Muchas veces Gitty se quejaba de haber sido una mala madre porque consideraba que fue muy dura criando a Graciela, y siempre yo le respondía, palabras mas, palabras menos:
- Los únicos oficios que vienen sin ningún tipo de manual de instrucciones son los de la maternidad y paternidad, no hay forma ni manera de desempeñarlos sin meter la pata ni cometer errores. Lo mas natural es que los hijos lo odien a uno hasta que tienen la oportunidad de ser padres ellos mismos y se dan cuenta que la cosa no es tan fácil como ellos creían y entonces comienzan a entender lo difícil de ser padre y poco a poco van entendiendo lo que uno hizo. Cada generación va a buscar no cometer los errores de la anterior, pero a cambio va a cometer otros.
- ¿Y tú crees que ella lo entienda?
- Si tiene hijos lo entenderá, ese es el único oficio que se aprende a los coñazos.
- Dios te oiga y los ángeles digan amén.
La maternidad es muy difícil, cargar una vida o varias en el vientre durante nueve meses es algo duro y agotador; y a decir verdad es la parte mas fácil, porque luego viene lo verdaderamente duro, que es ver crecer a esa vida en un trabajo 24/7. Gitty al menos disfrutó de un embarazo feliz, como ella me lo decía todo el tiempo; recuerdo que había mucha música, siempre ponía la radio en la casa o si no discos o cassettes para que la bebé estuviera alegre, y muchas veces le cantaba. Cuando Graciela nació, jugaba mucho con ella y seguía cantándole canciones como esta:
"María Moñitos me convidó
a comer plátanos con arroz,
como no quise su masacote,
María Moñitos se molestó"
Con todo y que la abuela "secuestró" a la niña durante sus primeros meses hasta que volvimos a nuestro apartamento, Gitty seguía cantándole y mimándola, y eso a pesar de que tuvo una fuerte depresión posparto cuya fase mas aguda le duró casi dos meses y luego se fue difuminando poco a poco. El estrés de la maternidad se le reflejó en el rostro, donde le salió una especie de acné que le duró un buen tiempo, como se puede ver en estas fotos.
Con el tiempo el acné se le fue y su rostro volvió a tener su belleza original, pero fue un proceso largo y laborioso.
Graciela siguió creciendo y su madre vivía para ella, no había antojo que no le cumpliera casi que al instante y entre ella y la abuela la malcriaron mucho durante sus primeros años de vida. Por Graciela se metió en el negocio de la casa de Cúa para que su hija tuviese un hogar propio. Se esmeró en que tuviese la mejor educación posible considerando el lugar donde vivíamos y que viviera sin carencias de ningún tipo.
Cuando nos llegó el momento de emigrar, siempre tuvo claras las prioridades; se sacrificó para que a su hija no le faltara comida, tuviera acceso a la educación, una cama donde dormir y un techo bajo el que pudiera refugiarse. Y a pesar de todos los dolores de cabeza que causa el sistema de salud de EEUU, nuestra hija siempre tuvo su control médico.
Es muy difícil hablar de madres ejemplares o padres ejemplares, pero Gitty si no lo fue se acercó bastante al concepto; siempre antepuso el bienestar de su hija al suyo propio y cuando llegó el momento del ingreso de Graciela a la universidad, le entregó todos sus pequeños ahorros para que así pudiese cubrir la cuota inicial de la matrícula.
Claro que a veces "su engendro" o "su bebé", como gustaba de nombrar a su hija, le sacaba de sus casillas y usaba algunas de estas herramientas.
Especialmente la segunda y la cuarta.
En todos los logros de Graciela Gitty tuvo un papel fundamental, de una forma o de otra. Nunca, bajo ninguna circunstancia, abandonó a su hija, y si ahora no está con ella es porque la muerte se la llevó. Dondequiera que esté, si el mas allá existe, debe estar pendiente de su única hija, a quien amó con toda su alma, vida y corazón.
Sirva este capítulo como homenaje a Gitty, la madre, hoy en el día de las madres, el primero que Graciela pasa sin su mamá.
Por último, dejo un video de la vieja serie de dibujos animados "Rugrats," conocida en Latinoamérica como "Aventuras en pañales" en el que uno de los niños, que perdió a su madre cuando era un bebé y no tiene recuerdos de ella, se entera de la existencia de un poema que ella le dedicó antes de morir y que creo que en cierta forma a Gitty le hubiese gustado que su hija la recordara así.
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