lunes, 10 de julio de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 276: Seis al nueve de septiembre.

 El martes seis Gitty amaneció bastante débil y antes de irme al trabajo le dije que llamara al consultorio de la doctora Swisher para que le hicieran una cita en el laboratorio. Así lo hizo y luego de explicarle a la enfermera lo que le pasaba le programaron una para el jueves ocho en la mañana.

Debido a su debilidad manifiesta se comunicó con su trabajo y le dijo a su jefa que tendría que darse de baja por enfermedad durante varios días, que en cuanto se sintiera mejor iría a trabajar y llevaría el justificativo médico correspondiente.

Para el jueves la cita era a las once de la mañana, yo la dejaría en el SCCA y ella me mantendría informado por si era necesario que la pasara buscando, porque en ese estado no era recomendable que tomara un autobús para regresar al apartamento.

En el SCCA luego de sacarle la sangre no le dejaron irse sino que procedieron a programarle una transfusión a las dos de la tarde, porque los resultados de la hematología estaban completamente fuera de rango y tenía una anemia aguda, casi como si se estuviera desangrando. De hecho al final decidieron hacerle dos transfusiones, la del jueves y otra para el viernes a la misma hora.

Con la sangre recibida se sintió mejor, pero los muchachos. para que no corriera riesgos y yo no tuviese que perder tiempo de trabajo, le pagaron un Uber que la dejó en el edificio mas rápidamente de lo que yo hubiera podido hacerlo. Cuando llegó se fue directo a dormir, al levantarse preparó una tontería para comer y a pesar de que le dije que no se preocupara por mí, que al llegar haría algo para ambos, no aceptó e hizo una cena.

El día siguiente, viernes, cumplíamos 37 años de habernos conocido y 33 de matrimonio eclesiástico. Varios meses antes, como a ella le gustaba ir al estadio de béisbol y el juego de esa noche iba a tener fuegos artificiales y se iba a presentar el grupo Tierra, Viento y Fuego cantando sus éxitos, pues pensamos en comprar entradas para celebrar nuestra doble tanda aniversaria.

Sin embargo, como ella trabajaba los viernes hasta las cinco de la tarde y el juego era a las siete de la noche, decidimos mejor ir al del sábado, que si bien no tendría fuegos artificiales ni artistas invitados, al menos sería en un día mas descansado y ella disfrutaría mas la experiencia. En junio compré dos entradas y me aseguré que estuvieran en un lugar de fácil acceso y cerca del estacionamiento para que ella no tuviese que caminar mucho.

Como la cita para la transfusión era a las dos de la tarde, llamé al trabajo para decir que llegaría retrasado porque debía llevarla al SCCA, lo que hice y luego los muchachos harían lo mismo que hicieron el día anterior.

Llegó al apartamento sin novedad y se dedicó a descansar, aunque al final hizo lo mismo que el día anterior. Había mejorado un poco con las dos transfusiones, pero no proporcionalmente a lo que debería ser luego de recibir un litro de sangre y tenía cita con la doctora Swisher el lunes 12 a las nueve de la mañana.

Conversamos sobre esa cita en la noche y le recomendé que le dijera a la doctora que la hospitalizara, que aun si no le gustaba esa alternativa sería conveniente para que le brindaran los cuidados necesarios para lograr su estabilización y luego retomara el tratamiento. Esto se lo decía también porque a partir del lunes en la noche había desarrollado algo que no tenía anteriormente.

Desde hace mucho tiempo, bastante antes de la aparición del cáncer, Gitty roncaba; a veces duro, a veces suave, pero lo hacía con mucha frecuencia y a la larga me había adaptado a eso. Pero a partir de la noche del lunes cinco dejó de roncar y su respiración al dormir incluía una especie de estertor que me angustiaba mucho, hasta el punto que prácticamente no podía dormir por la preocupación que me daba escuchar ese sonido; así que esperaba que durante el tiempo de hospitalización, que suponía no pasaría de tres días, podría hallarse una solución a tal problema.

Y con ese acuerdo nos acostamos esa noche, para iniciar el fin de semana, aunque ninguno de nosotros imaginaba que sería el último que ella pasaría con vida. 

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