lunes, 1 de mayo de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 214: Recordando el ayer.

 A veces simplemente hablábamos como los locos, brincando de tema en tema, riéndonos de anécdotas y recordando cosas.

- Hoy deberías poner algo de salsa, no sé como Fania o algo así.

- ¿No prefieres algo mas suave como Gilberto Santa Rosa?

- Él es muy chévere, pero si empiezan a aparecer canciones de los años 90 a la media hora se pone empalagoso.

- Bueno, en eso tienes razón, lo que pasa es que Fania es salsa brava.

- Como si no me gustara, tú sabes que ese es el mejor son del mundo, de repente y nos ponemos a bailar.

- Ok, entonces ahí va: ¡Alexa, pon música de Fania All Stars!



- Arrancó fuerte.

- Te lo dije.

- ¿Te acuerdas el primer concierto de salsa al que fuimos?

- Sí, fue en el 89 antes de que todo se volviera mierda, creo que fue en febrero o marzo y fue la Sonora Ponceña.

- Esa fue mi primera exposición en serio a la salsa, porque en mi casa jamás se oyó esa música porque decían que esa era vaina de negros, monos, marginales y malandros.

- Coño, no dejaron nada de sencillo, casi nada. En cambio yo era el propio elemento de San Agustín del Sur, son montuno y guaguancó. Por eso te llevé al Poliedro ese día, creo que quienes estaban por Venezuela eran los del grupo Mango.


- Y ahí fue que me empezó a gustar, luego cuando fuimos al Círculo Militar de Mamo terminó de gustarme y mandé a todo el mundo bien largo al carajo. Yo escucho la música que a mí me dé la gana.

- Bueno, no solamente fuimos a espectáculos de salsa, vimos a Yordano, Serenata Guayanesa, el homenaje a Morella Muñoz cuando tenías la barriga de Graciela y otros.

- ¿Te acuerdas que fuimos al espectáculo de Marcel Marceau?

- Claro que me acuerdo, eso fue en el Teresa Carreño, en ese entonces no había Internet ni manera de comprar boletos por adelantado y me tuve que disparar a la taquilla del teatro antes de que se agotaran. Hice una cola de casi una hora para comprar las entradas, que de paso estaban bien caras, tuve que hacer malabarismos financieros para conseguir los reales, pero tenía que hacerlo porque te había prometido llevarte, sabía lo que significaba para ti esa función.

- Sí, fue algo bellísimo.

- Lo sé, y sé que lloraste de la emoción, estabas tan emocionada y conmovida con la actuación de Marceau como Bip que se te salían las lágrimas. En todo el tiempo que he vivido contigo te he visto llorar de emoción por algo artístico dos veces, ese día y unos años antes cuando viste en la película "Perfume de mujer" con Al Pacino esa escena cuando su personaje baila un tango.


- Me tienes detallada, sabes todo de mí, y sí, me conmoví porque siempre lo admiré, desde niña me encantó su arte y nunca pude verlo en vivo hasta que me llevaste al Teresa Carreño. Siempre te agradecí ese gesto, que me llevaras a verlo.

- Es que también me gustaba su arte pero no había tenido oportunidad de verlo por lo caro de las entradas, pero vi la oportunidad e hice la inversión, porque al final sabía que esos momentos de felicidad nadie te los iba a robar.

- Esa es una de las cosas que me enamoraron de ti, los detalles que tenías para conmigo y que todavía tienes. Por eso es que te quiero tanto, aunque a veces te portabas tan mal que me daban ganas era de matarte. ¿No te acuerdas cuando te inventé algo para ver si te empezabas a portar bien?

- No sé, ¿qué te inventaste? a ver si recuerdo.

- Eso era cuando vivíamos en La California, cuando trabajabas en la empresa de maní, que te quedabas jugando dominó y jalando caña con los carajos que trabajaban contigo en vez de irte para donde vivíamos.

- Bueno, de los juegos de dominó sí me acuerdo, pero estábamos siempre listos a las ocho de la noche, recuerdo que un día me fuiste a buscar.

- Sí, estaba arrecha, pero todos se quedaron locos cuando me vieron porque creían que tu mujer era fea.

- Todos se quedaron pasmados porque no sabían que eras así de bella, pero tenías una cara que parecía un cañón.

- Porque estabas echando vaina con los carajos en vez de estar conmigo, por eso me dije que me iba a inventar un tipo que me gustaba a ver si te empezabas a portar bien.

- De eso no me acuerdo.  

- Pues yo sí, y también de tu reacción. Esa noche esperé a que llegaras, te bañaras, comieras y cuando nos fuimos a acostar te dije que había un vendedor de seguros en Latinoamericana de seguros, que era donde estaba trabajando en ese tiempo, que me trataba muy bien y me estaba empezando a gustar. Entonces te volteaste hacia mí y yo pensaba que te ibas a molestar o te ibas a poner a gritar y no fue así; te pusiste tan triste que se me partió el alma, y lo que dijiste me sacó las lágrimas.

-¿Y qué fue lo que dije?

- Que tú sabías que eso iba a pasar, que yo no era mujer para estar metida en un cuarto con un tipo como tú y que si quería que me fuera con quien me pudiera dar mejor vida porque tú no merecías estar conmigo. No me esperaba eso y se me salieron las lágrimas, te abracé y te dije que todo eso era un invento mío para ver si te portabas bien, que a mí no me importaba pasar trabajos si estaba a tu lado y que jamás te iba a dejar. Que estaba molesta porque quería estar contigo y tú te quedabas con tus compañeros de trabajo.

- Y entonces empecé a llegar temprano a la casa.

- Así mismo fue, y yo feliz como una lombriz porque tenía a mi marido en casa todo el tiempo.

- Y tú te levantabas los sábados como una loca a limpiar y arreglar, no me dejabas dormir y te decía que tú parecías una loca porque no te cansabas.

- Es que siempre fui así, tú me conoces, me gusta todo bien limpio y organizado.

- Esos tiempos eran difíciles porque éramos muy pobres, con títulos universitarios pero sin un duro en el bolsillo. Supongo que por eso te dije lo que te dije, tú eres una mujer muy fina como para que estés pasando trabajos.

- Pero mira hasta donde hemos llegado y lo que va a lograr nuestra hija, además estamos juntos y todo se hace mas llevadero cuando las cosas son así, no estamos solos y nos cuidamos los dos.


- Es lo que nos queda, vamos para viejos y tenemos que cuidarnos juntos. Ojalá se termine de ir ese cáncer para que así puedas vivir sin esa sombra encima.

- Eso es lo que espero y deseo, tengo que tener esperanza, como me dijo una enfermera que el marido tuvo cáncer durante 20 años hasta que se le fue: ES-PE-RAN-ZA.

- Eso es lo que tenemos que tener, para que te cures y puedas vivir una larga vida, sería bonito que llegáramos a ancianos juntos.

- Eso es lo que mas deseo, que estemos viejitos.

-  Y mira, hemos hablado tanto que se vació la botella de vino y nos comimos todo. Llegó la hora de bajar la Santamaría.

- Bueno, no hay mucho que hacer, ven al cuarto conmigo para que nos acostemos abrazados, quiero que me abraces en la cama.

- Bueno, no sé si me voy a dormir enseguida, pero vamos a abrazarnos.


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