El 5 de abril se inició el tratamiento de Doxil con la esperanza de que pudiese atajar los tumores y hacerlos disminuir de tamaño, era lo que se conoce en fútbol americano como una jugada hail Mary, es decir, una última esperanza para ganar o empatar el juego. Si este medicamento fracasaba, básicamente entrábamos en el territorio de los milagros, que son iguales a las hadas madrinas.
Pero no quedaba otro remedio sino mantener la esperanza, después de todo fue lo único que se mantuvo dentro del ánfora de Pandora y es a lo que nos aferramos cuando las cosas van mal y buscamos que cambien en el futuro.
El sábado siete, luego de dos años de pandemia, por fin se le pudo celebrar un cumpleaños en forma a Forrest, el nieto de la señora Isabel; así que fuimos invitados a la celebración para ver al niño por primera vez, ya que el distanciamiento social necesario por el COVID-19 nos impidió verlo con anterioridad, conllevaba un gran riesgo tanto para Gitty como para el bebé. Cuando llegamos a su casa nos alegramos al verlo grande, hermoso y fuerte, además de muy avispado; como me dijo Gitty:
- Si sigue como va cuando llegue a grande va a ser un hombre muy inteligente y buenmozo.
Por suerte no fue la última vez que pudo verlo, porque le tenía mucho cariño y desgraciadamente Gitty se fue antes de tener la oportunidad de conocer nietos, algo que ella deseaba fervientemente pero el tiempo no le alcanzó.
Luego de la fiesta de cumpleaños llegó uno de los momentos mas esperados por Gitty; su hermana mayor, Sigrid, quien estaba viviendo en Argentina, se iba a mudar a Canadá, donde sus dos hijas mayores estaban viviendo y así podría reunirse con ellas después de varios años. Para lograr tal cosa, viajó de Buenos Aires a Fort Lauderdale en Florida donde vive uno de sus cuñados y de allí iría a Richland en el estado de Washington, a casa de la tía Grace.
Como Richland queda a menos de cuatro horas de Tukwila, existía la oportunidad de que pudiesen reunirse y así compartieran un tiempo juntas las dos hermanas que no se veían desde hacía casi veinte años. Luego de un proceso de coordinación de fechas, logramos encontrar el momento propicio el fin de semana del 24 de abril.
Ese día salimos a las diez de la mañana de Tukwila, así llegaríamos al hotel después de la una de la tarde, que era la hora de ingreso, para así bañarnos, arreglarnos y salir para casa de la tía Grace. En el camino nos detuvimos en un mirador de la autopista vía Yakima y nos tomamos algunas fotos estilo Hermanos Caradura o Blues Brothers.
Por fin, alrededor de las tres de la tarde se reencontraron las hermanas, luego de 19 años y 9 meses.
Ese sábado nos quedamos hasta tarde en la noche compartiendo con Sigrid, la tía Grace y su esposo, comimos pizza y regresamos al hotel al filo de la medianoche. Si bien Gitty en la tarde tenía la idea de "estrenar" el hotel, y hasta le mandó a su hermana una foto bastante picante acerca de lo que pensaba hacer en la noche, estábamos tan cansados del viaje y de las emociones del día que nos fuimos directo a dormir, como le dije mientras nos acostábamos:
- Mañana será otro día.
Y así fue, el domingo fue otro día, ya descansados y con las energías recuperadas. Luego de ocuparnos del asunto pendiente, bañarnos y desayunar, regresamos a casa de tía Grace para que las dos hermanas pasaran un tiempo a solas mientras me iba a enchufar el carro, proceso que duró casi cuatro horas, no porque tardara mucho en cargarse sino debido a la escasez de cargadores de alta velocidad y la gente abusadora que se pega y se queda pegada hasta mucho después de haber completado el proceso de carga.
Sin embargo ese tiempo adicional servía para que se contaran todo lo que tuviesen que contarse y a la vez esperaba que Gitty le hablara a su hermana acerca de su enfermedad, cosa que no sucedió.
Luego de finalizar la carga, casi a las cinco de la tarde, las pasé buscando para ir a comer y terminamos en el hotel, además de pasear por el boulevard adyacente a éste.
Y ese domingo, 25 de abril de 2022, a las siete de la noche, fue cuando nos tomamos nuestra última foto juntos.
Luego habría otra sesión en un acto de Graciela, pero esas fotografías fueron en grupo, no en pareja. Ésta fue la última de nosotros como pareja.
Llevamos a Sigrid a casa de tía Grace esa noche y quedamos en volver al día siguiente en nuestra vía de regreso a Tukwila; así lo hicimos y permanecimos poco mas de una hora, cuando nos despedimos con la esperanza de que Gitty fuese a Montreal en una fecha futura a visitar a su hermana y sobrinas.
Cuando nos fuimos, no hablamos nada hasta llegar a Yakima, donde me detuve para enchufar el carro. Gitty estaba ensimismada en sus pensamientos y no quise interrumpirla. ¿Sabía ella que su hora estaba cerca y que nunca volvería a ver a su hermana? ¿estaba pensando en que al despedirse de Sigrid ese día sería la última vez que la iba a ver? No sé, porque no quise preguntarle, pero ahora estoy casi convencido que ella estaba pensando esas cosas durante ese tiempo que se mantuvo en silencio.
Luego todo volvió a la normalidad y la segunda parte del viaje nos la pasamos conversando de todo un poco hasta llegar a casa, para ese entonces ya le había regresado la jovialidad y parecían haberse disipado las nubes oscuras que nos acompañaron al salir de Richland.
Había que conservar la esperanza.
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