Cuando me dieron el permiso de emergencia por la muerte de mi suegro la condición era que al regresar me quedaría trabajando corrido hasta el día final del contrato, jueves 30 de junio de 2011. Para el 26 de mayo estaba de vuelta luego de 15 días acompañando a Gitty y resolviendo todas las labores domésticas para que nada faltara hasta el primero de julio; ese año pasaría mi cumpleaños trabajando, pero igual no me importaba porque sabía que no era tiempo para celebraciones.
En las semanas finales se regó la voz de que un montón de especialistas estaban terminando la migración de Washington Mutual a Chase y empezaron a moverse los reclutadores de las empresas de tecnología; así varios de mis compañeros para el final del contrato tenían palabreados potenciales negocios con Google, Amazon y Facebook.
Cuando el primero de julio regresé a la casa Gitty estaba tan contenta que me fue a esperar al aeropuerto junto con Graciela y Lucy; como el vuelo era directo llegué en menos de seis horas y no eran las nueve de la noche cuando el avión aterrizó en MIA, así que antes de las 10 estábamos todos en casa.
En la mañana del 2, le expliqué que tendría que regresar a Seattle para cerrar lo de Microsoft y preparar el curso, pero la buena noticia era que luego todo sería virtual hasta el 15 de enero, por lo que estaría cinco meses corridos en la casa.
- ¿Entonces te vas a volver a ir? ¿Y cuándo te vas?
- El lunes 11 tengo que estar en Redmond para empezar el curso.
- Coño, eso es llorando y vistiendo al muerto, ¿no terminaste un empleo y ya tenías el otro?
- No tanto así, pero es que en esta comunidad la voz se corre rápido y los reclutadores son como zamuros, cuando un proyecto se está muriendo ya ellos están revoloteando encima a ver a quien se llevan.
- O sea, vas a volver allá y vas a quedarte por cinco semanas para venir acá por cinco meses y después te vuelves a ir por tiempo indefinido. ¿Y cómo quedo yo ahí?
- Bueno, la empresa me puede reembolsar los gastos de mudanza si decidimos irnos de Miami y establecernos allá. Pero tendrías que renunciar a tu trabajo y está el problema de cambiar a Graciela de escuela, porque habría que buscar una allá con los mismos programas que tiene la de Coral Gables.
- Por lo de mi trabajo no hay problema, yo puedo renunciar y de hecho es lo que quiero hacer, en cuanto a la escuela de Graciela tú puedes averiguar eso por allá.
- Lo que me preocupa es que tú sabes que ella es difícil, y cambiarla abruptamente de ambiente escolar puede empeorar su comportamiento.
- Eso me huele a excusa y tú como que tienes una mujercita allá y por eso estás poniendo tanto pero y te la pasas zampado allá porque estás de lo mas sabroso, casa, comida y culo.
- Bueno chica, tampoco te pongas así. Como tú siempre dices, hay que buscar el dinero, y eso es lo que hago; lo malo es que tengo que viajar para buscarlo.
- Tú lo que estás buscando es un culo, no plata, si no no estarías poniendo tantos peros para que nosotras no nos vayamos contigo.
- Es que me preocupa Graciela con su comportamiento, está acostumbrada a sus amistades de Miami, a su escuela y al ambiente. Si la sacamos a mitad del año escolar pueden sufrir sus calificaciones.
- ¿Tú sabes cómo es la vaina? Todos nos vamos después del 15 de enero para Seattle, salga sapo o salga rana y arréchese quien se arreche. Así veo si es verdad que te estás cogiendo un culo por allá.
- Oye, mas respeto, no hay por qué ponerse vulgar en esto.
- ¡Yo me pongo como me da la gana! ¡A mí no se me quita que tú te estás pegando a una mujercita allá y por eso no quieres que nos vayamos contigo! ¡Así que se acabó el peo, todos nos vamos!
- Bueno, ya, no te arreches. Nos vamos todos y haremos todo al estilo de Eudomar Santos, como vaya viniendo vamos viendo.
- ¿Entonces nos vamos en enero?
- Bueno, sí, ya después veremos como haremos con Graciela.
- Ella se va a adaptar, peor fue cuando nos fuimos de Venezuela.
- Sí, pero en ese entonces ella era una niña pequeña y ahora es una adolescente con un comportamiento problemático, por decir lo menos.
- Bueno, ya veremos, pero ya esos viajes tuyos están fuertes. ¿Y cómo vas a hacer para vivir allá? ¿O es que ya tienes todo cuadrado con una chica?
- Que peo contigo, llegaré a un hotel y luego buscaré donde vivir, alguien que alquile un cuarto por un mes para así terminar el curso allá y luego regresar para continuar la parte virtual aquí.
- Bueno, ya veremos.
Luego de esa conversación donde Gitty exhibió un lenguaje tan florido y colorido, el cuatro de julio nos fuimos a ver los fuegos artificiales del día de la independencia en Bayfront Park; pero como estaba bien cansado se me olvidó llevarme la licencia de conducir, que estaba metida en la chaqueta que usé cuando regresé de Seattle y como la Ley de Murphy siempre paga, cometí una infracción de tránsito cuando regresábamos a la casa con tan mala suerte que me agarró la policía.
Para hacer el cuento corto, cuando el policía me pidió la licencia fue que me dí cuenta que no la cargaba encima y fue todo un desastre. Se puso a buscarla en la base de datos, revisó todo, me tuvo parado al lado del carro como por una hora y me clavó tremenda multa que tendría que pagar en la corte para mostrar la licencia vigente.
Al menos la suerte que tuve fue que la cita con la corte era en septiembre, así que no me afectaría el tiempo del curso en Redmond.
Para el sábado nueve, a las seis de la mañana, salí de la casa mientras Gitty empezaba a pensar en el proceso de la mudanza y como finiquitar el alquiler. Se iniciaba una nueva etapa en nuestras vidas.
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