Durante el viaje nuestros amigos sabían donde andábamos porque todas las noches les enviaba actualizaciones a través de Facebook y supieron que habíamos llegado el 28, se pusieron a la orden para ayudarnos en lo que fuera necesario pero decidimos no molestarlos porque de una manera o de otra teníamos todo bajo control.
De todas formas, nos invitaron a una cena de bienvenida el sábado cuatro de febrero a las siete de la noche en la casa de Ballard; si bien estábamos recién instalados en el apartamento provisional, teníamos lista la ropa adecuada para tal ocasión y así no nos fue tan difícil, el único problema fue con Lucy porque no tuvimos tiempo de bañarla, si acaso peinarla bien y ponerle un suéter nuevo que le había tejido Gitty para así disimular un poco el hecho de que no estuviese bien limpia, porque como ella me dijo:
- Lucy está hedionda.
Llegamos a la casa de la señora Clarice y el señor Tom y allí nos esperaban el señor Dan con su esposa al igual que otros amigos, éramos como diez personas en total. Graciela hizo gala de su gran carisma y se ganó el aprecio de todos, mientras Gitty aprovechó de practicar su inglés con los anfitriones y todos sus invitados; si bien no recuerdo todos los platos de la cena sí sé que estuvo muy sabrosa y que la conversación de sobremesa fue excelente. Compartimos hasta casi medianoche y nos pusimos de acuerdo para invitarlos al apartamento en cuanto todo estuviese listo, muy posiblemente para el final de la primavera o principio del verano, porque para entonces tenía que estar completamente amoblado.
El lunes seis acompañamos a Graciela al liceo en su primer día de clases. Llegamos muy temprano para finiquitar el proceso y luego la dejamos en la dirección donde le indicaron el salón que tendría asignado. Como estudié toda mi educación básica en la misma escuela, no podía imaginarme cómo sería ese proceso de cambio para nuestra hija y estaba muy preocupado respecto al impacto psicológico y emocional que ella tendría con un cambio a mitad de año; en cambio Gitty no lo estaba y me dijo que Graciela se adaptaría rápidamente, que todo dependería de la velocidad conque ella hiciera amistades en el salón de clases y lo receptivos que fueran sus compañeros.
Al final Gitty tuvo razón y el impacto fue mucho menor de lo que esperaba porque los compañeros de clase de Graciela fueron mucho mas solidarios de lo que creía y se logró integrar de muy buena forma. No fue lo que se puede llamar un "soft landing" pero tampoco fue una caída sin control.
Para el lunes 13 tenía que reportarme a las oficinas de Redmond y había que hacer un montón de cosas contra reloj, pero lo de los muebles no podía ser hecho a la carrera porque necesitábamos unos de buena calidad que se ajustaran a nuestro presupuesto y además nos hacía falta un televisor grande para la sala del apartamento.
Lo del televisor se resolvió relativamente rápido, pero nos encontramos con otro problema. En Miami nuestro proveedor de servicios televisivos era Directv, pero aquí no se podía instalar la antena satelital porque había muchos árboles que estorbaban la recepción, así que teníamos que buscar otro proveedor y el único que había disponible en el lugar para esos tiempos era Comcast, así que tuvimos que morir con ellos porque no había otro remedio.
Mientras tanto habíamos visitado varias mueblerías, pero los precios eran exorbitantemente caros, así que no quedaba mas remedio que seguir buscando, y esa búsqueda nos tomó casi un mes. Adaptarse a un nuevo entorno no es fácil, especialmente cuando el clima es completamente opuesto al que uno estaba acostumbrado, pero había un detalle que ayudó mucho y fue el siguiente: No vimos cucarachas en todo este tiempo, y resulta que todos cuatro les teníamos fobia a esos horribles insectos, esa era la carta ganadora para acostumbrarnos a nuestra nueva ciudad.
También en esos días paseamos un poco por Seattle, especialmente por el famoso Pike Place Market. Era tiempo de conocer lo que para entonces no sabíamos, que esta ciudad sería nuestro hogar definitivo.