Para el primero de septiembre el tratamiento con Everolimus estaba en suspensión debido a que aparentemente le estaba causando severos efectos secundarios a Gitty, así que debía estabilizarse antes de que se reanudaran las dosis diarias. Para el momento se ignoraba si la combinación de medicinas era exitosa o si al contrario no causaba ningún beneficio.
La primera tomografía que se le hizo bajo estos medicamentos mostró una leve reducción de los tumores, y el marcador CA 125 había bajado a menos de 100, por lo que se podía pensar que muy posiblemente los malestares se debían a que los elementos activos eran muy fuertes y difíciles de asimilar por el cuerpo de Gitty.
Pensando positivamente ambos estábamos esperanzados en que ese fuera el caso y que las drogas estuviesen golpeando duramente al cáncer, por lo que nos relajamos un poco durante el feriado. La noche del sábado, mientras Gitty dormía, me fui a un parque de Issaquah a calibrar el telescopio y pasé buena parte de la noche en eso, logrando ver a Júpiter con las cuatro lunas galileanas. Vine regresando al apartamento casi a las cuatro de la mañana y ella me esperaba levantada, me preguntó qué tal me había ido y le respondí que muy bien, que por fin había logrado calibrar el telescopio; en eso me llegó una alerta de aurora boreal al teléfono y se la mostré.
De inmediato me dijo que fuéramos a cazar la aurora, cosa que ella había esperado durante varios años, así que se puso una bata y me dijo que estaba lista; el lugar mas cercano que teníamos para intentar ver ese fenómeno celeste era el parque de los 60 acres en Redmond, así que fuimos para allá y llegamos casi a las 4:45.
Esa noche se acostó temprano porque tenía que hacer una guardia especial el lunes, día del trabajador. Esa mañana me comentó mientras íbamos a su trabajo que se sentía muy cansada y quería dejar de trabajar, recuerdo que le dije que entonces metiera su preaviso lo mas pronto posible y así dejaría de trabajar de un todo un mes después, pero que durante el tiempo del preaviso no estaría obligada a cumplir jornadas completas ni todos los días, por lo que podría disminuir la carga de trabajo.
Luego tendría toda la libertad de tomarse el descanso que quisiera y si se sentía mejor el 2023 podría buscar otro empleo si así lo consideraba. Me dijo que lo iba a pensar y en caso de decidirse hablaría con su jefa el miércoles para introducir el preaviso porque dejaría el trabajo en treinta días.
La ventaja del feriado era que yo estaba libre y así pude llevarla y traerla del trabajo, lo que le permitió tener un día mas descansado porque también me ocupé de cocinar y pudo llegar directo a bañarse, comer e irse al cuarto.
En principio, debido a que los días martes no trabajaba, iría el miércoles a cumplir con su jornada laboral y empezaría su preaviso el siete de septiembre efectivo hasta el siete de octubre. Huelga decir que nunca tuvo esa oportunidad porque la última vez que asistió fue el lunes cinco, día del trabajo.
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