Julio fue un mes de varias últimas veces, al igual que lo fue junio. La última vez que Gitty disfrutó de una obra de teatro, la última vez que fuimos a un espectáculo nocturno, la última vez que fuimos al Lago Tapps y la última vez que hicimos el amor. A partir de la segunda quincena de ese mes empezaría un lento pero progresivo deterioro de la salud de Gitty hasta que fue hospitalizada.
Graciela logró comprar unas entradas para el teatro musical "Pretty Woman" que se presentaba en el Teatro Paramount y el 11 de junio, sábado, la llevó. A Gitty siempre le había gustado el teatro, cuando vivíamos en Venezuela fuimos en muchas ocasiones; en Miami no tuvimos muchas posibilidades y solamente asistimos dos veces, mientras que en Seattle ella retomó su afición porque Graciela siempre encontraba entradas para diversas obras, bien sea porque las compraba o porque recibía algunas de cortesía por parte de la fundación que la había becado durante los últimos años de la carrera.
El sábado 16 de julio fuimos al Dimitriou's Jazz Alley para ver a la Spanish Harlem Orchestra, la presentación fue a las 9:30 de la noche, disfrutamos mucho el concierto y regresamos al apartamento. No hicimos mayor cosa después de llegar porque se sentía incómoda luego de salir y nos dedicamos a ver televisión.
Desde mayo de ese año no hicimos mas fiestas sabatinas porque no podía estar mucho tiempo sentada; así que lo que hacíamos era irnos a la sala a ver televisión, yo me echaba en el bean bag y ella se acostaba en el sofá, con mucha frecuencia estiraba el brazo derecho y le acariciaba las piernas, otras veces ella me tomaba la mano cuando se la pasaba por las piernas y nos quedábamos así por un rato.
El martes 19, fue nuestra última salida al lago, si bien inflamos la balsa y nos montamos en ella no duramos mucho tiempo porque el día estaba ventoso y el viento nos empujaba a la orilla del lago una y otra vez, así que decidimos dejarla en la orilla y nos metimos directo al agua, donde Gitty no duró mucho, porque el malestar no la dejaba tranquila. A pesar de todo, no la pasamos tan mal y hasta jugamos un rato con una pelota que ella había comprado para usarla cuando fuéramos al lago.
El sábado 9 fue nuestro último encuentro. A partir de entonces, debido a su situación, no hicimos mas nada, excepto abrazarnos y hacernos cariños como el acariciarle las piernas cuando se acostaba en el sofá; varias veces se lamentó conmigo a ese respecto:
- Disculpa que no puedo cumplir con mis deberes de esposa.
A lo que le respondía:
- No le pares a eso, ya vendrán tiempos mejores, ahora de lo que hay que ocuparse es de que te sientas bien y que se te mejore la salud. Luego habrá tiempo para esas cosas.
- Sí, pero acuérdate que yo también siento y padezco, y eso a mí me hace falta, no sé si a ti, pero a mí sí.
- Bueno, ya veremos, por ahora no hay otra solución, tenemos que esperar.
Y así nos fue en julio. No salimos a ningún lugar para que no se incomodara estando mucho tiempo sentada en el carro, porque los dolores y las molestias se le empeoraban al sentarse.
El nuevo tratamiento se había iniciado el 11 de julio y aparentemente logró ralentizar el crecimiento de los tumores, aunque no lo detuvo del todo. Para entonces Gitty empezó a decirme:
- La doctora no de pie con bola conmigo.
En todo caso, para ese entonces estaba claro que esas pastillas o funcionaban o funcionaban, no existían términos medios aunque estaba empezando a verse claramente que lo que estaban haciendo no era suficiente, simplemente el cáncer había progresado de tal manera que no había forma de contenerlo, especialmente en el hígado, que era donde se había hecho mas fuerte y nada lograba destruirlo.
Julio es el mes en que se disputa el Tour de Francia, la carrera ciclística mas importante del mundo, que es transmitida por televisión y que desde hace varios años me acostumbré a ver, y ese año 2022 también transmitieron el Tour de Francia femenino y la Vuelta a España; de esa manera, durante esos dos meses todas las noches veía las etapas recorridas en diferido y Gitty se asomaba después de medianoche a ver de que iba la cosa mientras nos poníamos a conversar acerca de los paisajes y los y las ciclistas. Al menos eso nos servía de distracción para escapar un poco de la terrible realidad de su cáncer.
También me enviaba por WhatsApp los collages de fotos que Google le mandaba periódicamente como recuerdos de determinados días, y todo ese mes de agosto nos la pasamos en el apartamento durante los fines de semana para que ella recuperara fuerzas luego de toda la semana de trabajo.
Aunque hubo una excepción y fue durante la lluvia de las Perseidas, cuando me pidió que la llevara a verlas. En zonas urbanas es difícil observar eventos astronómicos porque la contaminación lumínica es muy alta, lo que hace que muchos cuerpos celestes no sean visibles o se dificulte apreciarlos en toda su magnitud; sin embargo, en los higlands de Issaquah se encuentra un parque relativamente oscuro, el Grand View Park, y que está ubicado en una zona bastante elevada, lo que permite una mejor visibilidad, así que la madrugada del seis de agosto nos fuimos para allá y en el lapso de dos horas logramos ver 14 estrellas fugaces mientras ambos pedíamos el mismo deseo, que desgraciadamente no se cumplió.
Ese agosto también compré mi primer telescopio, con el que al menos Gitty pudo hacer un par de observaciones, cosa que comentaré con mas detalle en un próximo capítulo.
Y así llegamos a septiembre, su último mes de vida.