sábado, 10 de junio de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 250: Nuestra rutina diaria.

 


A lo largo de los años tuvimos muchas rutinas diarias; en el rancho en piernas de El paraíso, en la habitación de la casa en La California Sur, en el apartamento de La Pastora, en nuestra casa de Cúa, en los cuatro lugares donde vivimos en Miami y en el apartamento de Tukwila. Aun en este último lugar durante los 10 años y medio que vivió Gitty aquí tuvimos varias rutinas; mientras yo trabajaba viajando, luego cuando dejé de viajar y empecé a trabajar en las noches, cuando Graciela no se había mudado y Lucy estaba con buena salud, antes y después que a Gitty le diagnosticaran el cáncer; fueron muchas.

Así que me concentraré en lo que hacíamos un día normal sin citas o procedimientos médicos. Gitty siempre fue tempranera, mientras que yo soy un gato; así que siempre se levantaba primero de la cama, aproximadamente a las 8:30 de la mañana, rezaba un poco y procedía a arreglar su nido, porque se acostumbró a dormir arropada como con cuatro o cinco cobijas y sábanas de diferentes tamaños, mas las almohadas que usaba, cinco en total: dos para la cabeza, una entre las piernas y dos repartidas por el resto del cuerpo.

Luego de organizar el nido se desnudaba en el cuarto, cogía su toalla y se metía en el baño a hacerse el servicio completo, luego se ponía la ropa de diario y se iba a la cocina a hacer el desayuno.

Yo me levantaba poco después de las nueve de la mañana, organizaba el cuarto y vestía la cama, luego me iba al baño a cepillarme los dientes y al terminar me iba a desayunar; ambos nos sentábamos a la mesa y al terminar Gitty recogía todo y yo me ocupaba de lavar los platos, luego me iba a bañar y Gitty entraba y salía del baño mientras estaba bajo la regadera. Al salir del baño ella estaba sentada o recostada en la cama de Graciela esperando a que yo fuera a vestirme para ella ponerse la ropa de trabajo, porque estaba en ropa interior, siempre blanca. Algunos días me decía:

- Una chica en ropa interior te está esperando acostada en la cama.

A lo que le respondía:

- Esa es la mejor manera de empezar el día, con una belleza recostada en la cama con una ropa interior blanca como la nieve.

Entonces me sentaba a su lado y le daba un beso para a continuación vestirme y quedar listo para salir, no sin que ella me dijera a veces:

- A ver si te das una apuraíta.

Encendía el carro a control remoto y normalmente a las 10:30 de la mañana estábamos montándonos en él para irnos, la llevaba a su trabajo en la sinagoga de Capitol Hill en Seattle, siempre en la ruta nos llamaba Graciela y nos poníamos a conversar; al llegar al destino de Gitty nos besábamos y ella me echaba la bendición, de allí me iba a mi empleo que está mucho mas cerca del apartamento. Ella iniciaba su jornada a las 11 am y yo a las 11:30.

La jornada laboral de Gitty finalizaba a las tres o cuatro de la tarde y de allí se iba en autobús al apartamento, donde llegaba a mas tardar a las 5:30 de la tarde; apenas entraba se iba directo a echarse un baño y luego a comer. Luego me llamaba para darme un breve resumen de su día de trabajo y me preguntaba como me iba en el mío, conversábamos un rato y luego me decía que iba a reposar un rato.

Mi hora de salida es a las nueve de la noche, a veces un poco mas tarde dependiendo de como haya estado el día o si la reunión de fin de jornada empieza tarde o dura mas tiempo de lo estimado. De cualquier manera, ella siempre me llamaba a las 9:15 y apenas cogía el teléfono me preguntaba siempre lo mismo:

- ¿Dónde estás?

Y dependiendo de lo que estuviera haciendo le respondía:

- Estoy saliendo del trabajo, que se hizo tarde.

- Estoy en la vía. 

- Voy al supermercado a hacer el mandado.

Conversábamos un rato, momento en el que me comentaba los programas de televisión que había visto con todos los spoilers habidos y por haber y según la respuesta que le hubiese dado al principio a veces se asomaba al balcón para verme llegar. Luego se iba a la ventana del cuarto para verme estacionar y me llamaba la atención para que supiera que me estaba viendo. Otras noches, si estaba muy cansada, seguía durmiendo y se levantaba de la cama después para saludarme.

Al final llegaba al apartamento, comía, lavaba los platos, organizaba la cocina y el lavaplatos, me iba a bañar y luego me ponía a leer, navegar por Internet o ver algo de TV para irme a dormir alrededor de las 2 de la mañana. A veces ella me llamaba desde el cuarto o se levantaba de la cama para irme a buscar a la sala para que me fuera a dormir.

Así terminaba un día normal en nuestras vidas durante los últimos 17 meses de vida de Gitty.

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