martes, 18 de abril de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 201: Graciela va a Olympia.

 El 2017 se fue y llegó el 2018; los días festivos pasaron y se disfrutaron, con algo de nieve, para variar.


Graciela, luego de graduarse, trabajó en varios lugares mientras acumulaba experiencia, como la campaña presidencial de Hillary Clinton, un despacho de abogadas de inmigración y la organización de campañas electorales a nivel regional. Para finales de 2017 se hallaba trabajando en un sindicato de trabajadores de servicios, el SEIU, como coordinadora de relaciones institucionales, si mal no recuerdo; y una de sus tareas era la de hacer lobby en la asamblea legislativa del estado que sesiona entre los meses de enero y abril de cada año, así que para el período de 2018 debía mudarse a Olympia.

La acompañamos durante su mudanza a una casa de familia donde alquiló una habitación para luego dar una vuelta por la zona donde se encuentran la mansión del gobernador, el Capitolio y la Corte Suprema del estado.


Una de las leyes estadales que mas promovió Graciela, como joven inmigrante; fue la referida a que los estudiantes universitarios sin estatus migratorio al igual que los beneficiarios de DACA que viven en el estado de Washington, pudiesen tener la oportunidad de que se les reconociese la matrícula universitaria como residentes del estado y no como personas ajenas al mismo, lo que les representaría un ahorro de varios miles de dólares al año y les permitiría el acceso a ayudas financieras para su pago. Tal proyecto de ley fue aprobado por la legislatura ese año de 2018.


Gitty y yo visitamos varias veces a nuestra hija durante su estancia en la capital y paseamos con ella por la ciudad. La noche que nos tomamos esta foto dejamos que Lucy caminara un poco por ese parque costero y mientras estaba paseando se empezaron a escuchar ruidos que provenían del agua. Apenas Graciela los sintió salió corriendo a cargarla porque según dijo "se la podía comer un animal marino;" al final los famosos "animales marinos" resultaron ser patos.


Por cierto, también comimos varias veces por allá, especialmente comida venezolana, arepas y cachapas, porque había un food truck especializado en platos de nuestra tierra natal que siempre estaba lleno de gente.

A Gitty le gustaba mucho ver dos programas de noticias amarillas de Telemundo y Univisión, llamados Al rojo vivo y Primer impacto, en los que pasan noticias como: "lo amenazaron de muerte por la mañana y en la noche ya era cadáver" y cosas así, cuando ella me comentaba tales programas le escribía acerca de potenciales casos que a lo mejor aparecerían durante las próximas emisiones.






Siempre le criticaba su preferencia por tales programas aunque ella se lo tomaba a mamadera de gallo.

Una buena noticia durante el tiempo que Graciela estuvo en Olympia fue que pudimos restablecer contacto con mi sobrino mayor, Axel, el hijo de mi hermano, de quien habíamos perdido la pista desde que tenía siete años, cuando nos fuimos de Venezuela; de esa forma ya nuestra hija podía hablar con todos sus primos por parte de padre y madre.


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