La práctica hace al artista. Se puede tener mucho talento, pero al no desarrollarse, puede perderse o atrofiarse; Gitty lo tenía para las artes plásticas y se hacía necesario su desarrollo. A través de libros de dibujo que le compraba Graciela junto con figuras impresas para colorear y álbumes para calcar pudo soltar las manos y entrenarlas para poder iniciar el proceso de pintura propiamente dicha al óleo, pastel y acuarela.
Compramos lienzos, caballetes, pinturas, lápices y pinceles para que tuviera los materiales necesarios y así arrancó su arte. Al principio le costaba hacer lo que deseaba y sentía que no valía la pena, pero poco a poco, con dedicación y esfuerzo empezó a ver como mejoraba y creó cosas interesantes. La idea era que en el futuro siguiera progresando tanto en capacidades como en el tamaño de sus obras y de esa manera pintara en lienzos grandes; desafortunadamente todos esos planes fueron truncados por el desarrollo inexorable del cáncer que terminó su vida de forma prematura.
Queda el consuelo de que al menos pudo hacer sus sueños artísticos realidad, y si bien nunca tuvo la oportunidad de exponer en una galería ni de crear un amplio portafolio de pinturas, al menos pudo dar rienda suelta tanto a ese talento natural como a su gusto por las bellas artes.
Al final le faltó tiempo, pero dejó su huella artística que perdurará y no será perdida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario