Durante los años 2013 al 2015, HBO transmitió la serie Getting On, que trataba acerca de las peripecias por las que pasaba un grupo de personas que trabajaban en una clínica especializada en cuidados paliativos anexa a un hospital en algún lugar de California; esta serie, a su vez, era una adaptación al mercado estadounidense de la original, que era británica. Conociendo a los británicos, lo mas seguro es que en esta adaptación se suavizó el humor negro de la original, porque fue creada como una sátira.
Getting On me introdujo al mundo de los cuidados paliativos, que son básicamente los que se le dan a una persona cuando la enfermedad que padece hace un giro hacia lo peor y no quedan esperanzas ni de curación ni de sobrevivencia, sino que se busca mejorar la calidad de vida de ese paciente hasta que se acaben todas las alternativas viables.
Cuando la doctora nombró aquella frase en el consultorio tuve que hacer esfuerzos sobrehumanos para mantener mi cara de póquer, porque sabía, sin importar como se adornara la historia, que estábamos ingresando a territorio desconocido y que al fallar la Keytruda se habían terminado las armas para intentar una curación o alargar la expectativa de vida por tiempo indefinido.
Gitty fue a la consulta con la persona a cargo de cuidados paliativos y el encuentro no fue nada bueno. Como estaba trabajando no pude acompañarla, pero ella me llamó al salir del Seattle Cancer Care Alliance (ahora Fred Hutchinson Cancer Center) y me comentó lo que había pasado.
- ¿Cómo te fue?
- Muy mal, me recibió una mujer vestida de negro que parecía un cuervo y me dijo que estaba ahí porque tenía que ser consciente que las medicinas llegarían a un momento que no me iban a funcionar mas y entonces me iba a morir, que eso podía pasar y que debía prepararme para eso.
- ¿Y te dijo toda esa vaina así sin anestesia?
- Sí, no me dijo nada de esperanzas ni nada, solo que eso era lo que iba a pasar.
- ¿Y qué le dijiste?
- Bueno, a través de la intérprete le dije que yo confiaba en la ciencia, que tenía esperanzas y que sabía que eso podía pasar, pero que no me iba a rendir y que si eso era todo entonces me podía ir.
- ¿Y qué hiciste?
- Bueno, le di las buenas tardes y me fui, ahora me siento muy mal. No esperaba ese trato ni que me dijera esas cosas tan crudas.
- Claro que no. Quédate tranquila, vamos a hablar con calma cuando llegue al apartamento. Tómate algo para que te relajes, échate un baño con agua tibia y te acuestas. Luego hablamos con calma.
- Sí, eso es lo que voy a hacer.
La verdad no me pude concentrar mucho en el trabajo ese día porque ya había armado todas las piezas del rompecabezas y el resultado era espantoso, y lo peor era que no se lo podía mostrar a nadie, tenía que quedarme callado porque en ese rompecabezas la imagen que se veía era la de la muerte. Esa mujer le había leído el futuro a Gitty y estaba muy clara en lo que iba a pasar, pero no supo tratar a la paciente, porque así no se hacen las cosas.
Esa noche, llegué al apartamento, pero antes, mientras estaba en la vía, me llamó Graciela para comentarme que había conversado con su mamá y para nada le cayó bien lo que escuchó. Le expliqué que si bien ese podía ser un escenario, no era el único, y que al decirle las cosas de una manera tan brusca había metido la pata porque obviamente Gitty no iba a querer saber nada de eso de cuidados paliativos. Y así fue, no volvió a contactar a esa oficina hasta mediados de 2022.
En el apartamento, esa noche, conversamos largamente acerca de lo que pasó en la tarde y busqué relajarla un poco, explicándole que muy posiblemente quien la atendió no estaba en su mejor día y decidió descargarse con la mas pendeja.
- Siempre hay esperanzas, y las habrá hasta que digan que ya no existen. No puedes darte por vencida y hay que seguir peleando. Al final todos nos vamos a morir porque nadie sale vivo de este planeta, pero las cosas no se dicen así.
- No, y esa mujer no me va a tumbar mis esperanzas. ES-PE-RAN-ZA, eso es lo que me dice la enfermera que me comenta lo que le pasó a su esposo, 20 años con cáncer hasta que al fin se le fue.
- Así es que hay que pensar, no te puedes dejar llevar por pensamientos derrotistas, hay que echar para adelante. Por ahora deja lo de cuidados paliativos así, si te van a hacer mas mal que bien no vale la pena que los visites, o al menos espera hasta que te sientas mejor.
- No, no voy a visitar a esos coños mas, para la próxima si voy me van a tomar las medidas de la urna, que esa tipa se vaya bien largo al carajo.
Conversamos un rato mas, luego la abracé hasta que se quedó dormida y salí a la sala. Me senté en el sofá y me quedé no sé cuánto tiempo sentado allí con la cabeza entre las manos, porque era la primera vez que estuve consciente de que muy posiblemente a Gitty le quedaba poco tiempo de vida y no sabia que hacer, pero no podía dejarme llevar por la desesperación.
Al día siguiente compartimos algunos mensajes de texto que al menos mostraban que ella había subido su ánimo luego de la desafortunada cita del día anterior.
Ese día, el jueves 12 de noviembre de 2020, se inició la cuenta regresiva para Gitty; fue el primer día del resto de su vida. Faltaban muchas cosas por hacer y desgraciadamente unas cuantas de ellas no se pudieron completar, pero ese fue el día en que mis esperanzas se desvanecieron.
El día en que me di cuenta que la iba a perder y no podía hacer nada para evitarlo.
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