viernes, 2 de junio de 2023

Nuestra historia de amor: capítulo 242: 8 de abril de 2021, se nos va Lucy.


 En los países latinoamericanos, especialmente Venezuela, la mayoría de la gente se limita a decir:

- Era solamente un perro, si se murió vas y te buscas otro, no es tu madre, así que eso no importa. Y los animales no tienen alma, entonces no hay que llorar ni ponerse triste por eso. 

Los animales se consideran mas cosas que seres vivos y a nadie le importan; parece ser que por fortuna esa visión está cambiando, así sea poco a poco.

La partida de Lucy nos afectó profundamente; falleció muy posiblemente de un paro cardíaco durante las primeras horas de la mañana del jueves ocho de abril, en algún momento entre las cuatro de la madrugada y las siete de la mañana. Eso lo sé porque estaba pendiente de ella pero aproximadamente a las cuatro me quedé dormido y cuando desperté a las siete y media ya ella había muerto acostada en su cojín a mi lado.

Gitty se había levantado para irse a bañar porque esa mañana a las nueve teníamos cita con el médico de Lucy, que había empezado a ponerse malita de salud pocos días antes. Todos íbamos a asistir a la consulta porque Graciela iba a pasar por el apartamento para acompañarnos al hospital; desafortunadamente ya era muy tarde para cuando ella llegó. Cuando vi el cadáver de Lucy a mi lado lo único que hice fue cubrirlo con una toalla y fui al baño a decirle a Gitty que no había nada que hacer y que solo nos quedaba buscar la forma de que tuviera un funeral decente.

Apenas salí del baño me derrumbé en el sofá y me puse a llorar, así de simple, mientras que Gitty se ocupaba de disponer de Lucy y sus cosas; la cargó y metió dentro de una bolsa negra mientras se buscaba contactar a una funeraria especializada en mascotas.

Al llegar Graciela nos dijo que ella y Jeff habían llamado a una que ofrecía un servicio para convertir los restos en cenizas, pero no mediante cremación sino a través del uso de agua alcalina, un proceso mucho menos traumático y que permitía recuperar una mayor cantidad de cenizas, además se podía despedir a Lucy allí haciéndole un pequeño funeral.

Jeff compró un ramo de flores y en ese ramo pusimos tarjetas donde escribimos lo que sentíamos por nuestro pequeño ángel que nos había dejado.

Una amiga de Graciela, Ofelia, también nos acompañó al funeral de Lucy. Después de una hora tuvimos que dejarla en la funeraria para que se iniciara el proceso de disposición del cuerpo, proceso que debía quedar listo el lunes 12, día en el que deberíamos ir a buscar sus cenizas.

A Gitty la golpeó la ausencia de Lucy el domingo en la mañana mientras estaba durmiendo. La escuché llorar y cuando me incorporé en la cama se despertó y me abrazó llorando, me dijo que había soñado con Lucy:

- Soñé que la llevaba cargada y de repente un hombre me la arrancó de los brazos y se la llevó corriendo, y yo corría detrás de él mientras le gritaba que me devolviera a Lucy y veía como se alejaban de mí hasta que dejé de  verla - me decía entre sollozos.

Lucy podría servir como una prueba de que Dios existe porque fue el ser mas cercano posible a un ángel, le trajo alegría y felicidad a nuestro hogar; acabó con las peleas y discusiones solamente con su presencia, porque apenas alguien alzaba la voz empezaba a temblar como una hoja, así que para que no se pusiera nerviosa, pues no peleábamos.


Ella siempre fue muy calladita, pocas veces llegó a ladrar, y en realidad ni siquiera ladraba, sino que mas bien gritaba, como pasó con el video de los dálmatas. Asimismo era muy celosa, no le gustaba que uno le hiciera cariños a otro perro, ella tenía que ser la única; si nos poníamos a prestarle atención a otro ella de inmediato se ponía a gruñir. No le gustaban para nada los gatos y le encantaban las galletas de vainilla y de animalitos con helado de mantecado, al igual que las tortas de queso y fresa.


Fue protagonista de muchas anécdotas, como la vez durante la campaña presidencial de Obama el 2008 cuando se comió ella sola toda una bandeja de cochino frito y quedó tan llena que no se podía mover; y otra cuando la paseaba en el Parque Shenandoah en Miami y le comió un pedazo de carne asada a un trabajador del condado que se había quedado dormido con el almuerzo al lado; antes de que yo pudiera reaccionar había agarrado el trozo de carne y se lo había tragado casi entero. Tuvimos que salir corriendo del lugar, pero eso sí, callados.

No sé si es cierta esa leyenda del puente arcoiris, pero si llegara a serlo, sé que Lucy lo cruzó con su mamá Gitty y sus almas deben estar juntas y felices en el lugar donde estén. 

Cuando Lucy murió una parte de nosotros murió con ella.


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