jueves, 17 de noviembre de 2022

Nuestra historia de amor: Capítulo 53: Eres mi debilidad.

 Cuando iniciamos nuestro noviazgo, me gustaba hablarle a Gitty en clave musical, como mi voz siempre fue un desastre total, tenía que servirme de música para expresarle mis sentimientos de forma medianamente elegante y romántica. Así que me servía de muchos boleros y baladas, por ejemplo, un bolero de Alberto Beltrán con la Sonora Matancera, "Todo me gusta de ti."

Pero también, una vez le puse otra canción con una letra mas agresiva y un ritmo muy fuerte, que cuando la escuchó se quedó completamente loca porque nunca había oído algo así.

Cuando le comenté la reacción de Gitty a un pana que es músico, me dijo:

- Chamo, eso es como ponerle un plato de mondongo a alguien que lo único que come es sopa de pollo. Esa jeva lo mas fuerte que ha escuchado en su vida es "Caraballeda" de la Billos.

- Bueno, por algo se empieza.

- ¿Y qué te dijo de esa canción de Fania?

- Que nunca había escuchado un sonido tan potente.

- Al menos no te dijo que era algo horrible.

- No puedo decir que le gustó, pero tampoco puedo decir que no le gustó, la sorprendió.

Desde entonces, frecuentemente le decía que ella seguía siendo mi debilidad, y a veces me lo recordaba, especialmente después de una pelea, si yo seguía enfurruñado.

- ¿Todavía sigo siendo tu debilidad o ya no soy tu debilidad?

En agosto de 2000 me llamaron oficialmente del CONICIT para ofrecerme la coordinación de varios programas para desarrollar especialistas en desarrollo tecnológico combinados con otros mas tradicionales, tenía que crear un departamento nuevo desde cero y organizar toda una serie de expedientes atrasados mientras creaba todo el marco teórico y programático de un sistema de financiamiento para formación de profesionales de alto nivel en tecnología.

Esa no era una tarea fácil, tuve que armar el departamento y buscar el personal necesario, al final logré completar un equipo de siete personas sumamente eficientes y quienes me ayudaron a lograr todas esas metas.

Gitty se alegró mucho porque decía que ahora sí tenía un trabajo que estaba a mi nivel profesional e intelectual, uno además que era muy prestigioso porque el CONICIT era considerado como uno de los organismos gubernamentales de excelencia en Venezuela, al nivel de EDELCA, el IVIC, PDVSA y el mismo SENIAT.

La gerencia de Formación, a la que estaba asignado mi departamento, era la ciudad de las mujeres, como la película de Fellini; creo que de casi cincuenta personas que trabajaban allí no mas de cuatro éramos hombres, lo que me llamaba mucho la atención y también se la llamaba a Gitty, que era bastante celosa.

- Lo malo de tu trabajo es que hay muchas mujeres ahí.

- Acuérdate del consejo que me dio Coché: "nunca metas el g&%vo en la nómina," y eso yo lo sigo como un dogma, además, yo si salgo es a echarme palos con los hombres, no me voy a poner a salir con mujeres, para eso te tengo a ti, que te conozco bastante y resulta mucho mas divertido estar contigo.

- Bueno, igual está mosca, mira que las mujeres son una cosa seria y puede haber alguna que quiera sonsacarte.

- Como si yo fuera tan buen partido.

Lo que sí era cierto es que tenía que viajar bastante, porque los programas que dirigía estaban proyectados a nivel nacional y las universidades públicas estaban involucradas en esos proyectos; también tenía que reunirme con las cámaras de industria y comercio estadales y asistir a conferencias, simposios y congresos de todo tipo. Al final a Gitty no le importaba mucho lo de los viajes porque entre el sueldo y el prestigio asociado al cargo se compensaban mis ausencias y ella se sentía muy orgullosa de mí, lo que era bueno para nuestra relación.

Parecía que nos habíamos convertido en una pareja exitosa, con todo a nuestro favor, una posición económica holgada, empleos bien pagados en nuestras especialidades profesionales, casa y carros propios, un nivel socioeconómico de clase media y una hija saludable e inteligente. Lo teníamos todo y parecía que íbamos a seguir creciendo.

Sin embargo, no me sentía cómodo, sabía que la situación política del país se hacía cada vez mas frágil, y que si llegaba a deteriorarse tendríamos que tomar decisiones duras y muy difíciles. Me sentía en una fiesta que en algún momento iba a terminar y ese final de fiesta iba a ser muy malo.

¿Qué nos deparará el 2001?



 

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