hasta ponernos a bailar nosotros dos solos, mientras tomábamos unas copas de vino acompañadas con algunos pasapalos. Recuerdo especialmente un fin de semana en que mi mamá se quedó con Graciela en Caracas y ese sábado en la noche nos inventamos una fiesta para nosotros dos escuchando el disco de Santana que se había ganado todos los Grammy del año 2000, y bailamos nuestras canciones favoritas un montón de veces, después de todo estábamos solos y podíamos hacer lo que nos diera la gana.
Acerca de cómo sobrevivir a la pérdida de la única mujer que he amado mientras me dedico a escribir tonterías para encontrar algún sentido a la vida que no es vida sin ella.
viernes, 25 de noviembre de 2022
Nuestra historia de amor: Capítulo 61: La última navidad en Venezuela.
Y un bolero con el que la enamoré cuando empezamos nuestro noviazgo, bailarlo ahora estando casados le daba un sabor muy diferente, y como cosa rara, la versión en inglés tenía una letra aun mas bonita que la española. Lo recuerdo tanto porque lo bailamos absolutamente enamorados, besándonos durante toda la canción, abrazados y casi sin movernos; no solamente cuando lo pusimos por primera vez, sino todas las veces que lo repetimos. Esa noche fue una de las mas felices de nuestras vidas, una fiesta en la que los invitados fuimos nosotros dos, enamorados como dos adolescentes y con 12 años de casados por la iglesia. El matrimonio no es la tumba del amor para una pareja que se ama profundamente, es solo una formalidad que se necesita para cumplir su anhelo mas profundo, vivir juntos hasta que la muerte los separe; y mas todavía, trascender la vida y la muerte y seguir amándose como almas gemelas hasta el fin de los tiempos, como lo dice el final de la versión inglesa de este bolero. Cuando éramos novios, le escribía muchas cartas y tarjetas de amor, tantas, que ella llenó una caja con todas ellas. Una de esas cartas tenía impresa la traducción de la versión inglesa, que era así:
" Si trato de expresarte
cuánto te necesito
desde el fondo de mi solitario corazón,
mi amor por ti
solo para decírtelo al oído
duraría una eternidad,
y saber que me quieres
será algo sublime.
Siempre estarás conmigo
en mis tristezas,
cuando el sol brilla y cuando llueve
por tí elevo súplicas todas mis mañanas
deja que dure para siempre,
por favor, ¿puedes verlo?
Un amor como el mío
solo puede haber sido creado en el cielo
y te amaré hasta el final de los tiempos."
Luego del viaje, teníamos resueltos todos los regalos navideños y también la ropa que nos íbamos a poner para las fiestas, así que decidimos hacer los platos típicos de la temporada en la casa entre nosotros y mi mamá. Así que nos pondríamos a preparar hallacas, pan de jamón, dulce de lechosa, ensalada de gallina y pernil.
Era la primera vez en muchos años que haríamos todo el menú navideño venezolano, como que si el destino nos hubiese dicho que era nuestro último fin de año en el país en el que nacimos, no teníamos idea de tal cosa, pero eso era lo que nos deparaba el futuro.
Las festividades decembrinas de 2001 fueron las mejores que pasamos en Venezuela, nos invitaron a muchas fiestas, nos dimos muchos gustos, sobraron los regalos y disfrutamos un montón. Gitty estaba verdaderamente feliz ese mes, todo fue alegría para nosotros. Pensábamos que el 2002 sería aun mejor que el 2001, a pesar de los nubarrones que se veían en el horizonte.
Jamás nos imaginamos que las siguientes navidades serían muy diferentes, y que estaríamos en una situación precaria en todos los sentidos. El fin de año de 2001 fue nuestro canto del cisne.
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