sábado, 29 de julio de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 291: El golpe de la realidad.

 


El viernes 23 de septiembre iniciamos los novenarios de Gitty. Graciela y yo desde el apartamento y varios familiares y amigos a través de WhatsApp. El rezo de los novenarios es una costumbre de los católicos hispanoamericanos que consiste en rezar un rosario por el eterno descanso de la persona fallecida a lo largo de nueve noches, uno por noche, este rito se inicia al día siguiente de la disposición del cuerpo de la persona, bien sea a través de una sepultura o cremación, que son las maneras mas comunes.

El día lunes 25, 10 días después de su deceso, recibimos sus cenizas y las pusimos en su mesa de noche, así rezamos los seis últimos rosarios con ellas presentes, como si en cierta forma Gitty también se encontrara en sus propios rituales de despedida. La decisión acerca de donde se iban a conservar sus cenizas corrió por mi cuenta, si bien lo ideal habría sido llevarlas a un cementerio, todavía no estamos seguros de cuál será el lugar donde Graciela echará raíces, si bien es muy probable que se quede aquí; tal cosa se sabrá luego que termine todos sus estudios, cree su propia familia si decide tal cosa y se consolide profesionalmente.

Mientras tanto, es mejor que las cenizas de Gitty permanezcan conmigo, en su mesa de noche, con su juego de dormitorio que tanto le gustaba y que pudo disfrutar por tan poco tiempo. Asimismo, siempre están acompañadas y no se encuentran lejos de sus seres queridos, ya que todos los días estoy pendiente de ellas, con el altar que ella había hecho al lado y pétalos de rosas al pie de la mesa. Muy posiblemente todo se resuelva cuando me llegue la hora de reunirme con ella en el mas allá y Graciela ya sabe que hacer cuando se presente ese momento.

El sábado 30 de septiembre terminaron los rosarios, ese día rezamos el que correspondía y terminamos con los 100 réquiem para así cerrar el ritual. Esa noche se le dio punto final al proceso fúnebre y era en cierta forma el inicio del regreso a "la normalidad," una nueva etapa que nada tenía de normal.

Durante el tiempo que duran los rituales funerarios uno se encuentra un poco como anestesiado, debido a la cantidad de cosas que hay que hacer y la completa disrupción de la vida cotidiana no hay tiempo para procesar el terrible dolor de la pérdida y siempre se está trabajando en algo, así que la mente y el cuerpo se mantienen muy ocupados.

Había dicho en el trabajo que regresaría el lunes 2 de octubre, lo que el jefe consideró algo prematuro y así me lo hizo saber.

- El 2 de octubre es muy temprano, necesitas una o dos semanas mas para estar en condiciones. Si quieres te das una vuelta, pero si no puedes igual estará bien.

Le respondí que no había problema, que trabajar me ayudaría a despejar la mente y tenerla ocupada.

Al final las cosas no salieron como esperaba que pasaran. Ese lunes todo empezó mal, no sabía como iniciar una nueva rutina, y ya para entonces Graciela había regresado a su apartamento, no podía estar pagando por algo que no estaba usando, además todas sus cosas estaban allá y debía ocuparse de sus asuntos; entonces esa mañana me hallaba solo por primera vez en mi vida adulta al levantarme para ir al trabajo. El problema no era el de las tareas domésticas porque sé hacerlas todas, el problema era la soledad y el tener que hacerlas todas, no por el hecho de ellas en sí, sino porque no tenía a mi lado a esa mujer con quien compartía responsabilidades.

Como sea logré salir airoso del compromiso y me preparé para salir, me monté en el carro, lo encendí y me fui a trabajar, o al menos eso era lo que esperaba hacer. Había sido advertido que en algún momento la realidad me iba a alcanzar y eso podía ocasionarme un colapso nervioso o un quiebre emocional y debía estar atento a los síntomas, porque esa experiencia podía ser muy fuerte; sin embargo pensé que eso sucedería en algún momento futuro.

No fue así.

Cuando entré a la autopista, tenía puesta la música favorita de ella, y empezó a sonar esta canción:


Fue como estrellarme contra un muro de concreto armado. Eran aproximadamente las 10:45 de la mañana y empecé a llorar, no sollozando como hasta entonces, sino con un llanto incontenible, apenas alcancé a pararme en el hombrillo de la autopista para darle rienda suelta a ese llanto, fue algo terrible, era como el lamento de un animal herido, no puedo decir cuánto duró. En algún momento puse la canción en repetición automática mientras seguía llorando. Ignoro cuánto tiempo me duró el colapso, supongo que mas de dos horas, porque cuando logré calmarme y llamar al trabajo para decir que durante esa semana no podría ir, era mas de la una de la tarde.

Durante toda una semana estuve escuchando esa versión de "Solamente una vez" que cantó Julio Iglesias, y no me arrepiento de reconocer tal cosa. A partir de ese día lloraba prácticamente a toda hora, sentía un dolor semejante a como si me estuvieran desgarrando las entrañas, algo indescriptible.

El 2020 o 2021, no recuerdo bien, le comenté a Gitty un artículo que había leído de un periodista de la BBC donde plasmaba la crónica del suicidio de su padre luego de haber quedado viudo. El hombre constantemente le decía a sus hijos que estaba bien y que podía vivir solo, lo que al final resultó falso y terminó ahorcándose en el garaje de la casa.

En esa crónica el periodista comentaba que no había leído las señales de alarma que su padre estaba enviando y cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde. Luego Gitty me diría.

- Si yo me llego a morir primero que tú tengo que decirle a Graciela que esté pendiente de ti no sea que te vayas a suicidar.

- No, olvídate, no me voy a poner en esas vainas porque ella me va a odiar por toda la eternidad, así que tengo que aguantar, y lo mas probable es que me muera yo primero.

 Esa semana de octubre de 2022 fue el tiempo en el que estuve mas cerca del suicidio en toda mi vida. Sin embargo me di cuenta que tenía que sacar fuerzas de algún lugar porque a Gitty no le habría gustado que yo fuera tan débil y que si bien había perdido por completo las esperanzas y alegría de vivir, lo mejor que podía hacer era esperar a que me llegara mi turno y que preferiblemente fuese de manera natural debido a algún tipo de enfermedad.

Luego completé mi razonamiento pensando que no sabemos si el mas allá existe, y si existe tampoco tenemos idea de como son las cosas; si por ejemplo las almas están separadas dependiendo de la forma en que hayan muerto sus poseedores, si hay un mas allá para quienes hayan perecido de forma violenta y ese mas allá no se comunica con el de los que dejaron este mundo por causas naturales; así que como Gitty murió por problemas de salud, lo mejor es que yo muera de la misma manera para así asegurarme de estar en el mismo lugar que ella. 


Y por último tuve que poner su fotografía en la pared que ella había decidido usar para colgar las de nuestros seres queridos que nos habían dejado. La última que será puesta en ese lugar.


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