Gitty siempre se alegraba cuando se acercaban mis cumpleaños, aun cuando yo no les hacía mucho caso. Se ponía a buscar recetas de tortas (pasteles) y de comidas especiales, si tenía la oportunidad también reclutaba invitados para hacer una pequeña recepción, y si no, pues me convencía de ir a algún lugar a celebrar y esa costumbre la mantuvo hasta su último año de vida.
En realidad era así con todos los cumpleaños, ella me decía que su motivación venía porque a ella muy pocas veces se los celebraron en su casa, y como desde que la conocí le daba regalos y la sacaba a pasear, pues se acostumbró y se animaba mucho al acercarse esas fechas. A Graciela, por ejemplo, siempre le cantó el cumpleaños y le picó una torta, así fuera entre nosotros tres solamente, lo que no hacía muy feliz a nuestra hija; como la vez en Miami que se deslizó debajo de la mesa mientras cantábamos el "Cumpleaños feliz" cuando cumplió 11 años.
Al llegar el día Gitty había reclutado a Guillermo y su familia para que nos acompañaran a picar la torta y comer un quesillo que ella había preparado. Ese mes estaba cumpliendo el torneo de fútbol mas antiguo del mundo, la copa América, 100 años y los organizadores decidieron hacer esa edición centenaria en Estados Unidos; para mayor coincidencia, el 16 en la tarde iba a jugar la selección anfitriona contra Ecuador en el estadio CenturyLink (Lumen) de Seattle.
En una ocasión años después le pregunté que por qué se entusiasmó tanto y me dijo:
- Porque solo se cumplen 50 años una vez en la vida y quería que tuvieras una buena celebración para que la recordaras si algún día te falto. Además, cuando cumples años a mí me gusta celebrarlos, así mas nadie se acuerde, eso me hace muy feliz.
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