Con todo y las restricciones debidas al COVID-19 que aun permanecían vigentes, además de las que Gitty imponía para evitar contagiarse, ese verano de 2021 fue muy activo, aunque no exento de cosas malas. El jueves 19 de agosto al levantarnos vimos por la ventana ceniza que estaba cayendo del cielo aunque no sabíamos de donde, también escuchamos sirenas de vehículos de emergencia al igual que sentíamos olor a quemado; no fue hasta salir que nos enteramos de lo que pasaba, un edificio de apartamentos situado en un risco a la izquierda del nuestro, aunque a una altura superior, se había incendiado y los bomberos estaban combatiendo ese incendio.
Era jornada de tratamiento para Gitty y me iba a quedar con ella para traerla de regreso a casa, porque para hacerlo todo peor, también le habían programado el refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 ese mismo día. Luego del maratón nos fuimos de regreso al edificio, donde la dejaría para irme a trabajar hasta mi hora de salida.
La idea era esa, pero cuando íbamos por la avenida nos encontramos con una barricada de la policía cerrando el paso; resulta que debido al incendio mas el agua que se usó para apagarlo, existía el riesgo de que la estructura restante cediera y se fuera colina abajo o que se produjera un derrumbe, y que hasta que el equipo de ingenieros a cargo no revisara el lugar y diera su visto bueno, debido a que nuestro edificio estaba en la ruta de caída de esos escombros el paso estaba cerrado y había sido evacuado.
Explicamos nuestra situación y nos permitieron ingresar a recoger algunas cosas. Gitty quería quedarse, pero eso podía ser tomado como desacato a una orden de evacuación y mejor era evitar tal cosa; mientras tanto llamamos a Graciela para que recibiera a su mamá mientras se solucionaba el asunto y ella, como cosa rara, se puso a pelear y decir que no quería que nadie le estuviese importunando en su apartamento. Al final, luego de cerca de media hora, aceptó recibir a Gitty; pero ya para entonces, luego de perder tanto tiempo en ese tira y encoge con ella, los ingenieros habían terminado la revisión del lugar y lo consideraron seguro, lo que llevó al levantamiento de la orden de evacuación.
Desventuradamente, como el incendio del edificio Maple Crest se produjo en la madrugada, cuando todos estaban durmiendo, tuvo un saldo lamentable de dos personas fallecidas.
Pero entrando en temas un poco mejores, a finales de septiembre, el equipo de béisbol de la ciudad, los Marineros, por primera vez desde hacía 20 años estaban metidos en la pelea para pasar a la postemporada, y como los peloteros estaban inspirados jugaban mejor que nunca; parecía que por fin iban a terminar con la sequía que los afectaba desde 2001. Los juegos se iban poniendo mas emocionantes y hasta Gitty se contagió. El 29 de septiembre ganaron uno clave a los Atléticos de Oakland y la cosa se puso al rojo vivo, fue esa noche después de trabajar que le enseñé a Gitty este video y cuando lo vio me dijo:
- ¡Ay, qué emoción! ¿Cuándo vamos al estadio a ver un juego?
- Bueno, vamos el fin de semana, mañana empiezan la última serie de la temporada contra los Ángeles de Anaheim y si la ganan pueden pasar a la postemporada.
- ¿Entonces vamos a ir al estadio?
- Pues claro.
- ¡Qué chévere! - me dijo, y se puso a batir palmas.
Al final Jeff compró cuatro entradas de tribuna para el juego del domingo 3 de octubre, y fue algo bueno porque yo siempre me iba para gradas, donde son mas baratas. Desgraciadamente, para ese día solo un milagro los haría clasificar a la segunda ronda, ya que para lograr pasar tenían que ganarle al menos tres de los cuatro juegos a los Ángeles y habían perdido dos de los tres primeros, y para colmo, perdieron también el del domingo, ese juego al que fuimos esperando verlos clasificar.
Por esos días ya Graciela y Jeff habían heredado el título que mi mamá nos había puesto a nosotros en aquellos lejanos tiempos de la infancia de nuestro engendro, "los muchachos." Así como ella nos bautizó con ese remoquete, ahora nosotros éramos los que habíamos empezado a nombrarlos a ellos de la misma manera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario