Esta canción del álbum "Motivos" de 1993, compuesta por Omar Alfanno no la conocía, pero resultó ser la descripción mas exacta que he escuchado musicalmente de Gitty, esa letra la refleja de manera perfecta. Mientras la oía podía ver a Gitty en cada palabra cantada por el gran Cheo Feliciano, es increíble como una canción puede describir a alguien con tal perfección, como si el compositor conociera a Gitty.
2001 fue el año en el que nos convertimos en una pareja de clase media profesional, y fue también el año de la gran oportunidad.
Para el mes de agosto, me llega al buzón de mi dirección de correo electrónico del trabajo uno firmado por Larry Summers, personaje que fue tesorero de los Estados Unidos durante la presidencia de Clinton, pero que para entonces no sabía que era el rector de la Universidad de Harvard; estuve a punto de lanzar la comunicación directo a spam, pero decidí abrirla a ver que decía.
El correo era una invitación a participar en un curso auspiciado por el LASPAU de la universidad para el desarrollo de líderes latinoamericanos en formación de especialistas en nuevas tecnologías; lo interesante era que la invitación no era genérica sino que estaba a nombre mío con todos los detalles de mi cargo y al mismo tiempo indicaba a quién debía contactar para iniciar los procedimientos.
Imprimí el correo y me lo llevé a la casa para que Gitty me diera su opinión al respecto.
- Me llegó esto hoy al trabajo, parece interesante, pero creo que necesito tu opinión - le dije mientras le entregaba la hoja impresa.
- Dame para ver - me dijo mientras la tomaba y empezaba a leerla.
- Se ve interesante - me dijo luego mientras me la devolvía.
- ¿Qué opinas?
- Ve por ella, esa se ve como una oportunidad muy buena para tu currículum, un curso de Harvard tiene mucho peso curricular, es una de esas oportunidades que se dan una vez en la vida, mas si te la paga el trabajo, dale que para luego es tarde.
- ¿Entonces le doy?
- Dale, no dejes escapar esta oportunidad.
Al día siguiente le presenté el correo a mi jefa, este curso iba a estar dividido en dos partes, una virtual y otra presencial; la primera iba a durar 10 semanas con dos horas diarias de contacto en un salón creado para ese efecto (eran los tiempos de la infancia del e-learning) y la segunda duraría una semana con reuniones presenciales de ocho horas diarias. El costo total sería de US$ 2.750 y recibiríamos nuestros diplomas y certificaciones.
Mi jefa aprobó el curso y luego tuve que crear el punto de cuenta para recibir el dinero que cubriera los gastos del viaje, pasaje y matrícula; lo bueno era que mientras todo eso se tramitaba ya podía iniciar mi participación.
Kairós era el dios griego que representaba la oportunidad, nieto de Kronos e hijo de Zeus, era un dios travieso y juguetón que no se quedaba fijo en ningún lugar, poseía una cabellera distribuida asimétricamente, ya que era abundante en la parte delantera de la cabeza mientras que atrás casi no había pelo; la idea acerca de esto era que la única forma de atraparlo se presentaba cuando estaba al frente, si se dejaba pasar, ya no había posibilidad alguna de cogerlo; de ahí viene el viejo refrán "la oportunidad la pintan calva".
Gitty alguna vez me dijo, mientras conversábamos:
- Una de las cosas que mas me gustan de ti es que cuando se te presenta una oportunidad la aprovechas, no la dejas pasar, luego ves si es buena o mala, pero siempre la agarras.
- En mi familia, especialmente entre los hombres, hay todo un cementerio de oportunidades perdidas y desperdiciadas, y desde mi niñez fui testigo de excepción, así que me juré a mí mismo nunca desaprovechar las que se me presentaran, tenía que aprender con el ejemplo.
- Y por eso siempre las atrapas.
- Así es, no dejo escapar ni la mas mínima, porque luego no se van a presentar mas nunca; y tú eres un ejemplo viviente.
- ¿Cómo es eso?
- Si me hubiese bajado en la parada de autobús donde me tenía que bajar te habría perdido para siempre, no lo hice porque sabía que tú eras mi oportunidad, y mira, aquí estamos, enamorados hasta los huesos.
- Sí, también fue mi oportunidad que tú me ayudaste a tener, y gracias por eso.
- Al contrario, gracias a ti, porque hiciste florecer esa oportunidad y la convertiste en un gran amor, de esos que se cuentan en las novelas.
Para septiembre ya estaba firmemente anclado en el curso y me quedaba un par de horas adicionales en el trabajo para estar conectado y participar en las actividades programadas diariamente, todo iba viento en popa.
Hasta el 11 de Septiembre de 2001.
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