sábado, 14 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 111: Cuando no sé de ti.


 Desde el dos de enero me he dedicado a escuchar la música que Gitty tenía guardada en su teléfono; sus canciones favoritas son casi mil, lo que indica que pasará un buen tiempo antes que las escuche todas, especialmente porque lo hago a través de la aplicación Pulsar, que muchas veces no conserva en memoria la última que se reprodujo el día anterior, por lo que hay que empezar desde cero el día siguiente, ya que programo la aplicación para que las ponga de forma aleatoria.

A veces, una canción que me trae muchos recuerdos o que ambos disfrutábamos la dejo repitiendo por varias horas, después de todo el único que la escucha soy yo y a nadie fastidio, así que la dejo hasta que decido continuar con la lista. Ayer, en una interesante coincidencia, le llegó el turno a ésta, tal coincidencia me llegó hasta lo mas profundo del alma, y eso se debe a que la entrada de ayer, el capítulo 109, lo terminé con esta pregunta:

¿Fue feliz conmigo?

Y pareciera que esta canción me envió la respuesta.

Acerca de la pieza musical en sí, forma parte de tres álbumes que Ilan Chester grabó entre 1998 y 2008, llamados "Cancionero del amor venezolano I, II y III", una recopilación de 32 canciones folklóricas que le cantan al amor, muy posiblemente las mas hermosas de todo el repertorio de la música típica de Venezuela. Los dos primeros discos se los regalé a Gitty cuando salieron al mercado y ella digitalizó todas las canciones para poder escucharlas en su teléfono hace varios años. "Cuando no sé de ti", de Chelique Sarabia, es la primera que escucho de todas ellas desde que estoy reproduciendo sus archivos musicales.

Luego de recuperarme de la impresión que la canción me causó, me puse a pensar en las veces que Gitty me dijo que estaba feliz, todas de forma muy similar a como se describen en su letra: "mi cielo, soy feliz".

La primera vez fue una noche de 1986, cuando estábamos caminando por el bulevar que une a Parque Central con el complejo cultural Teresa Carreño; habíamos paseado por toda la zona mientras conversábamos muy animadamente, y en algún momento le dije que la iba a cargar para ver si era posible que lo pudiera hacer cuando nos casáramos. Ella se echó a reír y yo puse manos a la obra, levantándola con mis brazos y logré cargarla, a pesar de que ambos pesábamos casi lo mismo. Cuando la deposité en un banco de las cercanías me tomó la cara entre sus manos, me besó y me dijo: "Que feliz me haces, mi amor".

La segunda fue una mañana pocas semanas antes de casarnos por la iglesia, ella quería dormir conmigo, sin hacer mas nada, solo pasar la noche juntos. La ocasión se presentó cuando mi mamá tuvo que hacer una guardia nocturna en la clínica y no regresaría hasta después que yo me hubiese ido a trabajar; fui a buscar a Gitty y nos quedamos durmiendo juntos. Al amanecer, antes de levantamos para bañarnos y arreglarnos, me abrazó y me dijo: "Mi vida, que feliz he sido esta noche al dormir contigo por primera vez".

La tercera ocurrió durante nuestra separación, en julio de 1990. Esa fue la noche en que recibimos las últimas notas de los exámenes finales que despejaban el camino a nuestras graduaciones; salimos de la universidad a celebrar con un grupo grande de compañeros de clase y al terminar la celebración nos fuimos a un hotel a hacernos el amor. Estaba tan alegre y enamorada que inmediatamente después de terminar me dijo: "Esta noche soy completamente feliz contigo y nadie me puede robar eso".

La cuarta se produjo la noche de un sábado de enero de 1992. Habíamos ido al Centro Cultural Rómulo Gallegos en Altamira, conocido como CELARG, en el que estaban presentando una antología de las mejores películas de 1991 y fuimos a ver la que exhibían ese día: "Morir todavía" ("Dead Again") protagonizada por Emma Thompson y Kenneth Branagh. Al terminar la presentación, nos pusimos a caminar por Altamira y La Castellana y luego nos fuimos a donde vivíamos en aquel entonces, la urbanización La California Sur. Cuando llegamos nos sentamos en un banco del parque que estaba cerca de la casa y nos pusimos a soñar despiertos viendo el cielo nocturno. De golpe, ella me tomó entre sus brazos, me empezó a besar y me susurró al oído: "Me haces tan feliz, mi amor, que si me muriera hoy no me importaría porque he conocido la felicidad contigo".

La quinta pasó en nuestra segunda visita a Falcón, en 1994, mientras caminábamos por los Médanos de Coro; íbamos por el borde de una duna bastante alta y tomé a Gitty de la mano para bajarla , como resultado nos fuimos rodando cuesta abajo y cuando llegamos a la base, llenos de arena por todas partes, contrario a lo que esperaba ella estaba muerta de risa, me besó con la boca llena de arena y gritó: "¡Que feliz estoy, ojalá pudiera dejar este momento así para siempre, que bello!"

 La número seis aconteció un sábado de diciembre de 2001, cuando hicimos nuestra fiesta privada. Al terminar de bailar el bolero "Tú, mi delirio" en la versión bilingüe de la Cesta All Stars, nos sentamos en el sofá y besándome comentó: "Estoy tan feliz que siento que voy a estallar de felicidad, gracias por amarme tanto."

Hubo una séptima ocasión, la noche del 24 de diciembre de 2010 en Charlotte, S.C. Fuimos a comprar unas cosas a una tienda Walgreens que había cerca del hotel; Graciela y Lucy se quedaron en el cuarto mientras hacíamos la compra. Luego de pagar, cuando salimos de la tienda, Gitty me tomó el rostro entre sus manos, me besó y me dijo: "Gracias por dame esta feliz navidad, vuelvo a ser feliz contigo y te amo tanto que me duele el alma por todo lo que pasó entre nosotros durante todos esos años en Miami".

Hubo mas, pero no hemos llegado allí todavía; todas en Seattle y Tukwila, especialmente luego del diagnóstico de su enfermedad.


Creo que la canción respondió la pregunta que hice ayer. Sí, con todo y los altibajos de toda relación Gitty fue feliz a mi lado, lástima que no pudiera disfrutar de mas momentos felices conmigo. Y sí, fui inmensamente feliz con ella, por eso la extraño y la seguiré extrañando tanto por todo el resto de mi vida.



 

 

No hay comentarios.: