Cuando nos casamos, mi mamá compró un dormitorio bastante bonito, pero al final era de ella, no nuestro; y solamente lo tuvimos durante el malhadado tiempo en el que perpetré la bestialidad de que viviéramos en su apartamento. Luego de la separación y posterior reconciliación no volvimos a saber de ese juego de dormitorio.
Al mudarnos al apartamento de La Pastora Gitty compró una cama con su colchón junto con un escaparate en una mueblería cercana al edificio, pero era la cama sola, sin peinadora ni mesas de noche; esa cama nos duró un largo trecho, porque nos la llevamos a la casa de Cúa y estuvo allí hasta que nos fuimos a Miami. Como un recuerdo anecdótico, la usábamos de manera muy enérgica, tanto, que una de las patas se partió y mientras encontrábamos un soldador que la pegara nos inventamos una chapuza con una lata de leche en polvo para apuntalar esa esquina. A la larga encontramos un herrero en Cúa que nos soldó el extremo partido y reforzó las demás esquinas para que no hubiese mas "accidentes."
En el apartamento de Tukwila, Gitty compró otro colchón Queen, desechamos el Full de Graciela y heredó el Queen viejo que estaba en óptimas condiciones porque Gitty lo cuidaba muy bien, de hecho estaba como nuevo; lo malo fue que no sabíamos que nos venía una invasión de chinches y montaron su vivienda dentro del colchón, de donde salían todas las noches a chuparme la sangre.
Para 2021 teníamos en el cuarto una especie de monstruo de Frankenstein; el colchón con su box spring, un mueble grande donde guardábamos la ropa, ella por mesa de noche tenía unas cajas mientras que la mía era un archivador de dos gavetas. Ese año fue relativamente próspero gracias a los estímulos libres de impuestos por lo del COVID-19 mas unos bonos que me pagaron; como mi dinero del gobierno se lo entregue completo a Gitty, ella pensó que era el momento ideal para comprar un juego de dormitorio y hacer realidad el mayor de sus sueños.
Gitty estába enfocada como un rayo láser y llevó el folleto para enseñárselo a la vendedora, lo que hizo el proceso fácil y rápido; el costo total fue de poco menos de mil dólares pero ella estaba realmente feliz al hacer la compra. Sin embargo tendríamos que esperar a que llegaran los muebles de los almacenes centrales, proceso que podía tardar entre uno y dos meses, aunque se comprometieron a que en lo que todo estuviera listo se comunicarían con nosotros.
Ese sábado 21 de agosto, cuando llegó el camión, bajamos a recibirlo. Venía un montón de cajas porque el esqueleto de la cama tenía que ser armado in situ junto con la peinadora; el conductor, supongo que por el cansancio, lo que deseaba era terminar lo mas pronto posible y no nos quiso ayudar a bajar el mueble grande al basurero, en cambio su ayudante de hecho lo bajó solo y se ganó 20 dólares, mientras que su jefe se quedó con 10.
Es terrible pensar en que solamente lo pudo disfrutar poco mas de un año, pero al menos queda la satisfacción de que así sea por ese tiempo logró hacer realidad su sueño.
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