domingo, 16 de abril de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 198: Acerca de cuando nos conocimos.

 

- ¿Y qué fue lo que te gustó de mí cuando me viste por primera vez en el autobús?

- Ya te lo dije, todita tú. ¿Y qué te llamó la atención de mí?

- No, primero me cuentas tú porque yo hice la pregunta primero, no te me vayas por las ramas.

- Bueno, tengo en mi memoria una foto de la primera vez que te vi, cuando pagaste el pasaje al chofer y pasaste el torniquete del autobús. Tenías puestos unos blue jeans algo gastados que se ceñían muy bien a tu cuerpo y un suéter azul con unos detalles marrones, como imitación de cuero, tenías el cabello recogido en un moño, maquillaje ligero, tus cuadernos que llevabas apretados contra el pecho y unos zapatos de goma que Nelson odiaba.

- Bueno eso vale como una descripción, lo que quiero saber es lo que te llamó la atención de mí, no como me veía.

Esa noche era de vino, así que tomé un trago y luego me comí un par de chicharrones (muy fino todo, vino con chicharrones, doritos y bolitas de maíz con queso) antes de responderle.

- Me fijé que tenías unas piernas largas, algo que siempre me gustó de una mujer, también que tenías un lindo rostro, cabellos castaño claro y un hermoso busto, nada exagerado.

- ¿Me estabas buceando las tetas?

- No estoy diciendo eso, lo que digo es que me fijé en tu busto, no que te estaba buceando.

- Entonces me estabas viendo mis teticas, de lo que una se entera después de tantos años. ¿Y no me viste la totona?

- Bueno chica, por favor, ni que yo fuera un sátiro, eso fue lo que vi cuando entraste al autobús y luego me ocupé de mis asuntos, como ver por la ventana. Ahora sí me puedes responder qué fue lo que te gustó de mí.

- Cuando me monté me senté a tu lado no sé por qué, te vi y supuse que eras un muchacho decente porque tenías un montón de libros y revistas encima.

- Había bastante espacio para sentarse en otros sitios, de hecho yo apenas me había instalado.

- Por eso te digo, no sé por qué fui a donde estabas. cuando me senté a tu lado me pude fijar en el montón de libros que tenías y me impresionó bastante, nunca había conocido a un muchacho que tuviera gusto por la lectura.

- Bueno, siempre fui así, desde niño. Apenas aprendí a leer no me detuve, quería leerlo todo.

- Ya va, espérate. ¡ALEXA, REPITE LA CANCIÓN!

- ¿A ti te gusta esa?

- Desde que la pusiste por primera vez me encantó. Ahora sigo; cuando me senté al lado tuyo y te vi hojeando todas esas revistas quería hablarte pero no hallaba como, hasta que vi la foto del helicóptero posado en el techo del edificio y te pregunté.

- Y ¿qué pasó?

- Te volteaste hacia mí y vi tus ojos y me enamoré.

- No me vengas con esa vaina chica, tú estás inventando eso, me vas a decir que te enamoraste de mí al ver mis ojos, ni que yo fuera Brad Pitt o Paul Newman.

- Pues así fue, si no ¿cómo se explica que sin conocerte, apenas hablando contigo menos de media hora te llevé a donde vivía, te di el teléfono de mi casa y hasta te invité a una fiesta?

- Pero es que mis ojos no tienen nada de especial, eso es invento tuyo.

- Sí lo tienen, que tú no te des cuenta es otra cosa. Luego vi que no eras bembón y que tenías las manos finas y suaves y eso me bastó, mientras subía en el ascensor pensé "las manos de Ramón están hechas para acariciarme." 

- Ay, no me jodas, eso lo estás inventando tú ahora. Eso no puede ser.

- Pues sí lo es porque yo no digo mentiras. Le conté a Mamita que te había conocido y que te iba a invitar al apartamento para que te conociera, le dije que me habías gustado mucho y que tenías los ojos mas bellos que había visto en mi vida.

- Bueno, está bien, me lo voy a creer con un grano de sal, déjame servirme un poco mas de vino ¿quieres mas?

- Está bien, y me traes unos doritos.

- Dame el plato. 

Fui a la mesa, serví mas vino en los vasos, cogí el plato de ella y lo llené de doritos, se lo llevé y luego fui a buscar los vasos para regresar a sentarme en el sofá al lado de ella mientras Lucy seguía acostada al frente de nosotros.

- Dime, ¿y qué sentiste cuando me conociste? Según me contaste ibas a visitar a un amigo y por eso no te quedaste en la parada que te tocaba.

- Me la jugué, a ver, yo me enamoraba un poco de todas las muchachas a las que conocía, pero tú fuiste la primera que no me buscaba para que le diera clases o le enseñara alguna materia o clase ni para que formara parte de su grupo de estudio o de investigación. Para ese entonces sabía que a ninguna le interesaba como potencial novio sino exclusivamente para transmitirles conocimientos.

- Entonces te enamoraste un poco de mí ese día.

- Sí, me llamaste la atención y eras la primera que hablaba conmigo por lo que yo era. Además marcabas todos los cuadros de la mujer que me gustaba, bella, rubia, alta, de piernas largas y hermoso cuerpo.

- ¿Y así me detallaste?

- Claro, te vi caminar y pude observar tu cuerpo.

- Entonces me desnudaste con la mirada.

- No tanto así, pero recuerda que a los 19 años uno es una bomba de hormonas.

- Eso yo lo sé. Y te enamoraste de mí ese día.

- En cierta forma podríamos decir que fue amor a primera vista y para quien crea en el destino, pues nos alcanzó.

- Algo así debió haber pasado, porque desde que te conocí no dejé de pensar en ti, y eso que después en la universidad te veía que estabas cerca de mi salón y luego te escapabas y yo pensaba ¿y por qué actúa así, y yo qué le hice, se está burlando de mí? Hasta que un día te hice señas con el dedo para que te acercaras y aquí estamos hoy.

- Es que me daba pena asomarme al salón donde estabas y no sabía qué hacer.

- Nuestro caso es uno de esos donde la mujer es la que busca al hombre y no al revés ¿y por qué la noche que nos hicimos novios no me besaste?

- Porque tenía miedo de que se produjera algún desperfecto.

- ¿Desperfecto? ¿qué vaina es esa?

- Bueno, un desperfecto, que algo se hiciera muy notorio y te hiciera sentir mal.

- Pero deja de dar tantas vueltas, mas de 30 años juntos, donde nos hemos visto de todo y tú todavía con esas vainas, estamos solos y Lucy no sabe nada de esas cosas.

- Bueno, es que si te besaba tenía miedo de 🍆.

- 😂😂😂😂😂😂 ¡No puede ser! ¿Por eso fue que solamente me abrazaste, para que "pipito" no se despertara?

- Te vas a mear de la risa.

- 😂😂😂😂😂 ¡Es que no puedo!

Luego de un rato logró calmarse lo suficiente y me dijo.

- ¡Por fin se aclaró el misterio! después de casi 40 años resultó que tenías miedo de que se te parara el corazón. ¡Que vaina tan buena!

- Bueno, ya lo sabes.

- Ahora tengo clara la película de cuando nos conocimos, luego me vas a echar el cuento de cuando nos hicimos novios.

- Ese va a ser mas corto.


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