Algo muy simpático acerca de Gitty era el hecho de que me celaba mucho. ¿Por qué una mujer tan bella e inteligente iba a tener celos si su marido era un tipo tan feo y con una voz tan horrible?
Esto cambió en 1997 cuando salió DIRECTV, y apenas nos enteramos de su existencia nos conectamos al sistema con tres decodificadores para así tener el servicio en dos cuartos y la sala. Como por fin teníamos una señal satelital estable y un montón de canales para ver, pues nos pusimos a ver nuestros programas favoritos; en mi caso el beisbol de grandes ligas.
Al ser fanático de ese deporte, me puse a mirar todos los juegos de postemporada por ESPN y un sábado al anochecer, cuando estaban transmitiendo el segundo juego de la serie de campeonato de la liga americana entre Cleveland y Baltimore, se aparece Gitty y se para frente al televisor:
- Escoge, o el juego de pelota o yo.
- Pero bueno chica, ¿y entonces?, ¿no puedo ver el juego?, tú sabes que a mí me gusta mucho y no le hago daño a nadie.
- Lo que pasa es que te pones a ver el juego y no me prestas atención.
-¿Cómo que no te presto atención? No te pido nada y siempre en los entreinnings me doy una vuelta por el cuarto, no te voy a ser infiel con un juego de pelota. Además, cuando se acabe el juego no voy a tener nada que hacer; luego me vas a venir conque soy muy fastidioso y no te dejo en paz, ¿entonces?
- Es que ni me ves, y eso me molesta porque pareciera que no tengo marido ni perro que me ladre.
- Claro que te veo, cuando termine el juego, que está muy bueno, voy al cuarto y me acuesto a ver TV allá contigo, o damos una vuelta, o hacemos lo que tú quieras, solo deja que termine de verlo y nos ponemos de acuerdo.
- ¿Y cuándo va a terminar eso?
- Va por el sexto inning, así que terminará en menos de una hora.
- Está bien, entonces me voy y te veo en una hora.
- ¿Y te vas a ir así después que alborotaste el avispero? Ahora me tienes que dar un beso.
- ¿Y para qué, si estás viendo el juego?
- Porque es el peaje que tienes que pagar por interrumpir mi velada.
- Bueno, está bien.
Entonces me levanté de la colchoneta que tenía extendida en el piso de la sala para ver el televisor, la abracé y nos besamos por un buen rato. Luego le di un besito mas corto y así se fue tranquila al cuarto; lo cómico fue que ese juego se fue a extrainnings y vino terminando casi dos horas después.
Pero así era, Gitty me celaba hasta de los juegos de pelota, siendo que yo debía ser el celoso, y no lo era. En los tiempos de Cúa, debido al calor, ella iba lo mas ligera de ropa posible, así que usaba unos shorts ultra cortos y unos tops abiertos abajo y sin sostenes, para no sofocarse, así que sin proponérselo, se veía super sexy aunque ni cuenta se daba; pero sí se daban cuenta, y mucho, los zamuros que pululaban por la zona.
Y quien diga que no se parecen, miente como un bellaco.
Le insistía que era imposible que tuviera otras mujeres, porque simplemente no había por quien cambiarla, que si la iba a voltear tenía que ser con una mejor que ella y alguien así era muy difícil de encontrar, si es que acaso existía, y que en caso de encontrarse, esa mujer no se iba a fijar en mí, así de sencillo.
- Eso es lo que tú crees.
- Ninguna mujer, excepto tú, me ha parado bolas.
- Eso es que no te das cuenta, las mujeres te sacan cuadros y no lo ves.
-Bueno, cuando veas una haciendo eso me dices.
-Sí, Luis.
SI hubiera tenido buena voz, le habría cantado esta canción:
Para el tercer trimestre de 1997 se había progresado mucho en el equipamiento de nuestro hogar. El muro perimetral estaba listo, al igual que el portón del garaje, el tanque de agua subterráneo, el cobertizo en la parte trasera del patio, se habían cambiado todas las ventanas por unas corredizas, se había refinado la cocina empotrada, habíamos comprado otra nevera y las duchas de ambos baños tenían puertas. Asimismo, compramos un juego de comedor y otro de sala y mandamos a hacer un mueble de pared para la sala además de los closets de ambos cuartos, todo eso en un año.
También en 1997, debido a que Graciela quería un perro, aunque ella no decía perro, sino guau guau, mi mamá decidió comprarle una perra pastor alemán en la famosa escuela de Los Teques; a la cachorrita la bautizó Gitty con el nombre de Pola, y Pola se quedó por todo el tiempo que vivimos en Cúa y mas allá.
Así que podíamos decir que estábamos completos, hasta mascota teníamos, y gozábamos de una relativamente buena posición económica, lo que nos permitía acelerar los trabajos de embellecimiento de la casa y al mismo tiempo guardar dinero para pagar la hipoteca antes del tiempo establecido.
Esas navidades las pasamos de lo mejor, hicimos hallacas, pan de jamón, dulce de lechosa, ensalada de gallina, brindamos con champaña y hasta nos regalaron jamón planchado. Parecía que por fin íbamos a estar como en los cuentos de hadas, o al menos eso era lo que creíamos, pero la vida no es así de fácil.
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