viernes, 7 de julio de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 274: El poder de las caricias.

Hoy tuve la oportunidad de ver este documental de la cadena alemana Deutsche Welle y creo que me ha ayudado a responder eso que me he estado repitiendo desde el 15 de septiembre: "Con gusto habría entregado los años que me quedan de vida a cambio de que ella hubiese vivido mas tiempo."


Este documental, respaldado por estudios científicos, explora el poder del contacto físico y como las caricias dadas con amor pueden ser salutíferas, curativas, ayudan a prolongar la vida en pacientes con enfermedades graves o mejoran su calidad de vida mientras que al mismo tiempo su ausencia causa severos retrasos en el desarrollo infantil y acorta la vida de personas que están solas.

Gitty y yo tuvimos una relación muy apasionada que nunca perdió su fuego aun con el transcurrir del tiempo, era muy sensual; y esta palabra no se refiere al sexo sino mas bien a los sentidos, porque este es su significado original, la participación de los sentidos como un todo, y el principal de todos ellos es el tacto.

La piel es el órgano mas grande del cuerpo humano y esto hace del tacto el sentido mas usado por los amantes. Desde que nos hicimos novios siempre nos acariciábamos, abrazábamos y besábamos; a veces le recordaba el viejo chiste acerca de los besos florentinos en la boca:

- Esos besos son como una casa de dos pisos.

- ¿Cómo es eso?

- Que lo que se hace arriba se siente abajo.

- ¡Ay chico, deja la cosa!

Y durante su enfermedad nos abrazábamos mucho, también nos tomábamos de la mano y yo la acariciaba todo el tiempo. Siempre que íbamos al hospital llegábamos con las manos agarradas o abrazados por la cintura; mientras estaba recibiendo tratamiento le acariciaba las piernas o le besaba las manos. En casa dormíamos abrazados o tomados de la mano, y otras veces veíamos televisión en el bean bag con ella montada encima de mí.

Luego de ver este documental, mientras recordaba todas las veces que nos acariciábamos, me doy cuenta que esas caricias ayudaron a extender su vida. ¿Cuánto? No puedo saberlo, pero estoy seguro que fue un tiempo apreciable; tal vez si yo no hubiese estado presente su tiempo de supervivencia habría sido considerablemente menor.

En cambio, cuando se fue, quedé sin sus caricias, besos y abrazos y esa ausencia disminuirá mi expectativa de vida. Cuando juntamos estas dos situaciones el resultado directo es que ciertamente le entregué varios años  a cambio de que viviera un tiempo mas.

Así que puedo decir que dí parte de mi vida a cambio de que ella pudiese disfrutar un poco mas de la suya.



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