Luego de ocho días de viaje cruzando toda la unión americana se termina muy cansado, pero Gitty le había cogido el gusto a los videos POV e hizo uno apenas se levantó ese domingo mientras Graciela estaba dormida y yo tieso en la cama.
El día lunes 30 nos levantamos muy temprano para hacer todas las diligencias pendientes, la primera de todas fue ir al distrito escolar de Seattle para que nos orientaran respecto al liceo de Graciela; como en EEUU el sistema de escuelas públicas es descentralizado cada estado tiene su propia organización, así en Florida los distritos escolares están divididos por condados, mientras que en Washington se dividen por ciudades; así en un mismo condado hay varios de ellos dependiendo de la cantidad de ciudades que tenga.
Al llegar a la sede de las escuelas de Seattle nos atendió una especialista muy amable y explicó que primero teníamos que encontrar vivienda para luego poder recibir la zonificación correspondiente, pero debido a las circunstancias escolares de Graciela, ella podía inscribirse directamente en Interlake y luego se hacían las diligencias restantes.
De esas oficinas nos fuimos directo al liceo y tuvimos la buena suerte de que en esa semana el distrito escolar de Bellevue estaba en receso de invierno, por lo que Graciela no perdería clases; las oficinas administrativas estaban abiertas e hicieron todo el papeleo correspondiente para finalizar su traslado desde Coral Gables. Iniciaría clases el lunes seis de febrero; al menos ya habíamos resuelto la primera urgencia.
Nos faltaba el conseguir vivienda, y eso nos llevó los siguientes tres días. El problema principal tenía que ver mucho con los precios, ubicaciones y requisitos; ninguno de los tres renglones se alineaba con los otros. En pocas palabras, los precios eran muy elevados comparados con todo lo demás, y los lugares cuyo costo estaba acorde a nuestro presupuesto eran muy malos.
Por último, Gitty se fijó en algo que yo había obviado por completo, y era que justo al frente del hotel estaba un conjunto residencial donde había alquileres disponibles; en todos esos días no le presté atención porque los edificios estaban en una colina boscosa y los árboles los tapaban. Así que ella me dijo que fuéramos a ver que tal.
La encargada nos recibió muy amablemente y nos dijo que para ese momento solamente tenían disponibles apartamentos de una habitación, pero que luego cuando hubiese uno de dos cuartos disponible podríamos cambiarnos pagando solamente una diferencia de 150 dólares y eso era todo. Fuimos a ver el apartamento 105 y era lo que estábamos buscando, los requisitos estaban acorde al lugar y al precio, así que hicimos negocio y cerramos el contrato. Cuando Mónica, la encargada, nos enseñó el apartamento, subimos todos, incluida Lucy, y al Gitty ponerla en la alfombra para que estrenara su nuevo hogar ella se lo tomó literalmente e hizo pupú ahí mismo, antes de que pudiéramos hacer nada y la única que tuvo tiempo de reaccionar fue Gitty al gritar: ¡No Lucy, NOOOOOOOO!. Corrimos inmediatamente con un trozo de papel a recoger el mojón pero ya el daño estaba hecho, luego nos tuvimos que poner a lavar ese trozo de alfombra.
Ahora venía la tarea del indio. Teníamos que sacar las cosas del camión y subirlas hasta el tercer piso, así que necesitaríamos ayuda porque estaba claro que Gitty y yo no podríamos solos; me fui al Home Depot de SODO en Seattle y encontré un señor entre los jornaleros que se paran a esperar trabajo allí que estaba dispuesto a ayudarnos por 120 dólares.
En menos de cinco horas logramos vaciar el camión y con la misma fuimos a devolverlo porque había un detalle, el alquiler se había vencido el martes 31 y era jueves 2 de febrero, estábamos sobregirados por dos días. El señor me ayudó manejando el camión mientras yo iba detrás en la camioneta, por suerte había una sucursal de Penske en Tukwila a un lado de la salida de la autopista y así no tuvimos que recorrer mucho trecho para devolverlo.
Eran mas de las cinco de la tarde cuando entregué camión y remolque y fui a la oficina a explicar el retraso con el contrato en la mano:
- Lamento el retraso, estaba supuesto a entregar el camión y el remolque el 31, pero recién hoy fue que pudimos vaciarlo.
- A ver, me dijo el encargado y preguntó: ¿ustedes vienen de Miami? ¿en lo mas fuerte del invierno?.
- Si, le respondí, salimos de allá el 21.
- Ok, déjeme revisar el camión y ahora vengo.
Al cabo de cinco minutos regresó y me dijo:
- Todo está bien y en regla, muchas gracias por su confianza al usar nuestro vehículo.
- ¿Y cuánto tengo que pagar de diferencia por los dos días adicionales?
- Nada, luego de haber recorrido todo el país y entregar el camión en perfectas condiciones y full de gasolina es mas que suficiente.
- Bueno, muchas gracias, de ahora en adelante si alguna vez necesito alquilar un camión para mudarme siempre será de Penske, y que pase muy buenas tardes.
- Buenas tardes para usted también.
Luego al señor que nos ayudó le hice el favor de dejarlo en su casa y que me dejara su número telefónico para que cuando nos cambiáramos de apartamento pudiésemos llamarlo en caso de necesitar su ayuda.
Cuando regresé y le conté a Gitty lo de la Penske se quedó loca y también se contentó porque habíamos ahorrado algo de dinero que podríamos usar para otras cosas, como comprar muebles, por ejemplo.
Porque a pesar de llevar un camión lleno de peroles, no teníamos ni juego de comedor ni juego de recibo, así que no teníamos donde recibir visitas. Aquí se puede ver, en el POV que Gitty grabó al día siguiente de habernos mudado y que cierra este capítulo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario