jueves, 22 de junio de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 261: Febrero 2022.


 Para febrero el cáncer aun parecía estar bajo control, el marcador CA 125 estaba en valores normales y no había restricciones de ningún tipo, de hecho, siempre que alguien le preguntaba a Gitty como se sentía su respuesta era:

- Bien.

Y no como una figura retórica o para ocultar su verdadero estado de salud sino porque sencillamente se sentía bien.

Bajo esas circunstancias llevábamos una vida normal, tanto que ella quiso comprar unos zarcillos que tuviesen la piedra semipreciosa aguamarina engastada y se los compró, porque pensaba que los usaría por mucho tiempo. Cuando los recibió en el apartamento se los puso, se tomó una foto y me la envió vía mensaje de texto. La llamé, le dije que se veía de lo mejor y que le lucía bastante, que era cosa de encontrar la ocasión adecuada para que los estrenara.

Ese mes empezamos a dormir tomados de la mano, y eso sucedía todas las veces que nos íbamos a acostar, no fue nada planificado ni por ninguna razón en específico, simplemente ocurrió; y esto no quiere decir que no lo hubiésemos hecho antes, al igual que abrazarnos al irnos a dormir, pero la diferencia en este caso era que muchas veces nos despertábamos tomados de la mano, como si no nos hubiésemos movido todo el tiempo que estuvimos dormidos.

Por esos días, Graciela encontró una olla o sartén que parecía haberse quemado y se la llevó a Gitty, que tenía su fama de pepeneadora y restauradora de utensilios de cocina. El cachivache aparentemente era de una marca sumamente costosa y nuestra hija quería ver si era posible salvarlo; su mamá le dijo que iba a hacer el intento y luego de varios procesos de lavado lo dejó como nuevo (en la última de las lavadas fui yo quien remató el trabajo porque había que restregar con mucha fuerza) y cuando todo quedó listo le mandó una foto a Graciela.

Con Gitty sin malestares y el marcador de cáncer en niveles muy bajos parecía que ese año transcurriría sin novedad, pero eso no iba a ser así, en marzo ocurrirían cambios muy drásticos que presagiaban malos tiempos, pero en febrero no existía el menor rastro de ellos en el horizonte.


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