El taxi había llegado a tiempo, eran las 5:20 de la mañana y estábamos saliendo del apartamento con las maletas y maletines cuando Gitty me pregunta:
- ¿Dónde está la carpeta con tus trabajos de investigación?
- ¡COÑO! ¡Está en la cama! - y regresé corriendo al cuarto a buscarla.
- Menos mal que me lo recordaste, de vaina dejo los trabajos aquí y eso si hubiera sido un problema.
- Un día de estos vas a salir a la calle en calzones porque se te va a olvidar ponerte los pantalones - dijo mientras nos montábamos en el ascensor.
Llegamos a buena hora al aeropuerto y pasamos por todos los controles sin novedad, listos para abordar el Boeing 777 de American Airlines rumbo a JFK. El vuelo salió bastante puntual y con poca gente, no mas de 70 u 80 pasajeros para un avión tan grande. Fueron poco mas de cuatro horas de vuelo bastante tranquilo y Gitty pudo estar relajada conmigo al lado, mientras le decía lo que íbamos a hacer en NYC luego que encontráramos un hotel para pasar la noche.
Llegamos a JFK poco después de mediodía, pero entre los trámites de inmigración y aduanas salimos pasada la una de la tarde. Cogimos un autobús que nos llevara a Manhattan para buscar hotel, darnos un baño y salir a pasear por la ciudad. La conexión a Boston la teníamos al día siguiente a las dos de la tarde, así que disponíamos de casi 24 horas para conocer la Gran Manzana.
Encontramos un hotel cerca de la estación Grand Central y nos hospedamos allí, era pequeño pero bastante céntrico, y la habitación cómoda y muy limpia. Hacía bastante frío, pero teníamos ropa adecuada para la ocasión e igual Gitty estaba muy emocionada y quería salir lo antes posible.
Nos bañamos corriendo y antes de las cuatro de la tarde estábamos fuera para empezar el paseo. Tomé nota de la dirección del hotel para encontrarlo rápidamente al regreso y nos fuimos a pie a Times Square mientras nos deteníamos a ver tiendas en el trayecto. Times Square era el primer lugar al que quería llevar a Gitty porque ella no lo conocía y nunca antes había visto algo así.
Llegamos por una calle lateral y cuando Gitty dobló la esquina se quedó deslumbrada, pude ver como su rostro cambió. Se había convertido en una niña, abrió la boca desmesuradamente de lo admirada que estaba y los ojos le brillaban de la emoción, como si hubiese visto un juguete nuevo. Su reacción fue uno de esos momentos mágicos de felicidad absoluta, uno de los recuerdos mas hermosos que tengo de ella, poder verla como era de niña en ese preciso instante es una imagen que se quedó grabada en mi memoria para siempre, lástima que en ese entonces no había teléfonos celulares con cámaras para haber retratado ese momento.
Logré tomar una foto minutos después y es lo mas cerca que uno se puede imaginar de ese instante.
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