miércoles, 11 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 108: 10 de mayo de 2011.


 En algún momento a finales de abril el señor Rafael entró en coma y mi concuñado me dijo que los médicos consideraban su condición irreversible; es decir, que no despertaría. A pesar de todo, siempre se tienen esperanzas de que haya un error de apreciación médica y la persona se recupere; desventuradamente en este caso los galenos estaban en lo cierto.

Estuvo casi tres semanas en coma profundo que se vio agravado por una neumonía que adquirió mientras estaba hospitalizado, causada muy posiblemente por las condiciones del hospital, donde había frecuentes cortes del servicio eléctrico; lo que interrumpía el aire acondicionado en la sala de terapia intensiva, eso propiciaba condiciones insalubres al detenerse la circulación del aire, sin contar el estado de los ductos de ventilación.

Para el ocho de mayo su condición empezó a complicarse y se presentaron fallas de los órganos vitales en un organismo que no respondía a los tratamientos para controlar la neumonía. La noche del nueve tuvo una falla multiorgánica y a las ocho de la mañana del diez se produjo su fallecimiento.

Flavio me llamó y me dio la mala nueva, la que tuve que dar a Gitty vía telefónica, aunque esa misma tarde salí para Miami porque logré negociar un permiso especial por el deceso de un familiar cercano. Llegué al filo de la medianoche en un vuelo de Denver a Miami, porque fue la conexión mas rápida que encontré desde Seattle.

Graciela estaba acostada y Gitty estaba con Lucy en el cuarto, porque de alguna manera supo que algo triste había pasado y acompañaba a su perra mamá para que se sintiera un poco mejor; al llegar fui a abrazar a mi mujer y darle mi pésame por la muerte de su padre, ella se soltó a llorar sobre mi hombro y estuvimos abrazados mucho tiempo, hasta que dejó de llorar y se sentó en la cama. Como conocía muy bien las reglas, le dije que me iba a bañar y cambiar para así poderla acompañar, le di un beso y corrí al baño.

Me duché lo mas rápido que pude y así en menos de diez minutos estaba en la cama para hablar con ella.

- Mi papaíto se murió, no tenía por qué haber muerto tan temprano.

- No, apenas tenía 64 años, ni siquiera estaba en la edad de retiro, y hasta este año era un hombre muy saludable, esto fue demasiado prematuro.

- Esta mañana en el trabajo, no sé, de repente me dije a mí misma que si tenía que irse que Dios se sirviera de él y le permitiera descansar, que no tenía por qué seguir sufriendo, que si su hora había llegado que el Señor cumpliera su voluntad y se lo llevara. Eso fue algo que me vino de repente a la cabeza y luego me sentí tranquila y en paz, como si hubiera cumplido con un deber necesario para liberar su alma.

- Hay muchas cosas que no entendemos y esa es una de ellas. A lo mejor tenías que pedir eso para que se completara el círculo y así su alma se pudiera elevar, son cosas que no sabemos.

- Gracias por haber venido.

- Era mi deber, no podía dejarte sola, acabas de perder a tu padre y ese es un golpe muy duro.

- No debió haber muerto así, a lo mejor en otro lugar se hubiera salvado.

- Es posible, pero creo que se dejó abandonar. Para alguien como él tener que depender de otros hasta para lo mas mínimo es algo peor que la misma muerte, creo que cuando se dio cuenta que tenía una enfermedad incurable y que no podía recuperarse, era mejor morirse.

- ¿Tú crees eso?

- Sí, él era un hombre muy activo, que siempre estaba haciendo algo. Tener una enfermedad como la miastenia gravis, donde algo tan simple como comerse un pedazo de carne es algo casi imposible de lograr, es algo muy difícil de aceptar.

- A lo mejor tienes razón, él amaba la acción, no era de quedarse sin hacer nada.

- ¿Y qué has sabido de los arreglos funerarios?

- En la mañana llamo a Sigrid que me va a decir qué es lo que se va a hacer y cuándo.

- Va a ser un día largo para ti aquí, debes descansar, además debemos rezarle sus rosarios aquí por el eterno descanso de su alma. Si estoy correcto, se inicia la novena el día siguiente del entierro o la disposición de los restos.

- Sí, en la mañana ya sabremos cómo vamos a hacer y tengo que mandarle a decir una misa.

- Vamos donde el padre para que nos la haga. Ahora debes dormir, que te hace falta. Acuéstate y yo me quedo a tu lado tomándote la mano.

-Gracias mi amor, no sé que haría sin ti. dame un beso, por favor.

- Ese no es ningún favor, es un gusto y un privilegio. 💋💋💋💋💋 

Le tomé la mano y así nos quedamos dormidos, no fue la primera ni la última vez que lo hicimos.

Sirva como mi epitafio personal que el señor Rafael fue un buen hombre y por encima de todo un buen padre, nunca abandonó a sus hijos e hizo todo lo posible por criarlos bien y darles una educación; tuvo virtudes y defectos como cualquier otra persona, pero cumplió con su deber, no regó su sangre ni avergonzó a su familia después de muerto, como a veces ha pasado con algunos sujetos a quienes les aparecen familias paralelas luego de fallecidos.

Fue una buena persona y tomando en cuenta que era de una generación diferente, cuando los roles de los hombres eran diferentes y ni siquiera era mal visto que tuviesen amantes "oficiales" o hijos fuera del matrimonio, se comportó muy por encima de tales estándares. Que en paz descanse y el Señor lo tenga en Su gloria, y si lo del mas allá es cierto, que esté reunido con su hija en este momento.



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