miércoles, 9 de noviembre de 2022

Nuestra historia de amor: Capítulo 45: 1998.

 Parecía que habíamos logrado convertirnos en una típica familia de clase media suburbana, teníamos buenos empleos, casa que en algún momento sería propia, una hija y hasta una mascota; salíamos los fines de semana, podíamos pagar para ir al teatro y también para ver espectáculos diversos en Caracas. En líneas generales, como que estábamos saboreando las mieles del éxito, tanto así que Gitty se mandó a quitar el dispositivo intrauterino porque consideró que podíamos reabrir la fábrica reproductiva, aunque en realidad nunca supe que lo había tenido puesto sino hasta el año 2000.

A principios de diciembre del año anterior, por fin pudimos bautizar a Graciela, sacramento que había sido pospuesto varias veces debido a diversos obstáculos que se presentaron en el camino; sería un bautizo múltiple porque iban a venir los dos hijos de José, mi hermano mayor, Axel y Génesis. La ceremonia se llevó a cabo en la parroquia Artigas de Caracas y así pudimos cumplir con esa necesidad católica que preocupaba mucho tanto a la madre como a la abuela. Así también Graciela pudo conocer a sus dos primitos y compartir con ellos.

Como estábamos en una buena situación, pudimos planificar las primeras vacaciones desde 1994, que serían en nuestro lugar favorito, el estado Falcón; como una compañera de trabajo y curso de Gitty vivía en Punto Fijo, nos serviría de guía para conocer otras partes del estado; además estrenaríamos carro, porque Ford Motor tenía un programa con Empresas Polar que permitía la compra de vehículos por parte de los empleados de nivel medio en condiciones muy ventajosas con financiamiento del Banco de Venezuela.

Como en enero había recibido un aumento de sueldo del 20%, resultaba ser un buen negocio meterse en ese plan de compra, así que en febrero compramos el carro, un Ford Fiesta 1998, muy similar al de la foto.


Para el 8 de abril, miércoles santo, salimos a primera hora de la mañana a Coro, donde sería la primera escala para dejar el equipaje en el hotel Federal y de allí saldríamos a Punto Fijo a encontrarnos con la amiga de Gitty en el club de PDVSA en Punta Cardón.


Se puede notar en mi cara el desguañangamiento luego de manejar cerca de 10 horas, al igual que el fastidio de Graciela, mientras Gitty estaba de lo mas contenta. Visitamos muchos lugares que no conocíamos, como ese club y hasta un zoológico de especies autóctonas, además de disfrutar de mucho sol y playa.


Graciela nunca estuvo muy impresionada con los Médanos de Coro las veces que los visitó, pero su mamá y yo sí los disfrutamos mucho. Toda esa Semana Santa nos la pasamos metidos en la playa, conocimos gente, de hecho hicimos fiestas playeras, y la última noche la pasamos en un hotel de lujo para los estándares venezolanos, el hotel Cardón.


El domingo de resurrección regresamos a Caracas y en el camino nos paramos en Boca de Aroa a comer pescado frito, igual que como hicimos en la vía de ida. Como pareja y familia estábamos creando nuestras propias tradiciones, algo importante para reforzar nuestros lazos y crear una excepcionalidad propia. Muy lejos estábamos de imaginar que esas tradiciones tendrían que ser rotas en el futuro, aunque para esa fecha las primeras nubes de tormenta empezaban a formarse en el horizonte, era año electoral y se había lanzado como candidato presidencial uno de los jefes del intento de golpe de 1992, Hugo Chávez Frías.

Para el mes de mayo, empezaron a correr rumores acerca de una posible fusión entre las empresas Savoy brands y Frito Lay, cosa que desmentían constantemente los directivos de ambas empresas, pero los rumores resultaron ser ciertos, y ese fue el final de una historia que empezó el 16 de agosto de 1996, cuando el Grupo Cisneros, en un golpe sorpresa, rescindió su contrato con PepsiCo y se alió con Coca Cola, de esa manera Pepsi quedó fuera del mercado venezolano durante varios meses hasta que llegó el Grupo Polar a firmar un contrato para producir y distribuir las bebidas gaseosas de la marca.

A la larga, por cuestiones de sinergias empresariales, Polar debía arropar todas las marcas de PepsiCo, incluídas las de snacks, y eso fue lo que hicieron luego de meses de negociaciones entre la transnacional y el conglomerado venezolano. La solución sería fusionar las marcas, eliminar todo lo que estuviese duplicado, simplificar rutas de ventas y usar el sistema administrativo de Frito Lay, con lo que los jefes de oficina pasarían a ser los de esta empresa, y los de Savoy brands quedarían por fuera.

Este proceso se desarrolló en tres meses, y así para agosto, a un año de haber entrado, estaba fuera, debido a circunstancias que escapaban a mi control. Si bien empecé a buscar empleo apenas enterarme de los rumores, el mercado laboral estaba completamente caído, ya que el ex golpista empezaba a subir en las encuestas y las empresas decidieron parar sus inversiones, con lo que las ofertas de empleo disminuyeron considerablemente. Ante esa perspectiva, intenté contactar empleadores pasados, prueba que no me salió nada bien y contaré en detalle en el próximo capítulo.



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