miércoles, 14 de junio de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 254: El juego de dormitorio.

 


Uno de los mayores sueños de Gitty fue, desde siempre, tener su propio juego de dormitorio. Por diversas razones con el transcurrir de los años ese sueño nunca se pudo hacer realidad.

Cuando nos casamos, mi mamá compró un dormitorio bastante bonito, pero al final era de ella, no nuestro; y solamente lo tuvimos durante el malhadado tiempo en el que perpetré la bestialidad de que viviéramos en su apartamento. Luego de la separación y posterior reconciliación no volvimos a saber de ese juego de dormitorio.


Para cuando recomenzamos la aventura de vivir juntos, en nuestras dos primeras viviendas las camas venían incorporadas; un catre en el rancho de El Paraíso, que todavía no sé como no se nos pegaron pulgas, chinches y piojos. Luego, en La California, era una cama tamaño Queen muy cómoda sin mas nada, así que nos inventamos unas mesas de noche con cajas de cartón mientras el televisor estaba montado en una silla.

Al mudarnos al apartamento de La Pastora Gitty compró una cama con su colchón junto con un escaparate en una mueblería cercana al edificio, pero era la cama sola, sin peinadora ni mesas de noche; esa cama nos duró un largo trecho, porque nos la llevamos a la casa de Cúa y estuvo allí hasta que nos fuimos a Miami. Como un recuerdo anecdótico, la usábamos de manera muy enérgica, tanto, que una de las patas se partió y mientras encontrábamos un soldador que la pegara nos inventamos una chapuza con una lata de leche en polvo para apuntalar esa esquina. A la larga encontramos un herrero en Cúa que nos soldó el extremo partido y reforzó las demás esquinas para que no hubiese mas "accidentes."


A los tres días de llegar a Miami, cuando conseguimos alquilar apartamento, compramos dos colchones con sus box springs y armazones y con ellos nos defendimos durante toda nuestra estancia en esa ciudad, y salieron tan buenos que nos los llevamos en la mudanza a Seattle.

En el apartamento de Tukwila, Gitty compró otro colchón Queen, desechamos el Full de Graciela y heredó el Queen viejo que estaba en óptimas condiciones porque Gitty lo cuidaba muy bien, de hecho estaba como nuevo; lo malo fue que no sabíamos que nos venía una invasión de chinches y montaron su vivienda dentro del colchón, de donde salían todas las noches a chuparme la sangre.


Cuando nos dimos cuenta de la infestación no nos quedó sino botar ese colchón que estaba completamente comido por dentro y comprar otro, luego de desinfectar el cuarto y llenar la alfombra de un polvo llamado diatomacius earth que por sus características mata a cualquier chinche que hubiese quedado viva. Ese nuevo que Gitty compró en Sears fue forrado por completo con protectores antichinches para que no sufriera el mismo destino del anterior y previamente fue rociado con un líquido especial no tóxico para humanos pero sí para las chinches.

Para 2021 teníamos en el cuarto una especie de monstruo de Frankenstein; el colchón con su box spring, un mueble grande donde guardábamos la ropa, ella por mesa de noche tenía unas cajas mientras que la mía era un archivador de dos gavetas. Ese año fue relativamente próspero gracias a los estímulos libres de impuestos por lo del COVID-19 mas unos bonos que me pagaron; como mi dinero del gobierno se lo entregue completo a Gitty, ella pensó que era el momento ideal para comprar un juego de dormitorio y hacer realidad el mayor de sus sueños.


Luego de haber sido resuelto el problema que me impedía cumplir mis deberes como marido, ella me dijo, ya con mejor ánimo y semblante, que iba a comprar un juego de dormitorio que vio en oferta en un folleto publicitario de Ashley Furniture. Como en el pueblo donde vivimos hay una enorme zona comercial, todas las mueblerías tienen sucursales, así que el 21 o 22 de julio en la mañana fuimos a la de Ashley en Tukwila.

Gitty estába enfocada como un rayo láser y llevó el folleto para enseñárselo a la vendedora, lo que hizo el proceso fácil y rápido; el costo total fue de poco menos de mil dólares pero ella estaba realmente feliz al hacer la compra. Sin embargo tendríamos que esperar a que llegaran los muebles de los almacenes centrales, proceso que podía tardar entre uno y dos meses, aunque se comprometieron a que en lo que todo estuviera listo se comunicarían con nosotros.


Transcurrieron tres semanas y por fin la gente de la mueblería nos notificó que el pedido llegaría el sábado 21 de agosto. Para eso tendríamos que arreglar el cuarto, sacar el colchón con el box spring y todas las piezas del monstruo de Frankenstein; no conforme con eso, tendría que aspirar y lavar la alfombra del cuarto, llena del polvo antichinches; para esta última tarea tuve que usar mascarilla porque el cuarto se inundó de ese polvo mientras lo aspiraba, lo que hacía el aire irrespirable. Luego de una tarde entera aspirando y lavando la alfombra logré dejarla en condiciones y todo quedó listo para que llegara el primer juego de dormitorio de Gitty.

Ese sábado 21 de agosto, cuando llegó el camión, bajamos a recibirlo. Venía un montón de cajas porque el esqueleto de la cama tenía que ser armado in situ junto con la peinadora; el conductor, supongo que por el cansancio, lo que deseaba era terminar lo mas pronto posible y no nos quiso ayudar a bajar el mueble grande al basurero, en cambio su ayudante de hecho lo bajó solo y se ganó 20 dólares, mientras que su jefe se quedó con 10.


El proceso de armado de la cama se tomó su tiempo, pero poco mas de una hora después de haber llegado, los transportistas habían terminado su trabajo y se fueron, dejando a Gitty extática con su sueño hecho realidad. Por fin tenía un juego de dormitorio nuevo de paquete y para ella solita. Estaba tan feliz que no podía creerlo, había esperado tanto y lo había logrado.

Es terrible pensar en que solamente lo pudo disfrutar poco mas de un año, pero al menos queda la satisfacción de que así sea por ese tiempo logró hacer realidad su sueño. 


No hay comentarios.: