lunes, 17 de julio de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 283: Amanece el 15 de septiembre.

 La noche del 14, mientras Gitty dormía, me puse a ver una película llamada "The Mist" por Netflix, era la adaptación cinematográfica de una novela corta homónima escrita por Stephen King. Como cosa curiosa, la película era protagonizada por Thomas Jane, uno de los actores favoritos de Gitty desde que lo vio actuando en la serie de HBO "Hung" o, por su nombre en español: "Bien dotado;" le encantaba su forma de actuar al igual que la de Julia Louis-Dreyfus y el finado James Gandolfini.

Cuando terminé de ver el filme de terror, revisé a Gitty para ver como dormía y se veía muy relajada y respirando normalmente, ayudada por el oxígeno que le habían puesto; así que decidí dormir un par de horas. Un poco mas tarde Jeff pasó por la habitación y estuvo como por hora y media o algo así y luego se retiró a descansar.

Aproximadamente a las 4:30 me había despertado y fui al baño a cepillarme los dientes y asearme un poco, porque a las cinco de la mañana iba a arreglar el cuarto para que estuviese listo cuando la ronda médica mañanera pasara a revisar a Gitty. Mientras estaba en el baño, de la nada me vino un pensamiento acerca de ella y su próxima muerte, que se expresaba poco mas o menos así: "Ella ha sido una buena mujer, excelente madre y esposa, dedicada a su hogar y siempre pendiente de su hija y su esposo. Fue muy buena estudiante y profesional y siempre tuvo una elevada ética de trabajo; no es justo para ella que tenga que sufrir una larga y dolorosa agonía si nunca cometió ningún crimen ni fue una mujer malvada, así que si tiene que irse de nuestro lado, que lo haga de la forma mas pacífica y natural posible, que pase de la vigilia al sueño eterno con la paz y tranquilidad que ella merece."

También se apoderó de mí la necesidad de hablar con ella antes de que terminara incapacitada debido a la progresión del mal que la estaba matando, tenía que hacer tal cosa lo mas rápidamente posible; lo que para mí no era fácil, porque no soy de esos hombres que tienen el corazón en la punta de la lengua.

Al salir del baño la encontré despierta y me dijo que por favor la sentara, cosa que hacía varias veces al día, si bien desde la tarde anterior ya no caminaba y se levantó de la cama por última vez como a las 10 de la noche del martes.

La obedecí y ayudé a sentarse, y en ese momento le dije que tenía que hablar con ella acerca de lo nuestro, para poder expresarle todos mis sentimientos mientras ella pudiese escucharlos y reaccionar a lo que le dijera. No puedo transcribir exactamente lo que le dije en esos minutos que estuvimos a solas porque debido a la emoción que me embargaba no pude memorizar mi discurso, si se puede llamar así.

Le dije que la había amado antes de conocerla, porque siempre soñé con ella, aunque no la conocía, pero la muchacha que aparecía en mis sueños era exactamente como ella; que si bien había cometido muchos errores y estuve muy lejos de lo que se podría considerar un marido ideal, siempre la había amado y que jamás la había dejado, que si ahora nos separábamos era por la muerte y que no podría acompañarla en su viaje a través del valle de las sombras. Que el amor que sentía por ella era infinito y que no terminaría con su muerte y tampoco con la mía; allí ella me interrumpió y me dijo: 

- Siempre supe eso, que siempre me amaste y ahora te tengo que dejar, a pesar de todo lo que te amo yo también.

Le dije que no importaba, ya con la voz quebrada y un nudo en la garganta, le manifesté que la seguiría amando después de muerto y que mi alma buscaría la suya para seguir juntos y amándonos. Ya en ese momento empecé a llorar como un niño cuando el sentimiento me sobrepasó, lo que me hizo imposible seguir hablando, y en ese instante me dijo:

- Sí, pero no llores.

Acto seguido recostó su cabeza sobre mi hombro izquierdo y nos quedamos así, abrazados en silencio por algunos minutos, cuando ella me pidió que la ayudara a acostarse. Así lo hice y le pregunté si no quería ir al baño antes de hacerlo, me dijo que no y eso me encendió una luz de alarma, por lo que minutos después me comuniqué con la enfermera para decirle que Gitty llevaba mas de 24 horas sin ir al baño, por lo que le revisaron la vejiga con ultrasonido y se confirmó que no tenía suficiente orina como para tener deseos  y que eso podría cambiar en el transcurso del día.

Luego me dijo que no tenía hambre, que con el suero por ahora le bastaba, aunque sí la ayudé a cepillarse los dientes, al igual que Graciela lo había hecho la noche anterior. De la misma forma, le pasaba un paño húmedo por la cara y el cuello para refrescarla cuando ella me lo pidiera y me mantenía pendiente de todo, incluyendo el activar la dosis de medicamento para el dolor cuando ella me lo pidiera si no tenía a mano el control de la bomba que se lo aplicaba.

Después de la ronda médica me dijo que iba a dormir un rato y Graciela me escribió por mensaje de texto para saber como su mamá había pasado la noche, a lo que le respondí:



Graciela me dijo que no había podido dormir bien durante la noche, así que acordamos que ese día iría al hospital un poco mas tarde porque iba a dormir y se levantaría como a las 11 de la mañana, lo que parecía algo razonable para que de esa forma pudiera recuperar energías. Bajo las circunstancias descritas parecía que el jueves sería tranquilo y rutinario, pero no fue así.

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