domingo, 9 de abril de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 191: Hora de pasear

Cuando las cosas se ponen malas es que nos damos cuenta de todo lo que nos hemos perdido mientras estábamos ocupados con nuestras obligaciones. Nos concentramos tanto en aquel viejo refrán de "primero la obligación y después la devoción" que se nos pasa la vida sin vivirla; si bien es cierto que todos debemos cumplir con nuestros deberes y responsabilidades, también es cierto que si nos concentramos excesivamente en vivir para cumplir terminamos desperdiciando el sentido de la vida y la cambiamos por nada.

Gitty y yo caímos en algo semejante y el destino nos alcanzó con su cáncer. Los años 2015 y 2016 fueron muy complicados para poder estructurar algún tipo de disfrute real, pero para el 2017 era tiempo de empezar a hacer cosas, así sea dando pasitos de bebé. Ya teníamos algún recorrido hecho con lo del Cascanueces y las patonas, pero faltaba mucho y teníamos que trabajar en ello.

La primera condición que establecimos era que a menos que algo imperioso a nivel laboral nos obligara, los fines de semana debían ser sagrados, teníamos que dedicarlos a nosotros mismos; la segunda era que Gitty tenía que tomar el control de esos días y que decidiera lo que deseaba hacer, si salir o quedarse en casa, y si quería salir y no se le ocurría dónde ir pues se improvisaba. En cuanto a Lucy eso no era problema porque la podíamos llevar a todas partes y su comida la llevábamos en un cooler, no teníamos excusas válidas.

La primera salida nos la pagó Graciela; un tour de medio día a una isla cercana a Seattle, fue el regalo de día de las madres que le dio a Gitty. El tour como tal se llama "visita a Tillikum Village" y es un lugar donde se lleva a los visitantes a conocer la cultura aborígen de la zona previa a la llegada de los europeos. El paseo incluía un almuerzo estilo buffet muy bueno y abundante. El día, según el pronóstico del tiempo, amanecería bastante frío y luego se iría entibiando hasta llegar a temperaturas primaverales; pues no fue así, calentó bastante mas de lo pronosticado y como resultado sudamos lo nuestro como se puede ver en las selfies que nos tomamos al regresar del paseo.


Antes de eso, por motivos de trabajo tuve que ir a la base naval de Bremerton y me llevé a Gitty conmigo, al regresar tomamos un ferry en vez de dar la vuelta por Tacoma y resultó que era la primera vez que  se montaba en una de estas embarcaciones; cosa que no sabía porque como ella en su infancia y adolescencia iba con frecuencia a Puerto La Cruz donde tenía familiares, siempre supuse que en algún momento habría visitado la isla de Margarita usando el ferry porque en esa población estaba su terminal principal.

Pues no fue así y ella estaba super contenta al montarse y poder disfrutar del paseo marino durante un rato. Luego tendría chance de otra experiencia similar cuando fuimos a la isla de Tillikum Village.
  

El fin de semana de Memorial Day no teníamos nada mejor que hacer y nos fuimos de paseo hacia el norte del estado, rodando llegamos a la población de Bellingham donde se estaba desarrollando el final de un rally de montaña por equipos. La competencia se había iniciado en las montañas todavía nevadas y bajaba hasta la costa, era casi como un triatlón porque los competidores tenían que esquiar, caminar en la nieve y luego trotar y correr en las partes no nevadas para así ir descendiendo hasta el nivel del mar con todo el equipo a cuestas.

Vimos la premiación y luego regresamos a Tukwila por la ruta escénica que atravesaba los bosques; sin embargo, como en todas partes la gente es igual por mas que se diga que no, cada vez que nos deteníamos en un lugar que parecía bonito a ver si tomábamos algunas fotos, nos encontrábamos con la muy desagradable sorpresa de que habían cogido el sitio como baño público. Por último encontramos un parador que estaba limpio y logramos nuestras instantáneas antes que cayera la noche.


2017 fue un punto de inflexión en nuestras vidas, para ese entonces Graciela vivía mas tiempo sin nosotros que con nosotros hasta que se mudó de un todo el 2019. Bajo estas circunstancias volvimos a la vida que teníamos antes que ella naciera, con unos cuantos años mas y el cáncer haciéndonos sombra. Cambiamos nuestros hábitos y vivíamos según lo que nos provocara; si no teníamos sueño, veíamos la televisión en las madrugadas, si nos daba hambre nos parábamos a comer, o simplemente nos poníamos a conversar o a escuchar música.

Porque la vida es un ratico. 
  


  

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