Y no se pudo por la sencilla razón de que no se admitían mascotas en ninguno de los sitios, y el único en el que las permitían en la terraza la cola de gente que deseaba entrar implicaba una espera de mas de dos horas; pensar en llevar a Lucy a la camioneta estaba completamente descartado porque hacía mucho calor y no había garaje techado en el que pudiéramos estacionar como hicimos en Reno, que entramos en uno y la dejamos en la camioneta con las ventanas medio abiertas.
Al día siguiente, sábado en la mañana, regresamos a Tukwila, no sin que antes de irnos, mientras me estaba bañando, Gitty filmara un POV de la habitación del hotel y fotografiara a Lucy en la cama.
Llegamos a casa tarde en la noche, los tres cansados del trajín del camino, pero con Gitty feliz al haber hecho su sueño realidad.
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