martes, 31 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 126: Nuestra primera semana en Seattle.

 Durante el viaje nuestros amigos sabían donde andábamos porque todas las noches les enviaba actualizaciones a través de Facebook y supieron que habíamos llegado el 28, se pusieron a la orden para ayudarnos en lo que fuera necesario pero decidimos no molestarlos porque de una manera o de otra teníamos todo bajo control.

De todas formas, nos invitaron a una cena de bienvenida el sábado cuatro de febrero a las siete de la noche en la casa de Ballard; si bien estábamos recién instalados en el apartamento provisional, teníamos lista la ropa adecuada para tal ocasión y así no nos fue tan difícil, el único problema fue con Lucy porque no tuvimos tiempo de bañarla, si acaso peinarla bien y ponerle un suéter nuevo que le había tejido Gitty para así disimular un poco el hecho de que no estuviese bien limpia, porque como ella me dijo:

- Lucy está hedionda.

Llegamos a la casa de la señora Clarice y el señor Tom y allí nos esperaban el señor Dan con su esposa al igual que otros amigos, éramos como diez personas en total. Graciela hizo gala de su gran carisma y se ganó el aprecio de todos, mientras Gitty aprovechó de practicar su inglés con los anfitriones y todos sus invitados; si bien no recuerdo todos los platos de la cena sí sé que estuvo muy sabrosa y que la conversación de sobremesa fue excelente. Compartimos hasta casi medianoche y nos pusimos de acuerdo para invitarlos al apartamento en cuanto todo estuviese listo, muy posiblemente para el final de la primavera o principio del verano, porque para entonces tenía que estar completamente amoblado.

El lunes seis acompañamos a Graciela al liceo en su primer día de clases. Llegamos muy temprano para finiquitar el proceso y luego la dejamos en la dirección donde le indicaron el salón que tendría asignado. Como estudié toda mi educación básica en la misma escuela, no podía imaginarme cómo sería ese proceso de cambio para nuestra hija y estaba muy preocupado respecto al impacto psicológico y emocional que ella tendría con un cambio a mitad de año; en cambio Gitty no lo estaba y me dijo que Graciela se adaptaría rápidamente, que todo dependería de la velocidad conque ella hiciera amistades en el salón de clases y lo receptivos que fueran sus compañeros.

Al final Gitty tuvo razón y el impacto fue mucho menor de lo que esperaba porque los compañeros de clase de Graciela fueron mucho mas solidarios de lo que creía y se logró integrar de muy buena forma. No fue lo que se puede llamar un "soft landing" pero tampoco fue una caída sin control.

Para el lunes 13 tenía que reportarme a las oficinas de Redmond y había que hacer un montón de cosas contra reloj, pero lo de los muebles no podía ser hecho a la carrera porque necesitábamos  unos de buena calidad que se ajustaran a nuestro presupuesto y además nos hacía falta un televisor grande para la sala del apartamento.

Lo del televisor se resolvió relativamente rápido, pero nos encontramos con otro problema. En Miami nuestro proveedor de servicios televisivos era Directv, pero aquí no se podía instalar la antena satelital porque había muchos árboles que estorbaban la recepción, así que teníamos que buscar otro proveedor y el único que había disponible en el lugar para esos tiempos era Comcast, así que tuvimos que morir con ellos porque no había otro remedio.

Mientras tanto habíamos visitado varias mueblerías, pero los precios eran exorbitantemente caros, así que no quedaba mas remedio que seguir buscando, y esa búsqueda nos tomó casi un mes. Adaptarse a un nuevo entorno no es fácil, especialmente cuando el clima es completamente opuesto al que uno estaba acostumbrado, pero había un detalle que ayudó mucho y fue el siguiente: No vimos cucarachas en todo este tiempo, y resulta que todos cuatro les teníamos fobia a esos horribles insectos, esa era la carta ganadora para acostumbrarnos a nuestra nueva ciudad.  

También en esos días paseamos un poco por Seattle, especialmente por el famoso Pike Place Market. Era tiempo de conocer lo que para entonces no sabíamos, que esta ciudad sería nuestro hogar definitivo.



lunes, 30 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 125: Fin de trayecto.

 Luego de ocho días de viaje cruzando toda la unión americana se termina muy cansado, pero Gitty le había cogido el gusto a los videos POV e hizo uno apenas se levantó ese domingo mientras Graciela estaba dormida y yo tieso en la cama.

El día lunes 30 nos levantamos muy temprano para hacer todas las diligencias pendientes, la primera de todas fue ir al distrito escolar de Seattle para que nos orientaran respecto al liceo de Graciela; como en EEUU el sistema de escuelas públicas es descentralizado cada estado tiene su propia organización, así en Florida los distritos escolares están divididos por condados, mientras que en Washington se dividen por ciudades; así en un mismo condado hay varios de ellos dependiendo de la cantidad de ciudades que tenga.

Al llegar a la sede de las escuelas de Seattle nos atendió una especialista muy amable y explicó que primero teníamos que encontrar vivienda para luego poder recibir la zonificación correspondiente, pero debido a las circunstancias escolares de Graciela, ella podía inscribirse directamente en Interlake y luego se hacían las diligencias restantes.

De esas oficinas nos fuimos directo al liceo y tuvimos la buena suerte de que en esa semana el distrito escolar de Bellevue estaba en receso de invierno, por lo que Graciela no perdería clases; las oficinas administrativas estaban abiertas e hicieron todo el papeleo correspondiente para finalizar su traslado desde Coral Gables. Iniciaría clases el lunes seis de febrero; al menos ya habíamos resuelto la primera urgencia.

Nos faltaba el conseguir vivienda, y eso nos llevó los siguientes tres días. El problema principal tenía que ver mucho con los precios, ubicaciones y requisitos; ninguno de los tres renglones se alineaba con los otros. En pocas palabras, los precios eran muy elevados comparados con todo lo demás, y los lugares cuyo costo estaba acorde a nuestro presupuesto eran muy malos.

Por último, Gitty se fijó en algo que yo había obviado por completo, y era que justo al frente del hotel estaba un conjunto residencial donde había alquileres disponibles; en todos esos días no le presté atención porque los edificios estaban en una colina boscosa y los árboles los tapaban. Así que ella me dijo que fuéramos a ver que tal.

La encargada nos recibió muy amablemente y nos dijo que para ese momento solamente tenían disponibles apartamentos de una habitación, pero que luego cuando hubiese uno de dos cuartos disponible podríamos cambiarnos pagando solamente una diferencia de 150 dólares y eso era todo. Fuimos a ver el apartamento 105 y era lo que estábamos buscando, los requisitos estaban acorde al lugar y al precio, así que hicimos negocio y cerramos el contrato. Cuando Mónica, la encargada, nos enseñó el apartamento, subimos todos, incluida Lucy, y al Gitty ponerla en la alfombra para que estrenara su nuevo hogar ella se lo tomó literalmente e hizo pupú ahí mismo, antes de que pudiéramos hacer nada y la única que tuvo tiempo de reaccionar fue Gitty al gritar: ¡No Lucy, NOOOOOOOO!. Corrimos inmediatamente con un trozo de papel a recoger el mojón pero ya el daño estaba hecho, luego nos tuvimos que poner a lavar ese trozo de alfombra.

Ahora venía la tarea del indio. Teníamos que sacar las cosas del camión y subirlas hasta el tercer piso, así que necesitaríamos ayuda porque estaba claro que Gitty y yo no podríamos solos; me fui al Home Depot de SODO en Seattle y encontré un señor entre los jornaleros que se paran a esperar trabajo allí que estaba dispuesto a ayudarnos por 120 dólares.

En menos de cinco horas logramos vaciar el camión y con la misma fuimos a devolverlo porque había un detalle, el alquiler se había vencido el martes 31 y era jueves 2 de febrero, estábamos sobregirados por dos días. El señor me ayudó manejando el camión mientras yo iba detrás en la camioneta, por suerte había una sucursal de Penske en Tukwila a un lado de la salida de la autopista y así no tuvimos que recorrer mucho trecho para devolverlo.

Eran mas de las cinco de la tarde cuando entregué camión y remolque y fui a la oficina a explicar el retraso con el contrato en la mano:

- Lamento el retraso, estaba supuesto a entregar el camión y el remolque el 31, pero recién hoy fue que pudimos vaciarlo.

- A ver, me dijo el encargado y preguntó: ¿ustedes vienen de Miami? ¿en lo mas fuerte del invierno?.

- Si, le respondí, salimos de allá el 21.

- Ok, déjeme revisar el camión y ahora vengo.

Al cabo de cinco minutos regresó y me dijo:

- Todo está bien y en regla, muchas gracias por su confianza al usar nuestro vehículo.

- ¿Y cuánto tengo que pagar de diferencia por los dos días adicionales?

- Nada, luego de haber recorrido todo el país y entregar el camión en perfectas condiciones y full de gasolina es mas que suficiente.

- Bueno, muchas gracias, de ahora en adelante si alguna vez necesito alquilar un camión para mudarme siempre será de Penske, y que pase muy buenas tardes.

- Buenas tardes para usted también.

Luego al señor que nos ayudó le hice el favor de dejarlo en su casa y que me dejara su número telefónico para que cuando nos cambiáramos de apartamento pudiésemos llamarlo en caso de necesitar su ayuda.

Cuando regresé y le conté a Gitty lo de la Penske se quedó loca y también se contentó porque habíamos ahorrado algo de dinero que podríamos usar para otras cosas, como comprar muebles, por ejemplo.

Porque a pesar de llevar un camión lleno de peroles, no teníamos ni juego de comedor ni juego de recibo, así que no teníamos donde recibir visitas. Aquí se puede ver, en el POV que Gitty grabó al día siguiente de habernos mudado y que cierra este capítulo.




domingo, 29 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: 28 de enero.

 El 28 de enero de 1988 fue nuestro matrimonio civil, lo celebramos sin que nuestras familias lo supieran y fue la mayor estupidez que cometimos en nuestras vidas, que Gitty misma me lo dijo muchas veces.

- Nosotros fuimos muy locos con esa vaina de casarnos a escondidas y eso nos trajo los mil y un problemas después.

- Tienes razón, ese invento mío fue un desastre.

- Nuestro, porque tú hiciste la propuesta, pero yo estuve de acuerdo. Tú no te casaste solo.

- Bueno, sí, pero esa ocurrencia no era la correcta para el momento, pero igual me da porque al final de todas todas me quería casar contigo.

- Y yo también quería casarme contigo, estaba tan enamorada.

- Y te voy a confesar algo, a pesar de todos los problemas, si volviera a nacer haría lo mismo sin dudarlo ni un segundo. A lo mejor de otra manera, pero igual me habría casado contigo, contra viento y marea.

-Yo tampoco me arrepiento, y también me habría vuelto a casar contigo si hubiese vuelto a nacer, pero a lo mejor nos habrían tocado familias diferentes y la cosa podía cambiar.

- A lo mejor, lo que no cambiaba era lo que sentía por ti y por eso jamás me arrepentiré de habernos casado, me arrepiento de muchas cosas que he hecho en mi vida, pero no de esa.

- Todos los 28 de enero serán nuestros mientras estemos vivos, a pesar de los problemas, porque nos casamos por amor, y eso vale.

- Así es, y así será por siempre.

Esa conversación la tuvimos el sábado 2 de febrero de 2019 en nuestro restaurante favorito, el Billy Baroo's de Tukwila, cuando fuimos a celebrar el 31 aniversario de nuestro matrimonio y el séptimo de vivir en Seattle. Ese día nos tomamos esta foto.

Todo se veía bien y estábamos llenos de esperanza, el cáncer parecía estar en retirada  y veíamos el futuro color de rosa.

Nuestro 35 aniversario, el año 2023, no puedo celebrarlo, solamente puedo conmemorarlo porque estoy solo, ella no está conmigo y no hay fotografía que mostrar. Tampoco hay esperanzas ni sueños, todos murieron con ella.

No tengo fotografías de la ceremonia, nos tomaron dos que se quedaron en Venezuela y su paradero es desconocido, así que no puedo mostrarlas aquí. Las fotos mas cercanas a 1988 son las de septiembre de 1989, cuando nos casamos por la iglesia.

Igual seguiré conmemorando nuestros aniversarios, ya que Gitty jamás será sustituida, y a pesar de no estar conmigo, seguirá siendo mi esposa hasta el fin de mis días; y si el mas allá existe, espero que nuestro amor continúe floreciendo en ese gran después. 



sábado, 28 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Prólogo a la cuarta parte.


 Hemos llegado a Seattle. Es el inicio de la cuarta y última parte de esta historia que cronológicamente va a durar 10 años, 7 meses y 18 días.

Cuando empecé este proyecto, si es que se puede llamar así, lo hice para que me sirviera como una válvula de escape al inmenso dolor que sentía, era una forma de re-crear lo que Gitty y yo habíamos vivido a lo largo de todo este tiempo juntos y poder sentir otra vez esos recuerdos. Al final ese proyecto cobró vida propia y se ha convertido en algo mucho mas grande que me ha obligado a pensarlo de manera diferente.

Al principio no tenía estructura sino que iba contando todo de manera cronológica, sin tomar en cuenta otros detalles; ahora, a estas alturas, tengo ya un diseño claro de lo que va a ser esta obra. Estará dividida en cinco partes, que serán las siguientes:

- 1era parte: El noviazgo.

- 2da parte: La vida en común en Venezuela.

-3era parte: Miami.

- 4ta parte: Seattle.

- 5ta parte: Sentimientos.

Estará estructurada por un prólogo, las cinco partes que probablemente tendrán sus propios prólogos, un epílogo general y tres apéndices; estos apéndices serán los refranes, dichos y palabras inventadas de Gitty, un cuento de ficción con personajes reales y otro cuento de ciencia ficción. Una vez que termine procederé a revisar lo escrito para que así el texto sea homogéneo; esto implicará correcciones y ajustes de estilo al igual que chequeo del material multimedia. Mientras esté en estas labores haré un resumen diario de los capítulos revisados para que así quien desee pueda leer las versiones definitivas.


Sirva este paréntesis para agradecer profundamente al puñado de lectores que me han acompañado en esta aventura y han tenido la paciencia de esperar por la publicación diaria de los capítulos de esta hermosa historia tan mal contada por mí. Asimismo les prometo que los hechos de esta última etapa van a atraparlos de diversas formas. Gitty fue una mujer tan extraordinaria que se asombrarán con todo lo que fue capaz de hacer en la última etapa de su vida.


Van a ver muchos, pero muchos videos, fotos y canciones, incluyendo música grabada en vivo, y verán y escucharán a Gitty como nunca antes. Su último viaje va a estar lleno de emociones de todo tipo y muchos momentos hermosos, porque fue una mujer llena de amor, un amor tan grande que nos cubrió a Graciela y a mí por completo y durará por el resto de nuestras vidas.

A mis fieles lectores, gracias de nuevo y estén listos para lo que viene.


viernes, 27 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 124: La mudanza (Montana, Idaho y Washington, y VIII)

 Sábado 28 de enero de 2012, al fin vamos a llegar a la tierra prometida. El inicio del día se lo dejo a Gitty para que lo cuente.

Seguimos rodando por la I-90 oeste hasta que por fin entramos a Idaho, la frontera entre ambos estados es montañosa y de gran belleza.


Ahí Gitty por fin pudo tomar fotos de una estación de pesado, la única que pudimos capturar en todo el viaje.


Aproximadamente a las cuatro de la tarde entramos al estado de Washington vía autopista I-90 por la ciudad de Spokane. Nos detuvimos en un restaurante de la cadena Iron skillet, que están ubicados en enormes estaciones de servicio que atienden camiones y gandolas principalmente. Estas estaciones son centros comerciales para conductores, con baños, duchas, salas de descanso, restaurantes, autolavados, talleres mecánicos, tiendas y montones de surtidores de gasolina y diesel.

En Iron Skillet, como teníamos mucha hambre, pedimos bastante comida, y Gitty comió tanto que le dieron náuseas y llegó a vomitar; hoy en día me pregunto si esa no sería una señal muy temprana de algo que no andaba bien en su cuerpo, mas de tres años antes del diagnóstico. Sin embargo dimos por buena la justificación de la gula, con pepto bismol y un rato de reposo sin coger carretera se mejoró y no hubo mayor novedad.

Poco después de las seis seguimos camino y a las nueve y media de la noche pasamos por Bellevue; habíamos llegado al área metropolitana de Seattle, estábamos en el Condado King. De la I-90 tomé el cruce a la I-405 sur con el objetivo de no entrar directo al centro de la ciudad sino buscar alojamiento en la periferia donde tuviera mas terreno para maniobrar y estacionar el camión con su remolque.

Así vinimos a parar al hotel American Value Inn de Tukwila ubicado en Interurban Avenue South. Esa noche de sábado llegamos tan golpeados que le dije a Gitty que el domingo lo mas probable sería que no saliéramos a ningún lado, luego de haber recorrido mas de 3.300 millas, casi 5.400 kilómetros y catorce estados (Florida, Georgia, Tennessee, Kentucky, Illinois, Missouri, Kansas, Nebraska, Iowa, South Dakota, Wyoming, Montana, Idaho y Washington) en ocho días. Necesitábamos un día de pausa luego de un trajín tan fuerte y demoledor.

Además, teníamos que recargar baterías porque la semana siguiente sería muy trabajosa también, había que buscar donde vivir, arreglar lo de la escuela de Graciela, entregar el camión y conocer la zona. Apenas habíamos terminado la primera parte del proceso.

jueves, 26 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 123: La mudanza (Montana, y VII)

 

Gitty había retomado la cámara de video y empezó a usarla en forma. Apenas se levantó la mañana del viernes 27 la encendió y se puso a filmar a través de la ventana de la habitación del hotel; aquí pudimos aprovechar el desayuno incluido en el precio y así nos ahorramos algo de dinero.

Cuando nos estábamos yendo un señor puertorriqueño se nos acercó y se puso a conversar un rato con nosotros porque nos escuchó hablando en español y en esas soledades era bien raro encontrar a alguien usando la lengua cervantina. Nos quedamos en el lobby platicando un buen rato y nos despedimos deseándonos buen viaje; el señor iba a Chicago mientras nosotros seguíamos nuestro camino a Seattle.

En la vía pasamos cerca de Little Big Horn, donde mas de 2.000 guerreros Lakota Sioux, Northern Cheyenne y Arapaho vencieron a las tropas del ejército enviadas a pacificarlos bajo el mando del comandante George Armstrong Custer. Ese campo de batalla es uno de los mas conocidos de las guerras libradas contra la población aborigen durante la segunda mitad del siglo XIX.

Mas adelante nos detuvimos a comer en un restaurante que tenía vista hacia una cadena montañosa llamada "Crazy Mountains" o montañas locas, que destacaba entre la pradera interminable.

En las mesas del restaurante estaban unos folletos que tenían anécdotas e historias diversas de la región junto con caricaturas y algunos chistes políticamente incorrectos y que hacían el tiempo de espera por la comida un poco mas ameno y divertido a pesar de la falta de corrección política. Cuando terminamos de comer regresamos a la pradera, era el tercer día en que lo que veíamos casi todo el tiempo era esto.


Al anochecer llegamos a Missoula, un pueblo que es también sede de la Universidad de Montana, por lo que su población es mayormente estudiantil. Nos costó encontrar alojamiento y esa noche hacía tanto frío que todo estaba hecho hielo y había que caminar con mucho cuidado. Finalmente encontramos un hotel con habitaciones disponibles cerca de la autopista y nos dispusimos a pasar la noche allí. 

Algo curioso fue que el encargado de la recepción como que había tenido algún tipo de encontronazo con la justicia, porque llevaba un grillete electrónico en uno de sus tobillos. Luego de instalarnos en la habitación le dije a Gitty que esa noche iba a ser la última que pasaríamos en la vía porque el sábado habríamos llegado a Seattle, aunque no antes de que anocheciera. Estábamos a punto de terminar el viaje.

miércoles, 25 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 122: La mudanza (Monte Rushmore, y VI)

 Ese jueves salimos mas temprano que de costumbre para que nos rindiera el día. A las 10 de las mañana estábamos fuera del hotel y cogimos vía al monumento nacional; salimos tan rápido que decidimos pasear a Lucy en el propio parque para no perder tiempo.

Como era jueves en la mañana y en el mes de enero, con el invierno a plenitud, casi no había visitantes; eso nos favorecía porque teníamos suficiente espacio para estacionarnos y podíamos disfrutar del monumento sin lidiar con multitudes. La vía de acceso al lugar es muy bonita, está bien mantenida y tiene túneles excavados en la roca, asimismo hay una zona comercial donde venden souvenirs y recuerdos.

Al llegar fue todo un show porque no sabíamos si el camión podría pasar y luego no encontrábamos el lugar correcto para estacionarnos.

Al final nos paramos y saqué a pasear a Lucy, que necesitaba aliviar su vejiga. También tratamos de pasarla de contrabando, pero los encargados nos dijeron que no. Un visitante que llegó mas tarde se hizo el loco, no le preguntó a nadie y se metió con su perro, tomó fotos y se largó antes que le dijeran nada; lo encontré en la entrada y me dijo que quería tomarle fotos a su mascota en el monumento y por eso lo metió rapidito y salió antes que lo regañaran. Debimos haber hecho lo mismo.


Luego de guardar a Lucy en el camión (valga aclarar que a ella le teníamos un nido preparado con mantas y toallas para que no pasara frío cuando teníamos que dejarla en el camión porque íbamos a comer o circunstancias como ésta; además, antes de salir ponía la calefacción al máximo para dejar el vehículo lo mas caliente posible) pudimos tomarnos fotos y filmar todo el lugar.



Esa visita fue una experiencia inolvidable para todos nosotros. Nos fuimos y seguimos ruta, todo el día jueves rodando por las praderas, viendo solo caseríos y monte, además de nieve pareja. Esa tarde comimos en un KFC que estaba a la orilla del camino y pasamos frente a un local llamado Wall Drug, del que nos cansamos de ver anuncios a lo largo de la vía.


Asimismo pasamos por los Badlands y por una esquina de Wyoming hasta que entramos a Montana.


Se hizo de noche y nos tocó buscar hotel, lo encontramos en algún lugar de Montana y su mayor particularidad es que era ¡UN EDIFICIO DE OCHO PISOS! En medio de aquel monte a alguien se le ocurrió la genial idea de construir un hotel así, se veía como un rascacielos, hasta tenía una piscina adentro y cuando llegamos estaba un montón de muchachos en el lobby buscando meterse en la pileta, junto con otros que ya se habían bañado.

En medio del despelote pudimos meter a Lucy encaletada sin mayor problema y hasta la sacamos a pasear por los alrededores sin que nadie se diera cuenta. Era jueves en la noche y todavía nos faltaba camino por recorrer, mas de cinco días rodando y un montón de estados transitados, pero nuestro destino todavía estaba lejos. 

martes, 24 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 121: La mudanza (Iowa y South Dakota, y V)

En Venezuela hay un viejo refrán que dice: "Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebra". Guardando las distancias algo similar nos pasó después de Kansas City, monte y culebra hasta llegar a Seattle, y cuando digo eso lo digo de forma literal; al salir de los hoteles nos parábamos en la primera zona de descanso que encontrábamos y nos poníamos a pasear a Lucy.

El miércoles 25 nos dispusimos a continuar nuestra rutina cuando vimos unos letreros en la zona a la que habíamos llegado que decían: "CUIDADO: SERPIENTES PONZOÑOSAS". Como era invierno no existía peligro en ese sentido, porque al ser los reptiles animales poiquilotermos, necesitan el calor ambiental para activarse, y con temperaturas bajo cero estos animales están en algo similar a animación suspendida.

De paso, la zona de descanso estaba llena de barro, Lucy quedó con sus paticas empantanadas hasta lo último y tuvimos que cubrírselas con papel hasta que pudiéramos lavarlas. Como siempre hemos sido aventureros y muy locos, pues decidimos tomarnos fotos en ese sitio para tenerlas de recuerdo.

Y esta era la forma en que Lucy viajaba, no había manera de cambiarla de lugar.


Seguimos ruta y al llegar a Sioux City, Gitty quiso comprar un abrigo en K-Mart, así que nos metimos en el pueblo para ir a esa tienda que se veía desde la autopista, luego de ver todos los modelos, al final se decidió por éste.

El día iba avanzando pero las condiciones climáticas se deterioraban rápidamente, y ya al coger la I-90 en Sioux Falls la visibilidad había disminuido considerablemente, lo que me hizo decirle a Gitty que si no mejoraba nos tendríamos que parar en un lugar seguro a esperar que el tiempo se estabilizara.

Poco después llegamos a una bomba de gasolina y le pregunté a varios conductores que iban en dirección contraria a la nuestra cómo estaba la vía; nos dijeron que el clima era aceptable, por lo que decidimos llenar el tanque de gasolina y seguir camino. 
 
Nos agarró la noche buscando un fulano restaurante indio del que habíamos visto la publicidad en Sioux Falls, pero nunca lo encontramos; al final llegamos a una zona comercial y comimos en uno italiano que se veía bien y tenía un menú bastante aceptable.

Luego nos pusimos a buscar hotel y lo hallamos fácilmente en un cruce de caminos, había bastantes habitaciones disponibles y metimos a Lucy pasando por el lobby envuelta entre toallas y almohadas. Luego que nos instalamos les dije a Gitty y Graciela que estábamos en el estado de South Dakota, hogar del Monte Rushmore, y que podíamos aprovechar la oportunidad para visitar el parque el día siguiente, que como quedaba en el trayecto no íbamos a perder el tiempo; así que me puse a buscar por internet y el desvío era de menos de 10 millas, como no sabíamos si podríamos tener esa oportunidad otra vez pues mejor era conocer el monumento ya que estábamos tan cerca.

Al final todos estuvimos de acuerdo en que había que atrapar esa oportunidad y debíamos visitar el parque el jueves en la mañana. Nos acostamos a dormir temprano para estar suficientemente descansados y así disfrutar lo mas posible la visita a tan importante lugar.

lunes, 23 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 120: La mudanza (Missouri, y IV)

 La hora de salida de los hoteles siempre era a las 11 de la mañana, no podía cambiar porque ese es el horario de check-out universal y la habitación tenía que estar desocupada para tal momento.

Ingresamos a la I-64 oeste y en menos de una hora estábamos entrando a St. Louis a través de un puente super angosto que cruzaba el río Mississippi, ese puente era tan estrecho que Gitty estaba asustada y pensaba que nos íbamos a quedar atorados.


 También le tomó una foto al arco de St. Louis desde la autopista.

Este fue el primer estado en el que estuvimos rodando todo un día, porque Missouri tiene la particularidad de tener dos grandes ciudades en sus extremos este y oeste mientras que la ruta entre ambas está casi totalmente deshabitada, con pueblos pequeños y caseríos regados a lo largo de la vía. A media tarde, cuando nos dio hambre, logramos recalar en uno de esos caseríos que tenía un restaurante como los que se ven en las películas y nos dieron un montón de comida a precios muy solidarios, porque servían bien burreado.

Algo muy interesante de aclarar es que, a pesar de lo mucho que se habla del racismo y xenofobia en el sur de EEUU y especialmente en sus zonas rurales, nunca sufrimos ningún tipo de mal trato o vimos malas caras; al contrario, siempre nos trataron de manera decente, correcta y muy amable; de hecho, las muchachas que nos servían las mesas siempre nos ponían dibujitos en los recibos, como caritas felices y cosas así. En lo particular no tengo la mas mínima queja de nuestro viaje sino muy bonitos recuerdos.

Entramos a Kansas City después de las ocho de la noche, donde hicimos el cambio de la I-70 a la I-29, esta autopista tiene la particularidad de fluctuar a lo largo de tres estados, Missouri, Nebraska y Iowa; en un momento estábamos en Missouri, unas millas mas allá en Nebraska y otras mas allá en Iowa. Esa noche sí se nos pusieron las papas duras para conseguir donde dormir porque no había vacantes, hasta que a las 10 encontramos una posada que tenía una habitación disponible.

El cuarto era bien bonito y la posada tenía buen ver, cosa que pudimos comprobar en la mañana, porque esa noche caímos como piedras debido el cansancio del día y lo tarde que encontramos un lugar donde recostar los carapachos.

Esta fue la primera vez en el camino que nos encontramos monte adentro, sin ciudades dignas de tal nombre en las cercanías, y así seguiría siendo hasta llegar a Seattle. Para la noche del martes habíamos pasado o al menos transitado en parte por ocho estados: Florida, Georgia, Tennessee, Kentucky, Illinois, Missouri, Nebraska y Iowa.

Todavía no llegábamos a la mitad de la ruta.

domingo, 22 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 119: La mudanza (Salimos de Atlanta III)

 El lunes 23 de enero a las 11 de la mañana estábamos en la vía y al menos esta vez el GPS se portó bien. Cruzamos Atlanta sin novedad y Gitty quedó impresionada con el aeropuerto de la ciudad, pasamos muy cerca y se quedó loca con el movimiento de aviones que vio (Hartsfield - Jackson es el aeropuerto con mas tráfico en el planeta) y le encantaron la ciudad y sus autopistas.



Ese día el dedo lesionado me estaba matando y me afectaba para manejar, la solución fue pararnos en un Walgreens que estaba al borde de la I-75 para comprar una pomada que Gitty iba a usar para masajearlo e inmovilizarlo con una férula para dedo. Luego de esta parada pude manejar mejor y seguimos la ruta.

Entre Chattanooga y Nashville nos paramos a comer en un restaurante chino que no era tan malo, aunque Gitty se quejó de la comida, pero como le dije, por lo menos llenamos las barrigas y lo que no mata engorda.

Para ese entonces llevábamos recorridos tres estados: Florida, Georgia y Tennessee. Ahora entrábamos al cuarto, Kentucky, que a Gitty le gustó mucho, tanto así que nos paramos en una oficina turística para que ella tomara algunas fotos. Seguimos camino y llegamos a Illinois, donde buscamos un lugar para quedarnos porque ya era noche cerrada.

En las afueras de Mount Vernon encontramos un hotelito bastante aceptable y nos detuvimos a pasar la noche, aunque no sin antes pasar un susto porque caí en una trampa de barro en la que casi quedo atrapado, la suerte fue que el camión era de tracción integral y pude empujar con la rueda que quedó libre, si no todo pudo complicarse sobremanera y los gastos de viaje habrían aumentado considerablemente al tener que pagar una grúa para que me sacara del fango.

Del hotel se salía directo a la I-64 oeste, así que no tendríamos que dar vueltas para ir a St. Louis y cruzar Missouri el martes. 

Era tiempo de descansar, habíamos cruzado tres estados ese lunes y estábamos en el cuarto. Con Illinois llevábamos ya cinco en tres días, y los que faltaban.  

sábado, 21 de enero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 118: La mudanza (Buscando salir de Florida II)

 

El domingo 22 en la mañana nos fuimos del hotel y estábamos supuestos a entrar a Georgia después de mediodía, pero las cosas no sucedieron como estaba previsto. Al llegar a Jacksonville, que es un nudo carretero, el GPS de Garmin que compramos en Brandsmart hizo lo que todas las cosas compradas en Brandsmart acostumbraban hacer: tirarse tres mil en el momento mas inoportuno, se apagó cuando estábamos buscando la ruta para llegar a Atlanta. Tal inconveniente me hizo coger una vía incorrecta y terminamos en una carretera rural del norte de Florida; en algún momento el negro GPS decidió volverse a encender y nos mostró que estábamos alejados del sendero original, así que tendríamos que tomar otro para volver al curso programado.

En el interín Gitty y Graciela fueron a una tienda a comprar algunos suministros mientras yo buscaba un lugar para dar la vuelta en U y así retomar la vía. A todas estas era ya media tarde, se hacía necesario buscar donde comer, entramos a Jacksonville y nos metimos en un Wendy's. Luego tomamos la ruta correcta y llegamos a la frontera entre Florida y Georgia al anochecer; allí tuvimos que pasar por un puesto de control fitosanitario donde el encargado nos preguntó si llevábamos plantas o animales y le dijimos que el único era Lucy. Nos dio la luz verde para seguir camino y por fin salimos de Florida.

Para este momento estaba lloviendo a cántaros y vimos que había llegado la hora de encontrar hospedaje, así que empezamos a buscar hoteles. Mientras manejaba bajo la lluvia Gitty me señaló el anuncio de un motel que tenía habitaciones disponibles y nos metimos directo a ver si tenían buenos precios.

Resultó que eran muy solidarios y alquilamos la habitación de una vez; el hotel era viejo pero bien conservado, y de hecho los cuartos eran como cabañas, así que no estábamos en contacto con otros huéspedes, aunque a decir verdad no había muchos. Una vez instalados salí del cuarto a ver donde estábamos y me fijé que el hotel estaba en una vía que tenía múltiples locales de todo tipo, así que podríamos buscar que comer. Gitty me dijo que prefería quedarse acostada y que yo saliera a buscar la comida, hice la diligencia y llevé pizzas al cuarto, donde hasta Lucy comió.

Nos habíamos detenido en la periferia de Atlanta, lo que quería decir que el primer lugar por el que tendríamos que pasar era esa misma ciudad con su tráfico del lunes en la mañana, algo muy caótico. Al ver esto le dije a Gitty que no iba a coger vía antes de las 11 para así esquivar lo peor de los congestionamientos, porque Atlanta es otro nudo carretero muy importante en el sureste del país.

Ella me dijo que estaba bien y que me fuera a dormir, que eso de manejar un camión cansa mucho. 

Otra cosa que tuvimos que resolver improvisando era que el camión como tal solamente tenía dos puestos y eran dos butacas, no un asiento corrido, y no podíamos dejar a Graciela por fuera. Cuando Gitty vio esto puso manos a la obra e improvisó un asiento con una banqueta y varias almohadas y cojines. La chapuza quedó tan bien que nadie se dio cuenta que era falsa. Tal circunstancia hizo que tuviese que manejar mas despacio y con mucho cuidado para evitar frenazos y aceleraciones bruscas, porque ese asiento no tenía cinturón de seguridad.

El hotel no tenía comedor, por lo que tendríamos que buscar donde desayunar al salir en la mañana del lunes y así proseguir nuestro camino con el estómago satisfecho.